Quiero hablar sobre una persona memorable, noble, sencilla y maravillosa; una persona que ha luchado por los derechos y por visibilizar al pueblo gitano. Se trata de una gitana que ha hecho historia y sobre todo ha hecho sonar la voz de las mujeres gitanas.
Ella es Juana Fernández Cortés cuya partida ha dejado un gran dolor y un vacío en el corazón de todos aquellos que tuvimos la fortuna de estar junto a ella. Nos dejó en todos nosotros una huella de resistencia y capacidad de superación; se aferró con ganas e ilusión a la vida.
Recuerdo la última vez que estuvimos juntas en la Plaza de Cataluña, en Barcelona, en su mirada serena estaba la mirada de las gitanas, pero sobre todo la mirada de las gitanas que no se ven, esas gitanas del siglo XXI que recuerdan con su fuerza a las gitanas de otros tiempos.
Juana me contaba de su vida y yo de la mía y sobre todo me contaba la batalla que tenía con la terrible enfermedad que se la ha llevado. Lo hacía con una sonrisa en los labios y con esa energía que ella tenía y se caracterizaba; transmitía todo el amor y fuerza que recibía de su familia. Esta joven de voz dulce, con fuerza y piel de canela nos daba la impresión de que nada en este mundo podía con ella; una gitana excepcional, una hija excelente, una hermana maravillosa para toda su familia y para todas las que nos considerábamos hermanas suyas.
La prima Juana no puso nunca sus intereses por encima de la razón y con eso logró ganarse el respeto de todos nosotros. La vamos a extrañar. Juana en gloria estás siempre estarás en nuestra memoria y corazones. Las generaciones venideras te recordarán con mucho amor y sobre todo con esa sonrisa en los labios que siempre tenías y serás un ejemplo a seguir para ellos. ¡Que la tierra te sea leve prima Juana, en gloria estás!
Su hermana Dovirgen nos decía hace unas horas «mi hermana Juana se fue sin dolor, con dulzura y sin sufrimiento». En éste 7 de enero de madrugada, que nunca se nos olvidará.
Nuestro más sentido pésame para toda su familia.