Se trata de un proyecto que persigue salvaguardar la historia, la memoria y la cultura de los gitanos y gitanas catalanas; un homenaje a los antepasados gitanos que lucharon por el reconocimiento de una comunidad históricamente perseguida y marginada, pero también un homenaje a las generaciones que ahora vienen, para que no olviden sus raíces y para que conozcan su historia. Sam García y la comunidad gitana de Barcelona quieren que se reconozca su aportación a la cultura catalana, que también es la gitana. Con la inauguración de este museo también se persigue que sean los mismos gitanos y gitanas quienes expliquen su historia. Se trata de una manera de continuar luchando contra el estigma y el antigitanismo que todavía hoy sufre el Pueblo Gitano.
«El proyecto nació con un encuentro en Esterri d’Àneu y una visita al Ecomuseo de Valls. Fue allí donde surgió la idea. En la calle de la Cera antes había una comunidad muy grande de gitanos y gitanas, pero desde hace años nos estamos dispersando hacia otros barrios a causa de la gentrificación que sufre el Raval. Aun así, todavía nos consideramos gitanos de la calle de la Cera». Cuando Sam y la gente de Carabutsí se enteraron de que el Ayuntamiento ofrecía algunos bajos de protección oficial para iniciar negocios de proximidad e iniciativas ligadas a la economía social y solidaria, no lo dudaron ni un segundo: «Vimos que este era el local idóneo, porque está situado en la calle de la Cera y debajo del mural de Peret y compañía. Es un local pequeño, pero a nosotros nos encanta, porque estamos en el punto central de la historia de los gitanos y gitanas de Barcelona, de la rumba y del patrimonio que hemos aportado a nuestra ciudad». Una pandemia y unas obras de acondicionamiento del local después, el EMUGBA es ya una realidad y se prepara para abrir las puertas a la ciudadanía.