14.03.2016 - opiniÓn

Gracias por lograr que la comunidad gitana no se conforme

Por Beatriz Carrillo de los Reyes

Beatriz Carrillo, presidenta de Fakali / GOGO LOBATO

Hace unos días me topé, una vez más, con comentarios discriminatorios por estos mundos virtuales sobre un supuesto atropello de un agente de la Guardia Civil en Huesca. El Sindicato Independiente de la Policía Española confirmaba en Twitter, a través de su portavoz, que los presuntos autores del delito eran gitanos y habían huido. Nada nuevo desde la lógica normalización racista.

Nada nuevo hasta que en la ciudad de Barbastro, donde ocurre el suceso, las familias gitanas se ven obligadas a defenderse a través de un comunicado y justificar su honradez condenando el terrible atropello. Las personas gitanas que conocían al joven agente fallecido están indignadas por los hechos, pero a la vez sienten miedo por las consecuencias que puede generar la situación. El pueblo amenaza convocando una concentración para desterrarlas sólo por ser de la misma condición étnica que los presuntos culpables. Este es parte de su comunicado:

“Los energúmenos que segaron la vida de nuestro amigo Pepe también son gitanos, gitanos que no tienen nada que ver con nosotros. Gitanos que también nosotros deseamos que paguen las consecuencias de su barbarie. ¿Por qué hemos de pagar los unos por los otros? ¿Por qué nos ponen a todos en el mismo saco? ¿Por qué tantos rumores de destierro a toda una etnia, cuando los autores no tienen nada que ver con nosotros? Creednos, los gitanos nativos de Barbastro también tenemos el cuerpo revuelto por la gran pérdida de Pepe. Hágase justicia”.
Por fortuna, no han quemado las casas de las familias gitanas de esa localidad, como desgraciadamente sí ha ocurrido en algunos municipios de Andalucía como Martos, Mancha Real, Cortegana, Estepa, Castelar, etc. Por fortuna, las familias gitanas no han sido linchadas ni han sufrido ningún atentado.

Gracias, vecinos y vecinas de Barbastro por permitir dejarles vivir en sus casas y en su ciudad. Gracias, por mantener en vilo el terror psicológico de una comunidad cuando alguien de sus miembros muestra un comportamiento incívico. Gracias, por mantener viva la ley de vagos y maleantes de la época franquista: “Los gitanos siempre estarán bajo sospecha”. Gracias, Sindicato Independiente de la Policía Española y medios de comunicación por destacar el origen étnico de los presuntos culpables, cuyas razones injustificadas no aporta ningún dato necesario para la comprensión del lamentable suceso o la noticia del mismo. Antes al contrario: se promueve y se reafirma una vez más la asociación de toda la población de origen gitano con el hecho delictivo, como si su condición étnica determinara que genéticamente estamos predispuestos a cometer delitos. Gracias, por recordarnos que la población no gitana está libre de ser juzgada por su condición paya, sino por su particularidad como individuo. Gracias, por rotularnos como si fuésemos de otra especie con la obligación de ser individuos perfectos so pena de ser dilapidados por el odio.

Qué triste es el conformismo, pero ése que tiene el poder institucional de sacudir a una sociedad para evitar que unos aparezcan como ciudadanos inferiores, incívicos y antagónicos a la realidad social. Esos que aprueban medidas políticas para esa “superintegración” sin saber que las que hay que integrar son todas estas mentes que promocionan y estimulan el racismo. Gracias, en resumidas cuentas, por aceptar que el “antigitanismo” es lo normal.

 

Volver