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20 de febrero, Día Mundial de la Justicia Social

La justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro de los países y entre ellos. Así lo reconoció el 26 de noviembre de 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 62/10, donde decide declarar que el 20 de febrero de cada año se celebrará el Día Mundial de la Justicia Social.

Según la ONU, la Asamblea reconoció que la atención del desarrollo social y justicia social son indispensables para el logro y mantenimiento de la paz y la seguridad.

“La brecha que existe entre los más pobres y los más ricos en el mundo es considerable y está creciendo. Esta situación no solo se da de un país a otro sino dentro del mismo país, incluso en el caso de muchos de los países más prósperos. El Día Mundial de la Justicia Social se celebra con el fin de destacar el poder de la solidaridad mundial para promover oportunidades para todos”, cita ese alto organismo.

Al conmemorarse este día, se pretende señalar que la máxima expresión de la justicia social es dar a cada quien lo que necesita y esa acción está íntimamente ligada a la equidad. La justicia social básicamente se refiere a que la gente viva con dignidad y en armonía, que tenga sus necesidades resueltas, con seguridad, con un bienestar que le haga posible vivir como ser humano.

Desde Unión Romaní, como entidad que promueve y protege los derechos fundamentales e intereses de la población gitana en España,  queremos adherirnos y reivindicar la celebración de este día, con la idea de hacer realidad y aplicar este principio fundamental. Además ofrecemos a las Administraciones Públicas, Partidos Políticos y a la sociedad en general trabajar juntos para eliminar las barreras que hacen que la desigualdad, hoy más que nunca, esté tan presente y visible en nuestra sociedad.

 

Unión Romaní
Programa de Sensibilización y erradicación de conductas antigitanas

La Seguridad Social española carga de nuevo contra el matrimonio gitano

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Esta mañana (hoy es sábado y en este día de la semana suelo remolonear un poco levantándome más tarde que de costumbre) he leído en la cama la noticia de que el Tribunal Supremo de España ha vuelto a las andadas al revocar la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que reconoció el derecho a la pensión de viudedad a una mujer gitana casada por el milenario rito matrimonial de nuestro pueblo. Y para ello reunió al Pleno de la Sala IV de lo social del Tribunal Supremo. Por lo visto los señores magistrados han querido darle una especial trascendencia a una sentencia de la que no podían dudar que iba a encontrar una contundente respuesta por nuestra parte.

Escribo estas líneas con carácter de urgencia porque, una vez hecha pública la sentencia, los gitanos españoles, y por añadidura todos los gitanos y gitanas europeos, hemos de reaccionar con decisión no solo manifestando nuestra disconformidad con la sentencia sino anunciando que vamos a poner en marcha todos los recursos que en democracia el Estado de Derecho permite ejercitar a sus ciudadanos. No tengo más conocimiento del fallo del Alto Tribunal del que han transcrito las agencias informativas. Espero tener acceso a todo el expediente para fundamentar con mejor conocimiento nuestras razones en favor de Joaquina Cortés, una gitana de 58 años que estuvo 40 casada con José Fernández y que falleció en el año 2014 tras haber dado la vida a cinco hijos que, posiblemente, habrán quedado ahora en el mayor desamparo.

Una vez más el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), cancerbero recalcitrante cuando se trata de conceder derechos económicos a los ciudadanos gitanos, ha desestimado la sentencia favorable a Joaquina Cortés emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

Tribunales a la gresca

Pero parece que todavía hay en el ámbito del mundo del derecho en España algunas tendencias que se resisten a ver con mirada diferente los cambios que, gracias a Dios, se están produciendo en esta parte del mundo civilizado. Fue en 1948, el 10 de diciembre, cuando las Naciones Unidas, reunidas en París proclamaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. A partir de entonces lo que fue un documento declarativo se transformó en un texto incorporado al Derecho Internacional de obligado cumplimiento para todos los Estados firmantes de la Carta Magna Universal.

Sin embargo, no ha pasado todavía el tiempo necesario para que la sociedad tenga claro que esos derechos, consagrados en los 30 artículos de la Declaración, deben ser interpretados con la finura y el compromiso militante de la sociedad del siglo XXI en la defensa de la dignidad de las personas y la de los grupos, especialmente las minorías, que la integran.

Joaquina Cortés es una ciudadana gitana de Jaén. Se murió José, su marido, y solicitó su pensión de viudedad que le fue denegada por una sentencia del Juzgado de lo Social número 4 de Jaén. Sentencia especialmente significativa para nosotros que siempre esperamos que los tribunales más cercanos, ―que son aquellos que conocen mejor las especiales condiciones de vida de nuestra gente― nos den la razón. Pero este no ha sido el caso. El Juzgado jienense dijo que a la pobre viuda no le correspondía ninguna pensión porque su pretendido matrimonio había sido efectuado por el rito gitano sin ninguna otra consideración.

Pero recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que anuló la sentencia del Juzgado de Jaén y le reconoció a Joaquina la pensión que reclamaba. ¡Pero con buena muralla habíamos ido a chocar!. El INSS, insaciable, que cobra impuestos sin poner el más mínimo reparo, aprovecha cualquier resquicio para interpretar de forma restrictiva las peticiones que se le presentan. Y sucedió lo que más nos podía perjudicar. El Tribunal Supremo desautorizó al Alto Tribunal andaluz y le negó definitivamente el derecho a la pobre Joaquina Cortés.

Ahora nos queda el Tribunal Constitucional

Por lo que he leído a bote pronto en las referencias de prensa, el Tribunal Supremo ha hecho mención a la sentencia que dictó el Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando nos tocó defender, hace unos años, a María Luisa Muñoz Díaz, “La Nena”. Fue el 26 de mayo de 2009 cuando junto a los abogados que acudían en representación del Secretariado Gitano tomé la palabra para defender la validez del matrimonio celebrado bajo el “rito gitano”. El 8 de diciembre de aquel mismo año el Tribunal europeo nos dio la razón y en una sentencia histórica declaró que el Gobierno español había violado el artículo 14 del Convenio combinado con el artículo 1 del Protocolo nº 1. Y la buena de María Luisa vio compensado sus esfuerzos porque la Sentencia europea condenó al INSS a pagarle su pensión con atrasos desde el día siguiente en que murió su marido.

En aquella ocasión acudimos a Estrasburgo magníficamente arropados por el voto particular que emitió el entonces magistrado del Tribunal Constitucional Don Jorge Rodriguez Zapata. En la propia sentencia europea se recoge textualmente las siguientes palabras del magistrado español discrepante: “Es desproporcionado que el Estado español, que ha tomado en consideración a la demandante y a su familia gitana al otorgarles un libro de familia, reconocimiento de familia numerosa, asistencia sanitaria con familiares a su cargo para ella y para sus seis hijos y ha percibido las cotizaciones correspondientes a su marido gitano durante diecinueve años, tres meses y ocho días, quiera desconocer hoy que el matrimonio gitano resulta válido en materia de pensión de viudedad.”

Miramos al futuro con confianza

La lucha por el pleno reconocimiento de los derechos de las minorías no está acabada. Las mujeres, las minorías étnicas y culturales, las lingüísticas y religiosas, así como algunos grupos de inmigrantes, de refugiados y de pueblos indígenas confían en que los pueblos en los que están integrados reconozcan su personalidad individual y colectiva. Todo ello en el respeto al ordenamiento jurídico de los países en que viven cuya Ley Superior debe inspirar las normas que hagan posible la convivencia en el mutuo respeto.

Los gitanos y las gitanas de España constituimos la minoría más numerosa del país. Somos 750.000 personas descendientes de los primeros gitanos que llegaron a la península en la primera mitad del siglo XV. Y hemos aportado a este país, que es el nuestro, una pincelada de exquisita variedad en forma de belleza artística y musical como no tiene ningún otro país del mundo. Justo es, pues, que se nos reconozcan derechos personales y colectivos que no transgreden el ordenamiento establecido para todos los españoles que siempre respetaremos, porque de ese respeto emana sabernos protegidos por nuestra común condición de españoles y europeos.

Hoy tenemos un motivo doble para sentirnos animados. En el año 2009 tuvimos a nuestro lado al magistrado Rodriguez Zapata. Hoy tenemos dos: la magistrada Lourdes Arastey Sahún, a la que correspondió la ponencia del recurso. Lamentablemente se quedó en minoría por lo que ha formulado un voto discrepante. Y junto a ella otra magistrada, María Luisa Segoviano Astaburoaga, ha dado la cara en defensa de Joaquina Cortés.

Pero lo más hermoso, lo que más nos estimula es manifestar que Rodriguez Zapata, Arastey Sahún y Segoviano Astaburoaga no han dudado en interpretar el derecho del lado de quienes somos todavía hoy lo más débil y vulnerable de la sociedad

Juan de Dios Ramírez-Heredia
Abogado y periodista
Presidente de Unión Romaní

 

En el siguiente enlace se accede a nuestra intervención ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

La Seguridad Social española carga de nuevo contra el matrimonio gitano

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Esta mañana (hoy es sábado y en este día de la semana suelo remolonear un poco levantándome más tarde que de costumbre) he leído en la cama la noticia de que el Tribunal Supremo de España ha vuelto a las andadas al revocar la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que reconoció el derecho a la pensión de viudedad a una mujer gitana casada por el milenario rito matrimonial de nuestro pueblo. Y para ello reunió al Pleno de la Sala IV de lo social del Tribunal Supremo. Por lo visto los señores magistrados han querido darle una especial trascendencia a una sentencia de la que no podían dudar que iba a encontrar una contundente respuesta por nuestra parte.

Escribo estas líneas con carácter de urgencia porque, una vez hecha pública la sentencia, los gitanos españoles, y por añadidura todos los gitanos y gitanas europeos, hemos de reaccionar con decisión no solo manifestando nuestra disconformidad con la sentencia sino anunciando que vamos a poner en marcha todos los recursos que en democracia el Estado de Derecho permite ejercitar a sus ciudadanos. No tengo más conocimiento del fallo del Alto Tribunal del que han transcrito las agencias informativas. Espero tener acceso a todo el expediente para fundamentar con mejor conocimiento nuestras razones en favor de Joaquina Cortés, una gitana de 58 años que estuvo 40 casada con José Fernández y que falleció en el año 2014 tras haber dado la vida a cinco hijos que, posiblemente, habrán quedado ahora en el mayor desamparo.

Una vez más el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), cancerbero recalcitrante cuando se trata de conceder derechos económicos a los ciudadanos gitanos, ha desestimado la sentencia favorable a Joaquina Cortés emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

Tribunales a la gresca

Pero parece que todavía hay en el ámbito del mundo del derecho en España algunas tendencias que se resisten a ver con mirada diferente los cambios que, gracias a Dios, se están produciendo en esta parte del mundo civilizado. Fue en 1948, el 10 de diciembre, cuando las Naciones Unidas, reunidas en París proclamaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. A partir de entonces lo que fue un documento declarativo se transformó en un texto incorporado al Derecho Internacional de obligado cumplimiento para todos los Estados firmantes de la Carta Magna Universal.

Sin embargo, no ha pasado todavía el tiempo necesario para que la sociedad tenga claro que esos derechos, consagrados en los 30 artículos de la Declaración, deben ser interpretados con la finura y el compromiso militante de la sociedad del siglo XXI en la defensa de la dignidad de las personas y la de los grupos, especialmente las minorías, que la integran.

Joaquina Cortés es una ciudadana gitana de Jaén. Se murió José, su marido, y solicitó su pensión de viudedad que le fue denegada por una sentencia del Juzgado de lo Social número 4 de Jaén. Sentencia especialmente significativa para nosotros que siempre esperamos que los tribunales más cercanos, ―que son aquellos que conocen mejor las especiales condiciones de vida de nuestra gente― nos den la razón. Pero este no ha sido el caso. El Juzgado jienense dijo que a la pobre viuda no le correspondía ninguna pensión porque su pretendido matrimonio había sido efectuado por el rito gitano sin ninguna otra consideración.

Pero recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que anuló la sentencia del Juzgado de Jaén y le reconoció a Joaquina la pensión que reclamaba. ¡Pero con buena muralla habíamos ido a chocar!. El INSS, insaciable, que cobra impuestos sin poner el más mínimo reparo, aprovecha cualquier resquicio para interpretar de forma restrictiva las peticiones que se le presentan. Y sucedió lo que más nos podía perjudicar. El Tribunal Supremo desautorizó al Alto Tribunal andaluz y le negó definitivamente el derecho a la pobre Joaquina Cortés.

Ahora nos queda el Tribunal Constitucional

Por lo que he leído a bote pronto en las referencias de prensa, el Tribunal Supremo ha hecho mención a la sentencia que dictó el Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando nos tocó defender, hace unos años, a María Luisa Muñoz Díaz, “La Nena”. Fue el 26 de mayo de 2009 cuando junto a los abogados que acudían en representación del Secretariado Gitano tomé la palabra para defender la validez del matrimonio celebrado bajo el “rito gitano”. El 8 de diciembre de aquel mismo año el Tribunal europeo nos dio la razón y en una sentencia histórica declaró que el Gobierno español había violado el artículo 14 del Convenio combinado con el artículo 1 del Protocolo nº 1. Y la buena de María Luisa vio compensado sus esfuerzos porque la Sentencia europea condenó al INSS a pagarle su pensión con atrasos desde el día siguiente en que murió su marido.

En aquella ocasión acudimos a Estrasburgo magníficamente arropados por el voto particular que emitió el entonces magistrado del Tribunal Constitucional Don Jorge Rodriguez Zapata. En la propia sentencia europea se recoge textualmente las siguientes palabras del magistrado español discrepante: “Es desproporcionado que el Estado español, que ha tomado en consideración a la demandante y a su familia gitana al otorgarles un libro de familia, reconocimiento de familia numerosa, asistencia sanitaria con familiares a su cargo para ella y para sus seis hijos y ha percibido las cotizaciones correspondientes a su marido gitano durante diecinueve años, tres meses y ocho días, quiera desconocer hoy que el matrimonio gitano resulta válido en materia de pensión de viudedad.”

Miramos al futuro con confianza

La lucha por el pleno reconocimiento de los derechos de las minorías no está acabada. Las mujeres, las minorías étnicas y culturales, las lingüísticas y religiosas, así como algunos grupos de inmigrantes, de refugiados y de pueblos indígenas confían en que los pueblos en los que están integrados reconozcan su personalidad individual y colectiva. Todo ello en el respeto al ordenamiento jurídico de los países en que viven cuya Ley Superior debe inspirar las normas que hagan posible la convivencia en el mutuo respeto.

Los gitanos y las gitanas de España constituimos la minoría más numerosa del país. Somos 750.000 personas descendientes de los primeros gitanos que llegaron a la península en la primera mitad del siglo XV. Y hemos aportado a este país, que es el nuestro, una pincelada de exquisita variedad en forma de belleza artística y musical como no tiene ningún otro país del mundo. Justo es, pues, que se nos reconozcan derechos personales y colectivos que no transgreden el ordenamiento establecido para todos los españoles que siempre respetaremos, porque de ese respeto emana sabernos protegidos por nuestra común condición de españoles y europeos.

Hoy tenemos un motivo doble para sentirnos animados. En el año 2009 tuvimos a nuestro lado al magistrado Rodriguez Zapata. Hoy tenemos dos: la magistrada Lourdes Arastey Sahún, a la que correspondió la ponencia del recurso. Lamentablemente se quedó en minoría por lo que ha formulado un voto discrepante. Y junto a ella otra magistrada, María Luisa Segoviano Astaburoaga, ha dado la cara en defensa de Joaquina Cortés.

Pero lo más hermoso, lo que más nos estimula es manifestar que Rodriguez Zapata, Arastey Sahún y Segoviano Astaburoaga no han dudado en interpretar el derecho del lado de quienes somos todavía hoy lo más débil y vulnerable de la sociedad

Juan de Dios Ramírez-Heredia
Abogado y periodista
Presidente de Unión Romaní

 

En el siguiente enlace se accede a nuestra intervención ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

La Seguridad Social española carga de nuevo contra el matrimonio gitano

Joaquina Cortés
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Esta mañana (hoy es sábado y en este día de la semana suelo remolonear un poco levantándome más tarde que de costumbre) he leído en la cama la noticia de que el Tribunal Supremo de España ha vuelto a las andadas al revocar la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que reconoció el derecho a la pensión de viudedad a una mujer gitana casada por el milenario rito matrimonial de nuestro pueblo. Y para ello reunió al Pleno de la Sala IV de lo social del Tribunal Supremo. Por lo visto los señores magistrados han querido darle una especial trascendencia a una sentencia de la que no podían dudar que iba a encontrar una contundente respuesta por nuestra parte.

Escribo estas líneas con carácter de urgencia porque, una vez hecha pública la sentencia, los gitanos españoles, y por añadidura todos los gitanos y gitanas europeos, hemos de reaccionar con decisión no solo manifestando nuestra disconformidad con la sentencia sino anunciando que vamos a poner en marcha todos los recursos que en democracia el Estado de Derecho permite ejercitar a sus ciudadanos. No tengo más conocimiento del fallo del Alto Tribunal del que han transcrito las agencias informativas. Espero tener acceso a todo el expediente para fundamentar con mejor conocimiento nuestras razones en favor de Joaquina Cortés, una gitana de 58 años que estuvo 40 casada con José Fernández y que falleció en el año 2014 tras haber dado la vida a cinco hijos que, posiblemente, habrán quedado ahora en el mayor desamparo.

Una vez más el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), cancerbero recalcitrante cuando se trata de conceder derechos económicos a los ciudadanos gitanos, ha desestimado la sentencia favorable a Joaquina Cortés emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

Tribunales a la gresca

Pero parece que todavía hay en el ámbito del mundo del derecho en España algunas tendencias que se resisten a ver con mirada diferente los cambios que, gracias a Dios, se están produciendo en esta parte del mundo civilizado. Fue en 1948, el 10 de diciembre, cuando las Naciones Unidas, reunidas en París proclamaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. A partir de entonces lo que fue un documento declarativo se transformó en un texto incorporado al Derecho Internacional de obligado cumplimiento para todos los Estados firmantes de la Carta Magna Universal.

Sin embargo, no ha pasado todavía el tiempo necesario para que la sociedad tenga claro que esos derechos, consagrados en los 30 artículos de la Declaración, deben ser interpretados con la finura y el compromiso militante de la sociedad del siglo XXI en la defensa de la dignidad de las personas y la de los grupos, especialmente las minorías, que la integran.

Joaquina Cortés es una ciudadana gitana de Jaén. Se murió José, su marido, y solicitó su pensión de viudedad que le fue denegada por una sentencia del Juzgado de lo Social número 4 de Jaén. Sentencia especialmente significativa para nosotros que siempre esperamos que los tribunales más cercanos, ―que son aquellos que conocen mejor las especiales condiciones de vida de nuestra gente― nos den la razón. Pero este no ha sido el caso. El Juzgado jienense dijo que a la pobre viuda no le correspondía ninguna pensión porque su pretendido matrimonio había sido efectuado por el rito gitano sin ninguna otra consideración.

Pero recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que anuló la sentencia del Juzgado de Jaén y le reconoció a Joaquina la pensión que reclamaba. ¡Pero con buena muralla habíamos ido a chocar!. El INSS, insaciable, que cobra impuestos sin poner el más mínimo reparo, aprovecha cualquier resquicio para interpretar de forma restrictiva las peticiones que se le presentan. Y sucedió lo que más nos podía perjudicar. El Tribunal Supremo desautorizó al Alto Tribunal andaluz y le negó definitivamente el derecho a la pobre Joaquina Cortés.

Ahora nos queda el Tribunal Constitucional

Por lo que he leído a bote pronto en las referencias de prensa, el Tribunal Supremo ha hecho mención a la sentencia que dictó el Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando nos tocó defender, hace unos años, a María Luisa Muñoz Díaz, “La Nena”. Fue el 26 de mayo de 2009 cuando junto a los abogados que acudían en representación del Secretariado Gitano tomé la palabra para defender la validez del matrimonio celebrado bajo el “rito gitano”. El 8 de diciembre de aquel mismo año el Tribunal europeo nos dio la razón y en una sentencia histórica declaró que el Gobierno español había violado el artículo 14 del Convenio combinado con el artículo 1 del Protocolo nº 1. Y la buena de María Luisa vio compensado sus esfuerzos porque la Sentencia europea condenó al INSS a pagarle su pensión con atrasos desde el día siguiente en que murió su marido.

En aquella ocasión acudimos a Estrasburgo magníficamente arropados por el voto particular que emitió el entonces magistrado del Tribunal Constitucional Don Jorge Rodriguez Zapata. En la propia sentencia europea se recoge textualmente las siguientes palabras del magistrado español discrepante: “Es desproporcionado que el Estado español, que ha tomado en consideración a la demandante y a su familia gitana al otorgarles un libro de familia, reconocimiento de familia numerosa, asistencia sanitaria con familiares a su cargo para ella y para sus seis hijos y ha percibido las cotizaciones correspondientes a su marido gitano durante diecinueve años, tres meses y ocho días, quiera desconocer hoy que el matrimonio gitano resulta válido en materia de pensión de viudedad.”

Miramos al futuro con confianza

La lucha por el pleno reconocimiento de los derechos de las minorías no está acabada. Las mujeres, las minorías étnicas y culturales, las lingüísticas y religiosas, así como algunos grupos de inmigrantes, de refugiados y de pueblos indígenas confían en que los pueblos en los que están integrados reconozcan su personalidad individual y colectiva. Todo ello en el respeto al ordenamiento jurídico de los países en que viven cuya Ley Superior debe inspirar las normas que hagan posible la convivencia en el mutuo respeto.

Los gitanos y las gitanas de España constituimos la minoría más numerosa del país. Somos 750.000 personas descendientes de los primeros gitanos que llegaron a la península en la primera mitad del siglo XV. Y hemos aportado a este país, que es el nuestro, una pincelada de exquisita variedad en forma de belleza artística y musical como no tiene ningún otro país del mundo. Justo es, pues, que se nos reconozcan derechos personales y colectivos que no transgreden el ordenamiento establecido para todos los españoles que siempre respetaremos, porque de ese respeto emana sabernos protegidos por nuestra común condición de españoles y europeos.

Hoy tenemos un motivo doble para sentirnos animados. En el año 2009 tuvimos a nuestro lado al magistrado Rodriguez Zapata. Hoy tenemos dos: la magistrada Lourdes Arastey Sahún, a la que correspondió la ponencia del recurso. Lamentablemente se quedó en minoría por lo que ha formulado un voto discrepante. Y junto a ella otra magistrada, María Luisa Segoviano Astaburoaga, ha dado la cara en defensa de Joaquina Cortés.

Pero lo más hermoso, lo que más nos estimula es manifestar que Rodriguez Zapata, Arastey Sahún y Segoviano Astaburoaga no han dudado en interpretar el derecho del lado de quienes somos todavía hoy lo más débil y vulnerable de la sociedad

Juan de Dios Ramírez-Heredia
Abogado y periodista
Presidente de Unión Romaní

 

En el siguiente enlace se accede a nuestra intervención ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

El final de El Gallinero tiene fecha

Esta vez sí. El Gallinero, el asentamiento más mísero de la capital en donde malviven en precarias condiciones desde hace unos dieciséis años gitanos de Rumania, está en plena cuenta atrás. El Ayuntamiento de Madrid, que dirige Manuela Carmena, prevé que desaparezca este mismo año, tras dar la solución más adecuada a cada familia. El censo de la población que se va a realojar ya está cerrado y lo conforman 35 familias integradas por un total de 150 personas de las que la mayoría, 79, son menores.

Todas ellas tendrán una solución habitacional, salvo en caso de que realicen alguna actividad ilícita, hayan llegado después del recuento, no trabajen ni estén inmersas en un itinerario sociolaboral o no quieran ser realojados. Así lo han afirmado fuentes de la concejalía de Equidad, Derechos Sociales y Empleo.

Esta vez parece que el proyecto va en serio, ya que además del censo, de que un trabajador social haya entrevistado a todas las familias para analizar sus perfiles, así como de la labor constante de los mediadores sociales de distintas ONG como Cruz Roja o la Asociación Barró, que llevan tiempo trabajando en la zona con esta población, se está a la espera de la firma de un convenio con la Comunidad de Madrid. Su objeto será proceder al realojo de las personas del poblado que se ha visto reducido. En ese acuerdo a dos bandas se contemplará la mejor solución habitacional para cada uno de los núcleos familiares. El plan estará sufragado al 50 por ciento por ambas administraciones: gobierno local y regional. Hasta que no se ultime y se produzca la rúbrica no se adelantará el coste de la operación ni el destino final de los moradores, precisó Luis Nogués, director de Integración Comunitaria y Emergencia Social del área de Equidad.

Lo que sí está claro es que habrá tres alternativas residenciales, todas ellas de segunda mano: viviendas sociales, pisos y apartamentos tutelados para las personas mayores. La primera solución estará destinada a un tercio de las 35 familias que se beneficiarán de este plan, quienes podrán pasar directamente a una casa del Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (Ivima). En estos casos los beneficiarios serían personas con ingresos derivados de su actividad laboral o renta mínima de inserción con capacidad para vivir de manera independiente.

Dos familias corrieron esa suerte el año pasado. Por contra, los que no pueden vivir de forma autónoma por falta de recursos económicos y/o de adaptación, la mayoría, irán a un piso tutelado; es decir, contarán con la ayuda necesaria para residir en comunidad. Estas viviendas serán de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) o cedidas y contarán con personal de apoyo de diversas entidades, indicó Nogués.

Los recursos económicos de los habitantes de este asentamiento proceden, además de la renta mínima, de empleos como mediadores gitanos en el propio Gallinero, en otros núcleos de población rumana en la capital, colegios o de apoyo al Samur Social. Otros son mozos de almacén, albañiles o realizan trabajos relacionados con la construcción con contratos precarios o están directamente en la economía sumergida. Ante el problema de los ingresos irregulares, Luis Nogués destaca que hay un trabajo paralelo a este plan en el que se está fomentando la formación con ONGs, renta mínima y servicios sociales.

El final de El Gallinero tiene fecha

Esta vez sí. El Gallinero, el asentamiento más mísero de la capital en donde malviven en precarias condiciones desde hace unos dieciséis años gitanos de Rumania, está en plena cuenta atrás. El Ayuntamiento de Madrid, que dirige Manuela Carmena, prevé que desaparezca este mismo año, tras dar la solución más adecuada a cada familia. El censo de la población que se va a realojar ya está cerrado y lo conforman 35 familias integradas por un total de 150 personas de las que la mayoría, 79, son menores.

Todas ellas tendrán una solución habitacional, salvo en caso de que realicen alguna actividad ilícita, hayan llegado después del recuento, no trabajen ni estén inmersas en un itinerario sociolaboral o no quieran ser realojados. Así lo han afirmado fuentes de la concejalía de Equidad, Derechos Sociales y Empleo.

Esta vez parece que el proyecto va en serio, ya que además del censo, de que un trabajador social haya entrevistado a todas las familias para analizar sus perfiles, así como de la labor constante de los mediadores sociales de distintas ONG como Cruz Roja o la Asociación Barró, que llevan tiempo trabajando en la zona con esta población, se está a la espera de la firma de un convenio con la Comunidad de Madrid. Su objeto será proceder al realojo de las personas del poblado que se ha visto reducido. En ese acuerdo a dos bandas se contemplará la mejor solución habitacional para cada uno de los núcleos familiares. El plan estará sufragado al 50 por ciento por ambas administraciones: gobierno local y regional. Hasta que no se ultime y se produzca la rúbrica no se adelantará el coste de la operación ni el destino final de los moradores, precisó Luis Nogués, director de Integración Comunitaria y Emergencia Social del área de Equidad.

Lo que sí está claro es que habrá tres alternativas residenciales, todas ellas de segunda mano: viviendas sociales, pisos y apartamentos tutelados para las personas mayores. La primera solución estará destinada a un tercio de las 35 familias que se beneficiarán de este plan, quienes podrán pasar directamente a una casa del Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (Ivima). En estos casos los beneficiarios serían personas con ingresos derivados de su actividad laboral o renta mínima de inserción con capacidad para vivir de manera independiente.

Dos familias corrieron esa suerte el año pasado. Por contra, los que no pueden vivir de forma autónoma por falta de recursos económicos y/o de adaptación, la mayoría, irán a un piso tutelado; es decir, contarán con la ayuda necesaria para residir en comunidad. Estas viviendas serán de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) o cedidas y contarán con personal de apoyo de diversas entidades, indicó Nogués.

Los recursos económicos de los habitantes de este asentamiento proceden, además de la renta mínima, de empleos como mediadores gitanos en el propio Gallinero, en otros núcleos de población rumana en la capital, colegios o de apoyo al Samur Social. Otros son mozos de almacén, albañiles o realizan trabajos relacionados con la construcción con contratos precarios o están directamente en la economía sumergida. Ante el problema de los ingresos irregulares, Luis Nogués destaca que hay un trabajo paralelo a este plan en el que se está fomentando la formación con ONGs, renta mínima y servicios sociales.

El final de El Gallinero tiene fecha

El Gallinero, en una imagen de archivo / El Diario

Esta vez sí. El Gallinero, el asentamiento más mísero de la capital en donde malviven en precarias condiciones desde hace unos dieciséis años gitanos de Rumania, está en plena cuenta atrás. El Ayuntamiento de Madrid, que dirige Manuela Carmena, prevé que desaparezca este mismo año, tras dar la solución más adecuada a cada familia. El censo de la población que se va a realojar ya está cerrado y lo conforman 35 familias integradas por un total de 150 personas de las que la mayoría, 79, son menores.

Todas ellas tendrán una solución habitacional, salvo en caso de que realicen alguna actividad ilícita, hayan llegado después del recuento, no trabajen ni estén inmersas en un itinerario sociolaboral o no quieran ser realojados. Así lo han afirmado fuentes de la concejalía de Equidad, Derechos Sociales y Empleo.

Esta vez parece que el proyecto va en serio, ya que además del censo, de que un trabajador social haya entrevistado a todas las familias para analizar sus perfiles, así como de la labor constante de los mediadores sociales de distintas ONG como Cruz Roja o la Asociación Barró, que llevan tiempo trabajando en la zona con esta población, se está a la espera de la firma de un convenio con la Comunidad de Madrid. Su objeto será proceder al realojo de las personas del poblado que se ha visto reducido. En ese acuerdo a dos bandas se contemplará la mejor solución habitacional para cada uno de los núcleos familiares. El plan estará sufragado al 50 por ciento por ambas administraciones: gobierno local y regional. Hasta que no se ultime y se produzca la rúbrica no se adelantará el coste de la operación ni el destino final de los moradores, precisó Luis Nogués, director de Integración Comunitaria y Emergencia Social del área de Equidad.

Lo que sí está claro es que habrá tres alternativas residenciales, todas ellas de segunda mano: viviendas sociales, pisos y apartamentos tutelados para las personas mayores. La primera solución estará destinada a un tercio de las 35 familias que se beneficiarán de este plan, quienes podrán pasar directamente a una casa del Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (Ivima). En estos casos los beneficiarios serían personas con ingresos derivados de su actividad laboral o renta mínima de inserción con capacidad para vivir de manera independiente.

Dos familias corrieron esa suerte el año pasado. Por contra, los que no pueden vivir de forma autónoma por falta de recursos económicos y/o de adaptación, la mayoría, irán a un piso tutelado; es decir, contarán con la ayuda necesaria para residir en comunidad. Estas viviendas serán de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) o cedidas y contarán con personal de apoyo de diversas entidades, indicó Nogués.

Los recursos económicos de los habitantes de este asentamiento proceden, además de la renta mínima, de empleos como mediadores gitanos en el propio Gallinero, en otros núcleos de población rumana en la capital, colegios o de apoyo al Samur Social. Otros son mozos de almacén, albañiles o realizan trabajos relacionados con la construcción con contratos precarios o están directamente en la economía sumergida. Ante el problema de los ingresos irregulares, Luis Nogués destaca que hay un trabajo paralelo a este plan en el que se está fomentando la formación con ONGs, renta mínima y servicios sociales.

Gobierno y comunidad gitana crean un grupo de trabajo para diseñar programas sociales

El Gobierno de La Rioja y las asociaciones que representan al pueblo gitano en La Rioja han decidido “iniciar una nueva etapa” con el objetivo de “avanzar” en diferentes cuestiones sociales y económicas. Así lo explicó el consejero de Políticas Sociales, Conrado Escobar, tras asistir a un encuentro en el que han participado 36 asociaciones de gitanos de La Rioja, agrupadas en una Federación, y la consejera de Presidencia, Begoña Martínez.

Escobar explicó que el próximo mes se va a crear un grupo de trabajo “para diseñar un calendario de actividades, programas, presupuesto o espacios físicos”. Entre los asuntos en los que se quiere avanzar, figuran “reducir la tasa de tasa abandono escolar y mejorar las tasas empleabilidad”. El vicepresidente de la Federación que agrupa a esas entidades, Ezor Roma, Francisco Gabarri, coincidió con Escobar en que “se abre un nuevo tiempo para la población gitana”.

Gobierno y comunidad gitana crean un grupo de trabajo para diseñar programas sociales

El Gobierno de La Rioja y las asociaciones que representan al pueblo gitano en La Rioja han decidido “iniciar una nueva etapa” con el objetivo de “avanzar” en diferentes cuestiones sociales y económicas. Así lo explicó el consejero de Políticas Sociales, Conrado Escobar, tras asistir a un encuentro en el que han participado 36 asociaciones de gitanos de La Rioja, agrupadas en una Federación, y la consejera de Presidencia, Begoña Martínez.

Escobar explicó que el próximo mes se va a crear un grupo de trabajo “para diseñar un calendario de actividades, programas, presupuesto o espacios físicos”. Entre los asuntos en los que se quiere avanzar, figuran “reducir la tasa de tasa abandono escolar y mejorar las tasas empleabilidad”. El vicepresidente de la Federación que agrupa a esas entidades, Ezor Roma, Francisco Gabarri, coincidió con Escobar en que “se abre un nuevo tiempo para la población gitana”.

Gobierno y comunidad gitana crean un grupo de trabajo para diseñar programas sociales

Los consejeros Escobar y Martínez Arregui presidieron ayer la reunión con el colectivo gitano de la región / díaz uriel

El Gobierno de La Rioja y las asociaciones que representan al pueblo gitano en La Rioja han decidido “iniciar una nueva etapa” con el objetivo de “avanzar” en diferentes cuestiones sociales y económicas. Así lo explicó el consejero de Políticas Sociales, Conrado Escobar, tras asistir a un encuentro en el que han participado 36 asociaciones de gitanos de La Rioja, agrupadas en una Federación, y la consejera de Presidencia, Begoña Martínez.

Escobar explicó que el próximo mes se va a crear un grupo de trabajo “para diseñar un calendario de actividades, programas, presupuesto o espacios físicos”. Entre los asuntos en los que se quiere avanzar, figuran “reducir la tasa de tasa abandono escolar y mejorar las tasas empleabilidad”. El vicepresidente de la Federación que agrupa a esas entidades, Ezor Roma, Francisco Gabarri, coincidió con Escobar en que “se abre un nuevo tiempo para la población gitana”.

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