Ya han pasado 45 años desde la fundación de la Unión Romaní Internacional en 1971.

Nuestra nación se extiende por todo el mundo y, sin embargo, estamos unidos a pesar de las circunstancias y obstáculos.

Nuestra nación vivió el cambio del nomadismo al sedentarismo, a la vez que preservó su filosofía, cultura e idioma. El pasado trágico de exterminios que culminaron durante la Segunda Guerra Mundial nos ha dejado cicatrices, experimentamos y actualmente seguimos sintiendo los resultados de la discriminación y los prejuicios hacia nosotros. Y, sin embargo, nos mantenemos fieles a nuestra misión en este mundo, que es la difusión de la paz y contribuir a la comprensión mutua y a la convivencia. Por naturaleza, detestamos la agresión y nos esforzamos por resolver cualquier problema según nuestro código de conducta. Podemos estar verdaderamente orgullosos de nuestra herencia que nos fue de utilidad y nos protegió durante siglos.

En el siglo XXI estamos en todas partes y en ninguna, al mismo tiempo -como nación que no tiene un estado, un país propio. Vivimos junto a muchas naciones, tratando de encontrar nuestro lugar en la sociedad moderna, ya que, en cierta manera, la naturaleza nómada se manifiesta de diferentes maneras, y lo que más valoramos es la libertad.

Celebremos la materialización de nuestra singularidad y el hecho de haber preservado nuestra cultura. Días como este nos unen y empoderan a todos los rromà a través del recuerdo de nuestra unidad en todas las partes del mundo. Tenemos que permanecer juntos, para llevar a cabo nuestras propias iniciativas para mostrarle al mundo que podemos responsabilizarnos de nosotros mismos.

¡Os felicito a todos, que Dios nos bendiga a todos, junto a todas las naciones de la Tierra!

¡Opre Roma!

Siempre vuestro,

Normunds Rudevičs

Presidente de la Unión Romaní Internacional