Blanca Romero: ‘Quité la primera piedra en el camino’

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La joven campeona en medio de uno de sus entrenamientos en el Mamba Bierzo Fitness / Mar Iglesias

Blanca ‘La joyita’ Romero se ha convertido en una ganadora de 14 años que multiplica de un chasquido en cuento sus pies descalzos rozan el ring. Desde hace tres el muay thai es su vida, un deporte de contacto que tenía que llegarle. Le fascinaba ver este tipo de disciplinas por la televisión «veía las películas y quería hacer algo de eso, pero mis padres no me apuntaban» hasta que un familiar inmerso en ellas no vio en ella una niña gitana de 11 años, sin tanta fuerza como para romper todas las barreras que esa identidad le suponía y la empujó al cuadrilátero. Y la joya empezó a brillar.

Se gusta en la pelea y desde 2015 no tiene rival a nivel nacional. Ahora tampoco a nivel mundial, pero bajo el ring, ha tenido que vencer otra lucha, por la que ahora el Instituto de Cultura Gitana le quiere premiar y la que le permite ser ejemplo de superación y de romper barreras.

Blanca dice lo que lleva dentro y eso hará el día 8 de abril en la entrega de los galardones, pero sabe que abre puertas ‘quité la primera piedra en el camino, queda muchos obstáculos por ir pasando, pero entre mi prima Alba que estudia Derecho y yo, que somos las gitanas que hemos destacado un poco, más estamos abriendo puertas’. Tanto que le gustaría ‘hacer el rincón’ a su descendencia futura si llegara a haber una nueva generación de ‘Joyita II’. Recuerda su primer contacto con el muay thai ‘había monitores que no conocía y muchos niños’, dice, y los nervios le podían, pero fue en ese momento cuando las ganas se hicieron pasión ‘y desde entonces he tenido esa misma pasión hasta ahora’, reconoce.

No ha pasado tanto tiempo, era en 2015 cuando comienza a escribir su historia, pero ‘ha sido todo una locura’. Casi sin deshacer la maleta ha ido de un lado a otro para hacerse con los cinturones de número uno, el último en Pattaya, Tailandia, donde consiguió ser Campeona Mundial y coqueteó más que seriamente con la categoría profesional, que le dejó el buen sabor de boca de sentirse campeona y el malo de ver como el título se le arrebataba.

Pero esa demostración de fuerza es la que ha hecho que el 8 de abril sea la más joven de los premiados por el Instituto de Cultura Gitana, un aplauso para derribar barreras que no ha encontrado en la sociedad berciana ‘no he tenido ningún problema. La gente se sorprendía porque era una niña muy pequeña y encima gitana pero me decían ¡ole tú! Por eso aquí, en el gimnasio está mi gente’, dice.