25.01.2016 - COMUNICADO

Y LAS ONG DE ACCIÓN SOCIAL ¿QUÉ PAPEL PINTAMOS EN ESTE GUIRIGAI?

Por favor, no pase de largo tras leer el titular de este comentario. Somos muchos, muchísimos, los representantes de las ONG de Acción Social que nos formulamos esa pregunta sorprendidos por la nula referencia que hacen a nuestra realidad nacional los líderes de los partidos políticos, en este momento de inédita locura colectiva a la que estamos asistiendo desde el Congreso de los Diputados.

 

No hay efecto sin causa

La debacle sufrida por el bipartidismo el pasado día 20 de diciembre no lo ha sido porque a los votantes les haya dado un soplo de locura y que casi cinco millones de personas hayan decidido tirarse de cabeza a una piscina sin agua. Mucha gente ha dejado de votar al PP porque, a pesar de los buenos resultados obtenidos en la lucha contra la crisis, no han encontrado en sus principales dirigentes el mensaje de apoyo e identificación con quienes más han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de la maldita crisis.

En este descalabrado Partido Popular hay dos almas. Una encarnada en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Esta es el alma buena. He conocido y trabajado estrechamente con los dirigentes de la Secretaría de Estado de Igualdad. Salvo algún garbanzo negro, que los hay en todas partes, son buena gente, comprometida y que tienen fe en lo que hacen. Déjenme que les diga que cuando he cogido confianza con algunos altos cargos de este Ministerio les he dicho, un tanto en broma y un tanto en serio: ¿por qué no te vienes al PSOE? En algunos de estos dirigentes he visto un nivel de compromiso y de entrega muy superior al de algunos compañeros míos. Me gustaría poder decir nombres, pero entenderán que no debo hacerlo.

La segunda alma de este gobierno de don Mariano Rajoy ha residido en el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Ahí sí que reside el verdadero mal que ha contribuido a llevar al Partido Popular al desastre electoral que ahora padece. Las Secretarías de Estado de Administraciones Públicas y la de Presupuestos y Gastos, auxiliadas eficacísimamente por algunos interventores que tienen el alma de acero, han actuado con una eficacia digna de mejor causa contra el trabajo que con tanto esfuerzo como altruismo desarrollan la inmensa mayoría de las ONG de Acción Social. En este Ministerio se respira el aire de que todas las ONG son organizaciones corruptas que hay que vigilarlas estrechamente para que no malbaraten el dinero público que reciben en forma de subvenciones. Como sé bien que alguno de nuestros lectores pensará que estoy exagerando, déjenme que les relate un ejemplo:

Teníamos en una capital andaluza un curso, financiado con fondos del IRPF, para enseñar un oficio a un grupo de jóvenes gitanos. A cada uno de ellos proporcionábamos un billete de autobús de una semana de duración para que se desplazaran desde sus casas al centro de aprendizaje. Tres años después de terminar aquel programa, que fue un verdadero éxito, los señores controladores se negaron a aceptar aquellos billetes semanales y nos obligaron a devolver a la Hacienda Pública todo lo que habíamos gastado por ese concepto durante todo el año. Dijeron que los billetes semanales no se podían aceptar. Que los billetes debían ser individuales y uno diario por cada viaje. Le dijimos al inquisidor que comprábamos billetes semanales porque resultaban mucho más baratos que comprar a cada alumno dos billetes cada día (uno de ida y otro de vuelta). De esa manera, dijimos, aprovechamos mejor el dinero que recibimos de los contribuyentes. La respuesta que obtuvimos puede ser increíble, -y no lo juro porque a los gitanos no nos gusta jurar-, pero nos dijo el sufrido funcionario que él cumplía órdenes y que el Estado no puede sufragar el gasto de un abono semanal que puede ser utilizado por el portador los sábados y los domingos que son días en los que no se daban clases. Este es sólo un ejemplo. Tengo muchísimos más.

Pero, sobre todo, no puedo dejar de seguir preguntándome: ¿qué pretenden las Secretarías de Estado de Administraciones Públicas y de Presupuestos y Gastos maltratando a unos honestos colaboradores del Gobierno de la nación que trabajan cumpliendo con un deber de civismo y solidaridad, sin más interés que el de haber contribuido a aliviar un poco el dolor o la marginación que sufren tantos españoles todavía entre nosotros?
Cuántas veces me he preguntado ¿por qué no ponen a estos eficacísimos cancerberos a luchar contra la corrupción organizada, contra las comisiones fraudulentas, contra los sobresueldos ilegalmente cobrados por algunos cargos públicos?

Desde el Consejo Estatal de ONG de Acción Social, donde figuran las asociaciones más importantes y representativas de España, se trabaja con eficacia no exenta de sacrificio, para remediar el sufrimiento de más de seis millones de personas que malviven en estado de exclusión o vulnerabilidad en nuestro país. Son más de seis millones de potenciales votantes que saben, porque no son tontos, que a pesar de los esfuerzos que se realizan hay una parte del Gobierno de la nación que dificulta y a veces hasta impide que se puedan realizar los programas. El año pasado llevamos a cabo 1.082 proyectos sociales realizados por 410 ONG de toda España, mientras que tres millones de voluntarios trabajaron activamente a pie de obra.

El 24 de noviembre del año pasado advertí al Gobierno de que las encuestas vaticinaban un fuerte descalabro del Partido Popular a pesar de la buena defensa que se había hecho por mantener vivas las subvenciones del IRPF. Y todo por culpa de políticos de mirada estrecha carentes de cualquier visión estratégica para conocer donde están quienes con sus votos pueden mantenerte en el poder. Por eso no puedo llegar a comprender el empecinamiento del Ministerio de Hacienda, salvo que los clásicos griegos llevaran razón cuando decían que LOS DIOSES CIEGAN A LOS QUE QUIEREN PERDER.

Atención, pues, Sr. Rajoy, Sr. Sánchez, Sr. Iglesias, Sr. Rivera. Esta vez las ONG de Acción Social hemos sabido administrar muy bien nuestros votos. En un país como el nuestro no se puede gobernar fustigando a las ONG que son las únicas que ponen un poco de árnica en una sociedad injusta donde, como afirma Intermon Oxfam, sólo 20 personas tienen tanto dinero como el 30% de las gentes más pobres del país.

Finalmente, señores pretendientes a formar un nuevo Gobierno: lleven en su programa la voluntad de volver a crear el Ministerio de Asuntos Sociales. La pobreza no desaparece por el solo hecho de ocultarla. Según la OCDE, España es el país donde más ha crecido la desigualdad desde el inicio de la crisis. Y no lo olviden: dejen de maltratar a las ONG. Aunque sólo sea por aquel viejo principio de dice “defraudar a los leales no comporta la conquista de nuevas lealtades”. Aplíquense el cuento.

 

Juan de Dios Ramirez Heredia

Abogado y periodista

Vocal de Comunicación del Consejo Estatal de ONG de Acción Social

 

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