«Lo que para cualquiera es un resfriado, para los gitanos es una pulmonía»

La crisis del coronavirus ha provocado que la ayuda alimentaria que reparte la Asociación de Promoción Gitana de Zaragoza se dispare un 30%: en tres meses, se han apuntado más de 1.000 personas más.

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El local de la Asociación de Promoción Gitana de Zaragoza en el barrio Jesús ha disparado su actividad durante esta crisis. Guillermo Mestre

“Lo que para el conjunto de la población ha sido un resfriado, para los gitanos es una pulmonía”. Noé Bautista, portavoz de la Asociación de Promoción Gitana (APG) de Zaragoza, ejemplifica con esta metáfora la “situación devastadora” que está sufriendo este colectivo tras el paso de la pandemia del coronavirus. Durante los tres últimos meses ha aumentado un 30% el número de familias gitanas que tienen que recurrir a la ayuda alimentaria.

En Zaragoza, la situación para ellos no era diferente allá por el mes de febrero. El rastro es la fuente de ingresos para muchos, y durante los últimos años la caída de ingresos de los puestos ha sido imparable: “Ahora la venta ambulante es un negocio de subsistencia, cuando antes era un trabajo real, con el que se podía tener una vida normalizada”, dice José Luis Rodríguez, secretario de APG.

Después de tres meses sin ingresos, las circunstancias para muchas familias son “muy precarias”. Desde que empezó la crisis sanitaria, la ayuda alimentaria que procura la asociación a través del Banco de Alimentos ha incorporado a 1.026 nuevos beneficiarios.

“Sus trabajos se han visto paralizados por completo, no han sido acogidos por los ERTE y se han visto empujados a recibir esta ayuda alimentaria”, señala Agustín López, voluntario del Banco de Alimentos que trabaja con la asociación. El trabajo de reparto de alimentos que se hace tiene su corazón en el barrio Jesús, donde se acumulan los productos en una nave. “No son solo para gitanos, hay gente del barrio que se ha acercado y a la que también hemos ayudado”, señala Noé Bautista. En total, los lotes llegan a 6.131 personas, lo que convierte a APG en uno de los grupos de reparto más grandes de toda la ciudad.

“Para muchos los tres meses de confinamiento ha supuesto estar tres meses en el hogar con pérdidas del cien por cien y sin ningún tipo de ingreso”, alerta Noé Bautista. Por eso, reclaman a las administraciones que no permitan “que nadie se quede atrás” en esta crisis. “Por desgracia, los gitanos siempre somos los que nos quedamos descolgados”, lamenta Bautista.

 “El mercadillo es importantísimo, porque la venta ambulante es la vía de ingresos fundamental para muchas personas de la población gitana de Zaragoza”, resalta Bautista.

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