O nos salvamos todos, o finalmente no se salva ninguno

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El autor de las líneas que siguen es Jesús Aparicio Gervás, profesor titular de la Universidad de Valladolid, gitano de condición y de convicción. Sus consideraciones sobre el peligro que nos acecha por el Covid-19 son tan claras que no admiten réplica. Nosotros las reproducimos aquí porque el mensaje que encierran las palabras del “Tío Jesús” deben ser especialmente tenidas en cuenta por nuestros jóvenes gitanos y gitanas.

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En una sociedad cansada de restricciones, cuando se informa sobre el éxito de la vacunación, se crea una falsa sensación de fortaleza y seguridad, que hace a la gente empezar a moverse eufóricamente por cualquier sitio. Y eso para todas las edades: los jóvenes, que ya tenían esas sensaciones previamente, y los no tan jóvenes que se las empiezan a creer antes de tiempo. Es algo muy humano pero es algo muy peligroso a lo que hay que poner remedio -a ver si por una vez- a tiempo. Hay que tener muy claro que la inmunidad solo se logra individualmente después de días de haberse puesto la segunda dosis. Y que antes de eso se puede contraer la enfermedad y, sobre todo, transmitirla a otros.

La inmunidad de grupo solo se consigue después de que estén totalmente (subrayo lo de totalmente) entre el 70 y el 80% de toda la población inmunizados. Y mientras que eso no ocurra, los supuestamente, o ciertamente, inmunizados individualmente, deben de seguir respetando las restricciones (mascarillas, distanciamientos, etc.) para no dañar a la mayoría de sus conciudadanos que aún están esperando pacientemente las vacunas y que no merecen morir en la orilla. Esas tan potentes personas, victoriosas de la enfermedad, inmunes a sus estragos… ¡qué lástima! no pueden pasearse orgullosamente por todos los lugares, sin mascarilla ni cuidados, celebrando en fiestas y saraos su éxito y buena suerte. Y esto no por no molestar psicológicamente a sus débiles vecinos, sino porque con ello, estamos viendo, todavía pueden fomentar su muerte.

Ya habrá momento de celebraciones, de fiestas, discotecas y de reuniones masivas. Ya habrá tiempo de partidos, congresos, asambleas y banquetes: pero hasta que no esté vacunado el 70%, no es posible. La salvación no es individual es colectiva. O nos salvamos todos, o finalmente no se salva ninguno, al menos de una grave responsabilidad moral, si no de la muerte. Y eso es para un país, pero también para todo el Mundo.