Paqui Perona es una figura reconocida por su activismo en el barrio de la Mina, en Barcelona, y presidenta de ‘‘Voces gitanas’’, una asociación de mujeres gitanas con trayectoria profesional en la intervención social, en espacios de género y en la promoción de la cultura gitana. Su trabajo hacia la inclusión de la mujer gitana en el mercado laboral y su crítica al feminismo payo. Hemos conversado con ella para conocer la evolución de la situación de la mujer gitana en el mercado laboral y su punto de vista acerca de cuáles son las principales luchas y retos actuales para alcanzar la igualdad.
−Trabajas desde hace más de 20 años ayudando a las mujeres gitanas a acceder en el mercado laboral. ¿Cuál ha sido tu mayor reto en esta lucha?
−A día de hoy si miramos retrospectivamente hace 24 años en el barrio de la Mina, todo este trabajo se ha visto recompensado y ha merecido la pena. Cuando se empezó, atendíamos a mujeres que llevaban décadas segregadas, con infinidades de barreras arquitectónicas y sociales. Y las consecuencias de estos procesos forzados de antigitanismo institucional las hacía vivir recluidas en sus zonas de confort; no solían salir solas de sus entornos familiares, y comunitarios a otros espacios de la ciudad. Aunque sigue habiendo un antigitanismo brutal en el mercado laboral, muchas mujeres gitanas de la Mina están muy empoderadas laboralmente. Muchas han heredado habilidades culturales para defenderse del antigitanismo. Hay que decir que existen empresas que han cambiado, y valoran tener gitanas en muchos puestos, valoran las competencias.
−A parte del acceso al empleo, ¿cuáles son las principales luchas de la mujer gitana por la igualdad?
−El Antigitanismo Institucional de Género que sufrimos y que recae en todos los ámbitos. También al igual que todas las mujeres de todas las culturas del planeta tierra, para conseguir la igualdad tenemos doble lucha, fuera y dentro de nuestras propias culturas.
−Cuando se habla de machismo, siempre hay una tendencia en dividir los patriarcados: el musulmán, el gitano… ¿Cómo explicarías que esta división de patriarcados puede interpretarse como racista?
−El patriarcado es una forma de organización mundial y los gitanos formamos parte de este mundo, no somos alienígenas. El acceso de las mujeres al mercado de trabajo se produjo dentro de una estructura neoliberal, individualista, mercantil y machista, les hicieron creer que salir al ámbito público y trabajar las liberaría, sin tocar la estructura, esto acabo cargando y asumiendo más responsabilidades a las mujeres fuera y dentro del ámbito familiar. Ahora a toda la clase obrera en occidente y al movimiento feminista blanco, les toca revisar qué impacto tuvo todo esto antes mencionado en una sociedad empujada al individualismo con un orden social competitivo. Hay que empezar a tener en cuenta todos los valores positivos que hemos dejado atrás, como el sentimiento de pertenencia comunitaria, y aquí, nosotros los gitanos, tenemos mucho que enseñar.