25.11.2016 - OPINIÓN

Derecho a la educación

Por Enrique Giménez Adell



Bajo el epígrafe ‘Comunidades de Aprendizaje: un modelo educativo de éxito con la infancia gitana’ se ha desarrollado, a finales del pasado octubre, el Congreso Europeo de Estudios Gitanos, auspiciado por la Fundación Punjab. Ha gozado de la participación de la flor y nata académica europea con la participación, entre otros, de Sara Baker, del Departamento de Educación de la Universidad de Cambridge, que en su conferencia de apertura departió sobre ‘Children as learners at the heart of Education’, un alarde de evidencias científicas que explican la necesidad de la implantación de las comunidades de aprendizaje.

El Congreso ha resultado, sin ningún tipo de duda, un éxito sin precedentes. La organización ha resultado impecable. Con asistencia masiva de estudiantes; los educadores, mediadores y maestros han sido menos. Han brillado por su ausencia los responsables de educación con las honrosas excepciones de Jaume Fullana, director general de Política Educativa, que presidió el Congreso. Además de la vicerrectora y algún responsable del ámbito local. A pesar de haber traducción simultánea ha habido mucha sordera social.

El Estado español gozó de una amplia representación. Andalucía abundó en las bondades del sistema educativo de comunidades de aprendizaje. La representación por parte de la Generalitat de Catalunya, a cargo de Ramón Vilchez y Tania Espinel, apuntó en el sentido de ‘Implementación de actuaciones educativas de éxito en el Plan Integral del Pueblo Gitano en Catalunya, así como de las políticas públicas educativas basadas en evidencias científicas y con implicación del Pueblo Gitano en todo el proceso’.

Por parte del Gobierno Vasco participó María Luisa Jaussi. Explicó cómo se ha desarrollado el proyecto de comunidades de aprendizaje que comenzó el curso 1995-96. Tras 20 años de experiencia, definitivamente, es el mascarón de proa y el ejemplo a imitar. Hay una gran variedad de escuelas donde se aplica el proyecto: grandes, pequeñas, de infantil, primaria, secundaria, incluso de escuela cero para los más menudos y existen varias. Escuelas, en resumen, más normalizadas, otras más desfavorecidas... hay de todo. Y eso es un parte fundamental del envidiado éxito de los vascos: la gran riqueza que aporta al proyecto la manifiesta diversidad.

Por estos lares, que como apuntábamos padecen sordera social y han sido los ilustres ausentes al evento, se observa que hay más preocupación para que se cumpla la obligación de ir a la escuela que a desarrollar el derecho a la educación en su máxima expresión. La obligación de ir a la escuela (aunque en ella los alumnos marginados se encuentren olvidados), el paliar el famoso absentismo, que viene ocupando a los funcionarios y docentes sin obtener ningún éxito, es el arma que esgrimen. El resultado es a todas luces negativo, porque no existe ningún tipo de profesionalidad.

El derecho a la educación brilla por su ausencia. No creo que sea por ignorancia pero deberían entender en qué consiste. La Constitución Española dice textualmente que “todos tienen derecho a la educación”.

No tener meridianamente claro qué supone el derecho a la educación implica un prejuicio añadido a los alumnos marginales. Solo es necesario, por ejemplo, revisar las actuaciones de los colegios CAES, en Castellón, para constatar este hecho. Definitivamente los responsables educativos valencianos navegan en el mar del saber escaso.

La Comisión Europea considera que el derecho a la educación deben gozarlo el cien por cien de las personas de Europa (o sea, todos) y deben de obtener con éxito la enseñanza secundaria (como mínimo); en el caso del Estado español nos aceptan el bachillerato y formación profesional de grado medio. En algunas ocasiones, a pesar de nuestra historia, cuesta bastante reconocernos europeos.

Ramón Flecha, en su conferencia de clausura del Congreso aludió a la obviedad para conseguir el derecho a la educación explicando lo siguiente: "¿Qué hay que hacer para lograr avanzar en conseguir ese derecho? Ya se sabe, está publicado en todas partes, en las revistas científicas, de Harvard, de Cambridge, por parte de todos los ministerios, incluido el Ministerio de Educación español, las revistas pedagógicas... Está por todos los lados, ya se sabe. Si haces las actuaciones educativas que logran el éxito, avanzas en el derecho a la educación de todas y todos, si no lo haces no avanzas. ¿De qué depende? Solo de eso”.

Es un dislate que el derecho a la educación no se obtenga en su máxima expresión. Dar solución al derecho a la educación es un problema que compete a todos los políticos, a los que ostentan el poder y a los que están en la oposición. Consiguiendo disfrutar en plenitud del derecho a la educación obtendremos una sociedad más justa, solidaria y competente.

 

(El autor es presidente de la Fundación PUNJAB)

 

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