“Contra la pobreza y la desigualdad, si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”

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Recientemente se ha presentado el III Informe sobre la pobreza y la desigualdad en Navarra, elaborado por el Observatorio de la Realidad Social. En dicho informe se señala en qué momento se encuentra la Comunidad Foral de Navarra sobre “pobreza” y “desigualdad” a través de distintas fuentes estadísticas y registros administrativos, como la Estadística de Renta de la Población de Navarra (ERPN), la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), la Encuesta de Población Activa (EPA) y datos de registro sobre la Renta Garantizada (RG), además de otros indicadores como el coeficiente de Gini y/o la tasa AROPE.

En los últimos años, los informes relacionados con la pobreza, la desigualdad y la exclusión social se están convirtiendo en documentos complejos, en ocasiones ininteligibles y solo accesibles y entendibles para unos pocos investigadores, académicos y filósofos con vocación filantrópica, pero muy lejos de su comprensión para la ciudadanía. Es más, sobre estos informes estoy seguro de que si preguntamos a distintos/as parlamentarios/as y dirigentes políticos sobre alguno de estos indicadores, seguro que no tendrían ni idea de lo que significan algunos de estos conceptos. ¿Quién sabría decir qué es FOESSA, o la tasa AROPE o el coeficiente de GINI?

Del informe sobre la pobreza y la desigualdad en Navarra y otros informes que se presentan en otras Comunidades Autónomas, lo único que puedes llegar a entender (a veces tampoco) son las conclusiones, unas conclusiones que vienen (en muchas ocasiones) cocinadas y recocinadas de manera interesada. Y que se difunden a través de medios de comunicación con titulares grandilocuentes, donde los gobiernos autonómicos o estatales dicen lo bien que están haciendo las cosas, presumen de los indicadores que mejor les van, y minimizan los datos que les dejan en peor situación. Por otro lado, los partidos de la oposición salen diciendo que nanay, que está todo muy mal y que se ha avanzado muy poco. Es decir, unos y otros utilizan los datos (que nadie entiende) como arma arrojadiza y de destrucción masiva, y así nos va. Con lo fácil que es afirmar que a día de hoy los pobres siguen siendo pobres y los ricos siguen siendo más ricos…

La Renta Garantizada garantiza (valga la redundancia) un ingreso mínimo, pero no está asegurando el derecho a la inclusión, al menos tanto como se esperaba, y yo soy testigo directo en los ámbitos de las familias con las que me toca trabajar. Seamos realistas, hoy en día cada vez es más difícil encontrar un trabajo digno, sobre todo para personas que vienen con una mochila cargada de pobreza, discriminación y exclusión social, y además el empleo ya no te garantiza ni empoderamiento, ni inclusión social; cada vez nos encontramos con más trabajadores pobres, que con una nómina no llegan a fin de mes.

Hay que recordar que en 2016 el Departamento de Derechos Sociales, promovió el proyecto ERSISI: Refuerzo del Derecho a la Inclusión a través de la Integración de Servicios Sociales y de Empleo, financiado por la Comisión Europea y con la colaboración del Ayuntamiento de Tudela, la Mancomunidad de Servicios Sociales de Base de Alsasua, Olazagutía y Ziordia, la Universidad Pública de Navarra y otras entidades privadas. La vigencia y financiación del proyecto finalizó en septiembre de 2019. Las valoraciones de este proyecto han sido positivas y el Gobierno de Navarra apuesta por extender de forma gradual el modelo ERSISI a toda la Comunidad Foral. Estaremos atentos, ya que esta medida necesita una importante apuesta económica y se podrá comprobar en futuros presupuestos.

En noviembre de 2019, el Parlamento de Navarra aprobó por unanimidad y se reafirmó en su compromiso para renovar y actualizar un nuevo pacto contra la pobreza, con el objetivo de impulsar un cambio de modelo económico basado en la justicia social.

Pues eso es lo que necesitamos: un Pacto Contra la Pobreza, que es responsabilidad de todos los poderes públicos, actores políticos y sociales de Navarra. Reforzar la legitimidad  de los derechos de todas las personas y lograr una Navarra libre de aporofobia (rechazo al pobre). Y un impulso real de políticas públicas para la erradicación de la pobreza y la exclusión social, mediante la promoción de políticas eficaces en ámbitos como la vivienda, la salud, el empleo y la formación, la educación, y con especial atención a la infancia y juventud y a las mujeres. Por poner un ejemplo concreto, en la Mancomunidad de Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián hace 4 años se puso en marcha el proyecto de Promotor Escolar, financiado a través de una convocatoria del Departamento de Educación con la que Gaz Kalo colabora, y en menos de 4 años se ha reducido a la mitad el absentismo escolar que se daba en alumnos y alumnas de la Comunidad Gitana. Si queremos cortar la transmisión intergeneracional de la pobreza, tenemos que apostar por proyectos como este. Es fundamental trascender del concepto de pobreza exclusivamente económico, y abordar de una vez por todas, todas las dimensiones de la pobreza, porque solo así podremos hablar de una verdadera reducción del binomio pobreza-exclusión. Para ello habrá que dotar las medidas de recursos económicos suficientes, como así lo exige Naciones Unidas con la Agenda 2030 y sus objetivos de desarrollo sostenible: el objetivo nº 1 es el “fin de la pobreza”.

Terminar con una frase que solía utilizar a menudo Albert Einstein, y que nos puede venir muy bien: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo…”.