Punto y final a las jornadas educativas sobre la comunidad gitana en exclusión celebradas en Valladolid

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Las jornadas sobre la realidad educativa de la comunidad gitana en exclusión,  organizadas por Unión Romaní y financiadas por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, llegaron ayer jueves 21 de marzo a su fin en la Facultad de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid.

Javier Alés Siolí, director de Foro Internacional de Mediadores Profesionales en la Universidad Internacional Loyola Andalucía, y José Eugenio Abajo, profesor, investigador y miembro de la Asociación de Enseñantes con Gitanos protagonizaron las dos últimas sesiones.

Bajo el título ‘Implantación de un proyecto de mediación educativa’, Alés analizó el concepto y el papel del mediador y defendió la necesidad de estar cerca de las personas y conocer su mundo para una resolución eficaz. En este sentido, destacó también la importancia de que los afectados por un conflicto “se hagan dueños de la solución”.

“La mediación es un gimnasio para mí. Yo soy el dueño del gimnasio pero el que hace el esfuerzo eres tú. También es una agencia de viajes, porque pregunto a las personas qué les ha pasado y adonde quieren ir”, agregó.

Finalmente, concluyó con un caso práctico de implantación de un sistema de mediación educativa en un colegio de Sevilla, cuyo objetivo primordial es “propagar la cultura del acuerdo” entre los menores, implicando también a padres y educadores.

La conferencia de José Eugenio Abajo, profesor e investigador, clausuró las jornadas en la capital castellana.

A su término, y tras un descanso, José Eugenio Abajo disertó sobre la importancia de la escolaridad de la infancia y de la juventud gitana, reclamando “una vida digna” para los niños y niñas de esta minoría, que la sociedad tiene la obligación de proporcionarles.

En este punto, hizo hincapié en que tanto los prejuicios como las expectativas de los educadores “condicionan la enseñanza de los menores” y especialmente la de los gitanos, algo contra lo que hay que luchar en las escuelas y apostar en su lugar por lo que llamó la “pedagogía del corazón”.

Puso como ejemplo a seguir el caso de José Heredia Maya, gitano que llegó a ser catedrático de la Universidad de Granada, además de poeta, dramaturgo y ensayista. Ello gracias a que contó con “un buen maestro” que se preocupó por su aprendizaje, la “inexistencia de segregación” en el pueblo donde se crio, “el apoyo de su familia a posteriori” tras ver las buenas calificaciones que obtenía, y el acceso a ayudas económicas para el estudio.

A continuación, hizo un repaso por la historia de persecución y maltrato que ha vivido el pueblo gitano a lo largo de los siglos en España y Europa hasta nuestros días. El ponente reconoció que en la actualidad “se ha avanzado mucho”, aunque “aún queda un poso de desigualdad, desconfianza, y estereotipos , además de un sentimiento de superioridad en la sociedad mayoritaria”.

Por último, señaló a la marginalidad laboral, la estigmatización, la imagen negativa, la segregación y el doble rasero de la sociedad como principales obstáculos a vencer para una plena inclusión.

Durante tres días (19, 20 y 21 de marzo), la capital de Castilla y León ha acogido estas jornadas que han reunido a ponentes de reconocido prestigio en torno a la educación en la comunidad gitana y que contaron con una media de 28 asistentes, así como con la presencia de diversos miembros de esta minoría étnica en la región .

El objetivo ha sido formar a los profesionales del ámbito escolar y social en el trato con este pueblo, así como dotarles de las herramientas y aptitudes necesarias para que ofrezcan una adecuada atención a la diversidad de todo el alumnado. Este evento se viene desarrollando desde hace 18 años y se pretende crear en él un espacio de análisis, debate y reflexión que favorezca el intercambio de ideas y experiencias, con el propósito general de mejorar y complementar las estrategias y recursos de intervención educativa con los menores y sus familias.