Francisco Suárez Montaño: ‘‘El teatro es el espejo que nos da el poder de reconocer que todos somos humanos’’

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Francisco Suárez Montaño, imagen cedida por la Fundació Pere Closa

El dramaturgo, director de teatro e intelectual de mirada humanista, Francisco Suárez Montaño, nace en Santa Marta de los Barros, provincia de Badajoz, un 15 de enero de 1948. A sus veinte años, el teatro llegó a su vida para quedarse como forma de expresión y reivindicación de sus ideas. En sus cuarenta años de carrera ha estado al frente de obras históricas como “Persecución”, “Ay Jondo”, “Latcho Drom” o “Amargo” entre muchas otras. Hemos tenido la oportunidad de conversar con él y conocer qué impacto tuvo el teatro en su vida y cómo descubrió su poder transformador a nivel social y político.

− ¿Cómo llegó el teatro a tu vida? ¿Qué cambio produjo en ti?
−En la escuela. Mi maestro nos hacía representar algunas escenas del Quijote. Y mi abuelo me llevaba a las representaciones de tipo popular en aquellos teatros ambulantes de los años 50 y 60. El teatro me produjo descubrimiento y asombro al ver representada la vida sobre un escenario.

−¿Cuándo y dónde empezó tu carrera profesional como dramaturgo y director de teatro? ¿Qué es lo que más te gusta del teatro?
−En Barcelona en la escuela de Teatro Adrià Gual y posteriormente en Madrid en el Teatro Español de Madrid. Lo que más me gusta del teatro es poder reconocer, como en un espejo, que todos somos seres humanos.

−La política y el teatro van de la mano en muchos trabajos tuyos. ¿Hay alguna obra en qué hayas puesto énfasis en la lucha contra el antigitanismo?
−De las 42 puestas en escena que he realizado a lo largo de mi trayectoria, 10 de ellas estuvieron dedicadas a nuestra historia: Persecución, Medea, Amargo, Plaza Alta, Memoria del cobre, Antígona, Orestes en Lisboa, Romancero gitano e Ítaca. En todas, estuvo presente ese compromiso.

−¿Cómo describirías la dramaturgia gitana? ¿Qué la hace gitana?
−La dramaturgia gitana fue un hecho que permitió introducir el flamenco en los espéctáculos y esto contribuyó a dar a conocer nuestra historia sobre el escenario con un nuevo lenguaje teatral. Fue un movimiento iniciado en los años 70 por José Heredia Maya y Mario Maya con su montaje de Camelamos Naquerar.

−¿De qué forma crees que el arte puede contribuir a la lucha contra el racismo?
−Decía Gabriel García Márquez que el arte nos hace iguales.