Desde que los gitanos llegaran a España en torno a 1421 hasta que comenzaron a reconocerse sus derechos y obligaciones a principios del siglo XIX, este pueblo ha pasado por una historia «negra», siendo perseguidos por vagos, delincuentes y sometidos a castigos como el corte de orejas o el sellado. Se estima que casi 9.000 personas gitanas han sido víctimas de «la gran redada» y en concreto 821, entre mujeres y niños procedentes de La Aljafería, Andalucía, Extremadura, y Castilla estuvieron recluidas en el Pignatelli.
Precisamente en homenaje a esas 821 personas el Gobierno de Aragón ha instalado una placa en memoria de las víctimas, un acto que ha coincidido con la firma del Pacto por la Convivencia en Aragón por parte de todos los partidos políticos con representación en las Cortes, con el que, han compartido todos, «se comprometen a rechazar los discursos de odio y de miedo, así como a no hacer un uso electoralista de la inmigración y de la diversidad cultural en las campañas electorales».
El pacto recoge cuatro puntos clave que son el no hacer uso partidista de la inmigración en la campaña electoral, elaborar propuestas en materia de inmigración y convivencia intercultural basadas en la igualdad de derechos deberes y obligaciones para todos los aragoneses sea cual sea su origen, reafirman nuestro compromiso con los derechos fundamentales de todas las personas entre los que destacan el de la educación atención sanitaria o vivir en familia y rechazar sin concesiones aquellos discursos basados en el odio, el miedo, el racismo, el anti gitanismo y cualquier forma de discriminación.
La jornada ha arrancado con una conferencia a cargo de Manuel Martínez Martínez, autor del libro «Los gitanos y gitanas a mediados del siglo XVIII, el fracaso de un proyecto de exterminio». Martínez ha repasado la historia «negra», ha calificado, del pueblo gitano. Una historia, ha dicho, «a la que hay que dar un carácter más positivo, que se creen héroes y heroínas gitanas para que los gitanos de ahora se sientan orgullosos de la historia que comenzó en torno a 1421, fecha aproximada en la que los gitanos llegan a España y que comienza a dignificarse en torno al principio del signo 19, cuando los gitanos ya se empiezan a considerar españoles».
Una historia marcada, para Manuel Martínez, por el proyecto de exterminio del pueblo gitano, que es el primero en Europa, «antecedente del exterminio nazi». Ha aclarado que «cuando se habla del holocausto primero hay que ver que esa línea ya estaba en España con los gitanos, en concreto casi 9.000 personas han sido víctimas de esa situación». De esas 9.000 personas, 821 entre mujeres y niños fueron recluidas en el Pignatelli, precisamente para rendir homenaje a esas personas se ha instalado una placa In memorian de las personas gitanas encarceladas en el edificio Pignatelli, que se ha instalado en la puerta 9.
En la placa se puede leer el texto «En memoria de las 821 personas gitanas, niños y mujeres que fueron recluidas en este lugar, en cumplimiento de la Real Orden de 5 de julio de 1749 para el exterminio del Pueblo Gitano privando de libertad a nueve mil gitanos y gitanas en toda España», un homenaje a la parte oscura de la historia del pueblo gitano.