Carla Santiago Camacho, nuestra primera senadora gitana

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Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

El inmerecido desastre sufrido por Ciudadanos en las pasadas elecciones celebradas en la comunidad autónoma de Madrid para renovar su Asamblea democrática ha traído como consecuencia que nuestra senadora gitana, Carla Santiago Camacho, haya perdido su condición de parlamentaria.

Lo sentimos por partida doble: en primer lugar, porque los gitanos y las gitanas de nuestro país han perdido un espacio donde una persona de nuestra comunidad pueda alzar la voz para decir con propiedad lo que a muchos de nosotros nos preocupa. Hemos tardado demasiado tiempo desde las elecciones de 1977 en conseguir que los gitanos y las gitanas españoles tuvieran voz propia en el Senado de España.

Y en segundo lugar lo sentimos por España y por el parlamentarismo democrático porque Carla Santiago es una parlamentaria aguerrida en la lucha por defender los derechos de nuestra gente y porque, al mismo tiempo, es una parlamentaria brillante, culta, cuyo discurso se entiende sin dificultad.

Un año antes de ser senadora la invitaron a pronunciar unas palabras en el Senado —tal vez fuera una premonición— con motivo del día de los gitanos madrileños. Y Carla Santiago sorprendió a todos los presentes con un mensaje lleno de belleza y de autenticidad. Y es que la política parlamentaria no debe estar reñida con las mejores formas con que el idioma permite comunicarse a los seres humanos. Estas fueron sus palabras de aquel día:

     “Señorías: Traigo un perfume, esencia de flores silvestres de los campos embriagados de lunares y cantares. Traigo un perfume, que recuerdan aquellas voces que envolvían de alegría y soniquete los suspiros escondidos de la noche. Traigo un perfume, que habla de un pueblo al que nadie ha arrebatado su memoria, que transita por los recuerdos de verdugos que quedaron silenciados en la historia. Traigo un perfume, que enciende la diferencia y apaga el temor, que ilumina la esperanza y cura el dolor. Traigo un perfume que abraza las promesas que se quedaron en el olvido e incita a recoger lo que legítimamente es suyo. Traigo un perfume que desprende sabores de diversidad, derechos humanos y justicia social. Traigo un perfume, que apuesta por la igualdad, trasmite diferencia y comparte gitanidad.”

Carla Santiago se ha despedido de los senadores pronunciando un discurso que no dejó a nadie indiferente. Antes, al contrario, todos en pie le obsequiaron con un fuerte y prolongado aplauso.

Tomen nota los líderes que hacen las listas del Senado porque Carla Santiago Camacho debe volver y debe hacerlo pronto. Ahora quédense con su intervención de despedida, ataviada llevando sobre los hombros nuestra bandera gitana.