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Juan José Cortés, el primer diputado evangelista en el Congreso de los Diputados

Juan José Cortés, votando este domingo en Huelva - EFE

Juan José Cortés, padre de Mari Luz, la niña asesinada por el pederasta Santiago del Valle en 2008, va a ser el primer diputado evangelista de la historia en el Congreso de los Diputados, después de que haya logrado el único escaño del PP en Huelva.

De esta forma se cumple lo vaticinado hace apenas unas semanas en su última visita a la capital onubense por el presidente del PP, Pablo Casado, persona que directamente apostó por Cortés como cabeza de lista de su partido por la provincia, de que sería -dijo- ‘el primer diputado evangelista y el segundo gitano’ en ocupar un escaño en la Cámara Baja.

La vida de Cortés, un vecino de la barriada El Torrejón, pastor evangelista y apasionado del Recreativo de Huelva, cambió el 13 de enero de 2018 cuando el pederasta Santiago del Valle se cruzó en el camino de su hija de cinco años Mari Luz acabando con su vida; algo que se podría haber evitado ya que esta persona tendría que haber estado en la cárcel cumpliendo condena en esos momentos.

Por ello, desde la muerte de su hija la vida de este hombre se centró en hacer Justicia para ella y en evitar que pudieran producirse nuevos casos como éste por lo que se recorrió toda España recogiendo firmas para lograr esa reforma del Código Penal que incluyera en el mismo la figura de la prisión permanente revisable.

Gracias a ese objetivo que se autoimpuso logró que se llevara a cabo dicha reforma en 2012 si bien la cadena perpetua revisable se recogía únicamente para delitos de terrorismo, por lo que continuó hasta que en diciembre de 2015 logró su objetivo que extendía esa figura para todos los delitos graves, incluidos los de violencia machista.

Gitanos y gitanas, ¡todos a votar!

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

No quiero caer en la tentación de decir que “quien no vote no tiene luego derecho a quejarse” porque eso no es verdad. En democracia el “derecho a quejarse” está, incluso, por encima del “derecho a votar”. La abstención es una acción legitima como lo es el voto en blanco. Sin embargo hoy, en puertas de las Elecciones Generales, quiero hacer un llamamiento a los gitanos y gitanas españoles, así como a nuestros amigos y simpatizantes para que ejerzan ese derecho sagrado que nos permite a los ciudadanos de cualquier clase o condición, elegir a quienes nos han de gobernar durante los próximos cuatro años.

La democracia no es una forma perfecta de organizar a la sociedad

Eso ya lo sabemos y mejor que nadie lo dijo Winston Churchill cuando en su discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes en noviembre de 1947 afirmó que “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos”. Por esa razón no vale decir que “todos los políticos son iguales” y que “la democracia solo beneficia a los poderosos”. Quienes hemos conocido lo que es vivir en un régimen donde la libertad estaba secuestrada, donde los gobernantes ejercían todos los poderes y los ciudadanos no tenían más alternativa que la de obedecer sin rechistar o la represión, debemos valorar la suerte que han tenido las nuevas generaciones de nacer en el seno de una sociedad que ha sabido distinguir la abismal diferencia que existe entre ser “súbditos” o “ciudadanos”. Fue el profesor Manuel Jiménez de Parga quien mejor describió esa alternativa cuando escribióEn la democracia conviven ciudadanos, seres humanos que intervienen en el planteamiento y solución de los problemas comunitarios, eligiendo a los gobernantes, fiscalizándoles, participando en la creación y desarrollo de una opinión pública, tomando parte activa en las manifestaciones y consultas populares. Por el contrario, cuando los derechos políticos fundamentales son infringidos o limitados por los titulares del poder, estamos ante un régimen de súbditos”.

Pero no es oro todo lo que reluce

Llevamos 40 años disfrutando de esta joven democracia que tanto trabajo nos ha costado levantar, lo que no nos impide reconocer con Don Quijote que “no es oro todo lo que reluce y que detrás de la cruz está el diablo”. Tal vez una de las mayores deficiencias que se le atribuye al régimen político que nos hemos dado sea que no garantiza que la representación que ostentan los Diputados y Senadores se corresponda de verdad con la realidad plural y a veces enfrentada que se da en la sociedad.

Y, a mi juicio, es cierto. Tuve el inmenso honor de asistir muy de cerca en las discusiones que precedieron a la elaboración de la Ley Electoral que se plasmó en el Real Decreto Ley 20/1977 de 18 de marzo sobre Normas Electorales. Obsérvese que estamos hablando de solo tres meses antes de que se celebraran las primeras elecciones democráticas de junio de aquel mismo año. Una ley indispensable para poner los cimientos del nuevo régimen que se quería instaurar no se podía hacer con tanta velocidad. Pero había que correr para evitar que algunos se empeñaran en hacer sonar el ruido de sables en los cuarteles. Y salió la ley que salió. Cumplió con su función en aquellos momentos y ante la voluntad manifestada por los líderes de entonces de hacer una nueva Ley Electoral en cuento tuviésemos una Constitución, la verdad es que cuarenta y dos años después seguimos con la misma norma. Es cierto que en 1985 se creó la Ley Orgánica 5/1985 de 19 de junio del Régimen Electoral General, pero, como dice el profesor Carmelo Romero de la Universidad de Zaragoza, esta ley es un calco de la de 1977 en lo que respecta a la forma de elección de los diputados y senadores.

Urge pues poner en marcha, tras las elecciones de 2019 la elaboración de una nueva norma electoral que dignifique la democracia y convierta a los españoles en verdaderos dueños de su destino. Toda democracia que se precie se sustenta, fundamentalmente, en dos leyes básicas: la Constitución y la Ley Electoral. Todo el entramado jurídico del país está en gran medida condicionado por estas grandes leyes. La Constitución ha cumplido ampliamente con su función. Pero seguimos huérfanos de una Ley Electoral que imponga en nuestro país la racionalidad de la que ahora carecemos.

¿Qué papel juegan las minorías en nuestro sistema político?

Sin duda alguna muy pobre. Lo sentenció el padre de la ciencia política moderna, Nicolás Maquiavelo quien escribió al principio del siglo XVI que “las minorías no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse”. Tal vez por eso me ha costado tanto convencer a la clase política española, y a la europea mientras fui diputado en el Parlamento Europeo, de la necesidad de propiciar la presencia de gitanos y gitanas en sus parlamentos nacionales. Algún día dedicaré algunos folios en dejar testimonio de tanto esfuerzo para obtener un nulo resultado.

Hasta que por fin han sonado las trompetas de la Gloria. De pronto una lluvia de reconocimiento ha caído sobre nuestra comunidad y ya nadie podrá evitar que el día 28 de abril de 2019 sea la fecha en que no uno ni dos, sino cuatro, sean los diputados y diputadas gitanos que pisarán el suelo del hemiciclo del Congreso. Hay momentos en que necesito pellizcarme para convencerme de que no estoy sumergido en un sueño. Dos mujeres extraordinarias y dos hombres sumamente valiosos figuran al principio de las listas de sus respectivos partidos en las provincias de Madrid, Sevilla, Tarragona y Huelva. ¡Bendito sea Dios, y en su nombre el de los líderes que pudiendo hacerlo han hecho posible este maravilloso momento para nuestro pueblo!

Ahora la pelota está en nuestro campo

Entiendan pues, mis amigos y mis hermanos, que el día 28 hay que ir a votar. Como diría Diego Luis Fernández Jiménez, quien lleva años clamando por llenar el paraninfo de las universidades españolas de lunares gitanos, ―que gran parlamentario se ha perdido el Congreso― el día 28 hay que llenar los colegios electorales de hombres y mujeres gitanos que, haciendo uso de su más importante derecho democrático, van a depositar su voto por el partido de su preferencia.

Tenemos cuatro candidatos y cada uno de ellos se presenta en formaciones políticas diferentes. Días pasados me decía un gitanillo que acaba de cumplir los 18 años y que por primera vez va a votar:

―Tío Juan de Dios, ¿yo puedo votar a los cuatro?

Llevamos mucho tiempo pasando hambre de representación. Recuerdo con una inmensa nostalgia y un sentimiento de gratitud sin límites como los gitanos españoles de 1977 se sentían felices porque en mi se sentían representados. En aquella histórica ocasión, me lo decían ellos, conmigo entraban en Las Cortes todos los gitanos de España.

Hoy os pido a todos que acompañéis a Beatriz, a Sara, a Juan José y a Ismael con vuestros votos. Acudid a las urnas con vuestros hijos, con vuestros hermanos y hasta con vuestros niños. Que nos vean. Y sabed que al introducir vuestro voto en las urnas estaremos dándole un soberano puntapié a todos los gobernantes que durante siglos hicieron sufrir tanto a nuestros antepasados.

Te aven baxtalé, mo phrala, adadives (Que seáis felices, mis hermanos, en este día)

El Auditorio de Vera acogió la representación teatral del sainete ‘El Prioste de los gitanos’

El elenco de actores al completo saludando al público al finalizar la función / Ayuntamiento de Vera

El Festival Internacional de Música de Tecla Española FIMTE y la Concejalía de Igualdad y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Vera unieron fuerzas para un proyecto de recuperación histórica y de patrimonio con motivo del pasado Día Internacional del Pueblo Gitano. El Auditorio de Vera acogió el pasado 6 de abril la representación del sainete ‘El Prioste de los Gitanos’, obra representada en los teatros de Madrid en el año 1754, una de las más tempranas obras musicales críticas sobre la persecución a los gitanos.

El sainete ‘El Prioste de los Gitano’s de Antonio Guerrero es una sátira, una burla a las autoridades que idearon y ordenaron la masacre. Su autor llevó a escena este sainete cinco años después del triste acontecimiento conocido como la Gran Redada de los Gitanos, organizada por Fernando VI y ejecutada por su ministro el marqués de la Ensenada en la noche del 30 de julio de 1749 con el fin de exterminar a la comunidad gitana de la geografía española. La Gran Redada supuso la detención de más de 10.000 gitanos, hombres, mujeres, niñas y niños. Los que sobrevivieron fueron enviados a galeras, las familias dispersadas.

La copia del libreto junto con su música original fue depositada en su día en los archivos del ayuntamiento de Madrid como mandaba la censura teatral de la época. La obra ha dormido en el archivo de la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid hasta el día de hoy en que por primera vez sale de nuevo a la luz, tras 265 años de permanecer en estricto silencio. 

La dirección artística estuvo a cargo de Juan Castro y Paquita García. La adaptación del texto, dirección y transcripción musical a cargo de Luisa Morales. Entre los músicos solistas cabe destacar la participación de la conocida soprano madrileña Francesca Calero.

Las jornadas de Unión Romaní sobre educación en la comunidad gitana llegan a Córdoba

Jornadas celebradas en Valladolid

Córdoba recibirá a partir del martes 14 de mayo y hasta el día 16 las jornadas ‘Realidad Educativa en la Comunidad Gitana en Exclusión’, que están organizadas por Unión Romaní y financiadas por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

Tras pasar por Valladolid y Ciudad Real, ahora será la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba la que acoja el evento en esta edición de 2019.

Están dirigidas a profesionales y estudiantes del ámbito educativo y social y su objetivo fundamental es dotar al profesorado de aulas multiétnicas de las herramientas y aptitudes necesarias para que ofrezcan una adecuada atención a la diversidad del alumnado.

Contarán con la presencia de ponentes de la talla de Francisco Javier Alés, director del Foro Internacional de Mediadores Profesionales en la Universidad Internacional Loyola Andalucía; Francisco de Borja Ortas, director del departamento laboral del bufete Bidón Abogados; José Eugenio Abajo, profesor e investigador y miembro de la Asociación Enseñantes con Gitanos; Francisco Ramas, animador sociocultural, gerente de Scouts de Sevilla MSC y coordinador de la ONG MAD África; y Antonio Torres, vicepresidente y director de programas de Unión Romaní.

Se abordarán temáticas relacionadas con factores de cambio en la comunidad gitana, implantación de un proyecto de mediación educativa, el éxito escolar en el alumnado gitano, habilidades sociales, comunicación, resolución de conflictos y aspectos sociológicos de esta minoría.

La inauguración tendrá lugar el martes en la Sala de Grados de la Facultad a partir de las 16:00 horas, a cargo de la Decana María del Mar García Cabrera, mientras que la clausura será el jueves a las 20:30 h.

El plazo de inscripción está abierto hasta el 12 de mayo y el número de plazas es limitado. Los interesados pueden apuntarse de forma gratuita a través del siguiente enlace: https://tinyurl.com/jfpae-Cordoba2019

Estas jornadas con los profesionales del ámbito escolar se vienen realizando desde hace 18 años por toda la geografía española, en colaboración con varias universidades. Durante su desarrollo se pretende crear un espacio de análisis, debate y reflexión que favorezca el intercambio de ideas y experiencias, con el propósito general de mejorar y complementar las estrategias y recursos de intervención educativa con los menores y sus familias.

El Señor de los Gitanos camina por las calles de Sevilla empujado por los guardias como hace 2000 años lo hizo por las calles de Jerusalén

Cristo de los Gitanos de Sevilla

Puede escuchar aquí este artículo en la voz de Juan de Dios Ramírez-Heredia

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Escribo estas líneas con tristeza. Mi hijo Pablo, joven y brillante abogado (perdón, soy su padre) no ha tenido paciencia para darme la mala noticia y me ha puesto un WhatsApp diciéndome: “Papá, malas noticias. Este año el Señor de los Gitanos, nuestro Cristo, saldrá en procesión en la ‘madrugá’ del Viernes Santo, con la túnica bordada de oro. Pero consuélate, tengo entendido que será solo este año. A partir del año que viene volverá a las calles de Sevilla con su túnica morada, lisa. Lo siento.”

Mi Pablo sabía muy bien que esta decisión tomada por la Junta de Gobierno de la Hermandad me iba a causar un profundo malestar porque así lo manifesté públicamente cuando supe hace dos años que un grupo de cofrades había costeado la confección de una túnica imponente, cargada de bordados hechos con hilo de oro. Se quería que la nueva túnica reprodujera la que llevaba el Señor en el siglo diecinueve y que desapareció en el incendio provocado en la iglesia de San Román por extremistas anticlericales nada más comenzar la Guerra Civil española en 1936.

Hoy es Lunes Santo y el miércoles, a última hora, Pablo y yo cogeremos el último avión que salga desde Barcelona para ir a Sevilla con el fin de dormir en la capital andaluza y amanecer en ella el Jueves. Así lo llevamos haciendo desde hace más de veinte años. Inmediatamente nos iremos a la antigua Iglesia del Convento del Valle de la calle Verónica, donde está establecida la sede de la cofradía desde el año 1999 gracias a una donación que a tal fin hizo la Duquesa de Alba. No quiero ni pensar la impresión que me llevaré cuando vea a Nuestro Padre Jesús de la Salud, ‘el Manué’ como le llamamos los gitanos, revestido con una túnica llena de oro, cuyo peso debe hacerle más gravoso el de la cruz que lleva sobre sus hombros.

Túnica lisa o túnica bordada

Túnica bordada en oro del Cristo de los Gitanos de Sevilla

Quiero pensar que el debate entre los partidarios de que el Señor de los Gitanos salga revestido con ropa de gran lujo y quienes sostienen que es más propio que lo haga con una túnica sencilla sin el más mínimo sello de ostentación y riqueza, se debe a principios puramente estéticos. Si es así, si todo es consecuencia de los cambios que también en la Iglesia impone la moda, nada nos cabe objetar. Tan solo lamentar que un movimiento tan cambiante como es el de la adaptación de los tiempos a las corrientes consumistas invada también el ámbito de las manifestaciones religiosas que deberían quedar al margen de esos cambios incontrolados.

Algunos creemos que las modas no pueden intervenirlo todo, que las costumbres y las tradiciones merecen un respeto que no puede ser alterado por el voto momentáneo de quienes en un momento dado ostentan el poder. Y, sobre todo, cuando de costumbres y tradiciones se habla, antes de propiciar sus cambios se deben tener en cuenta muchos factores, especialmente de orden histórico, culturales y hasta antropológicos, que pudieran justificar esos cambios.

Una pincelada de historia

¡Cosas de la vida! Fue en el año 1910 cuando la Cofradía del Gran Poder propició cambiarle a la imagen de su Cristo la túnica bordada que tenía por otra más sencilla y sin adornos. ¿Por qué? Porque todas las que tenía, cargadas de oro, habían envejecido y perdido la brillantez que en otro tiempo tuvieron. Encargaron la confección de otras túnicas que no lograron la aceptación del Cabildo por lo que el canónigo de la Catedral hispalense, Juan Francisco Muñoz y Pabón que era natural de Hinojos, en la provincia de Huelva, propuso que aquel año saliera con la túnica lisa. Así sucedió y a partir de entonces algunas cofradías sevillanas optaron por vestir a sus nazarenos con túnicas carentes de todo lujo.

Me ha llamado la atención que el Cabildo de la Hermandad de los Gitanos haya decidido cambiar el atuendo de nuestro Padre de la Salud cuando estamos en plena época electoral, exactamente igual que ocurrió en 1910 en que España estaba sumergida en unas elecciones generales tras el desastre de la Semana Trágica de Barcelona. En aquella ocasión cayó el gobierno de don Antonio Maura y fue elegido don José Canalejas quien siendo presidente del gobierno murió de un disparo terrorista poco después.

El 18 de julio de 1936, fecha marcada a fuego en la historia de nuestro país, estalla la Guerra Civil española y ese mismo día arden, en el incendio provocado en la iglesia de San Román, las imágenes sagradas de la Cofradía de los gitanos. Quedó reducido a la nada un humilde patrimonio de una cofradía creada en 1753 por un grupo de humildes gitanos trianeros.

Terminada la Guerra Civil española, sumido el país en la devastación provocada por un terrible enfrentamiento entre hermanos, las cofradías de Semana Santa tuvieron que hacer un supremo esfuerzo para rehacer tanta destrucción y nuestro Padre Jesús de la Salud, el Gitano de Sevilla, procesionó en 1939 con una humilde y sencilla túnica morada, la misma que deberá dejar colgada esta madrugá para salir revestido del oropel de riqueza y esplendor tan difícil de justificar en estos tiempos.

¿Qué fue del aggiornamento?

Juan XXIII fue impulsor del Concilio Vaticano que supuso tantos y valiosos cambios en la Iglesia Católica. No es el caso de enumerarlos. Aquel acontecimiento supuso, entre otras cosas, un antes y un después de la relación que mantenían los fieles con la jerarquía eclesiástica. La sencillez se impuso en los cultos y hasta los ornamentos de los celebrantes fueron descargados del oropel que hasta entonces tenían.

El Cristo verdadero era pobre, muy pobre, posiblemente tan pobre como los gitanos que fundaron esta cofradía en el siglo XVIII. A mí me sigue impresionando aquel pasaje del Evangelio (Mateo 8.20) donde Jesús se lamentó diciendo: “Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza”. Y me impresiona la imagen del Cristo del Amor, Crucificado desnudo al que mi hermano Pepe, en Puerto Real, dedica tanto amor y lo mejor de su vida.

La figura del Cristo de los Gitanos es un reflejo de los pobres de hoy

Y lo es en todos los sentidos. No la desfiguremos. Su imagen tiene que ser coherente entre lo que predica y lo que hace. En estos días preelectorales estamos tratando de ver la similitud que hay entre los políticos que quieren representarnos y el testimonio de sus propias vidas. Un Cristo cubierto de oro se asemeja muy poco al que dijo: “No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada”. (Mateo 10.34-36). La espada contra la corrupción, contra la inmoralidad, contra los abusos.

Imagen del abuelo Agapito

He releído lo que escribí hace unos años y me resisto a no repetirlo. Sobre todo, hoy que he estado visionando en mi casa películas de ‘El Manue’ y ha caído una vez más en mis manos una vieja fotografía de mi abuelo. Y me he estremecido porque tiene la misma cara que Nuestro Padre Jesús de la Salud. O al menos a mí me lo parece. Delgado, enjuto, tenía un metro noventa de estatura y una mirada profunda en la que se encerraban todos los sufrimientos por los que le hicieron pasar los guardias civiles de entonces en cumplimiento de unos terribles artículos ―ya desaparecidos―de su Reglamento.

Por eso les pido que no vistan al Cristo de los Gitanos con esa preciosa túnica para llevarlo andando por las calles de Sevilla o cuando doble la Plaza del Duque para enfilar La Campana camino de la Catedral. Déjenlo tal como llevamos viéndolo desde hace tantos años. Su carita de dolor infinito, las gotas de sangre que le provocan la corona de espinas, el agotamiento que se trasluce en su boca entreabierta porque debe respirar con enorme dificultad machacado por el peso de la cruz que lleva a cuestas, no tienen nada que ver con la imagen que supone verlo vestido cargadito de oro.

La dignidad con que el Señor de la Salud camina por las calles de Sevilla va acorde con sus orígenes pobres y humildes. He leído estos días en los periódicos lo que José Cretario dijo a propósito de la pobreza de buena parte de sus cofrades: “La hermandad de los Gitanos en 1936 era una cofradía extremadamente humilde, compuesta por gente del barrio, por gitanos de Triana. Para elegir secretario preguntaban: «¿Quién sabe escribir?», y el que sabía asumía la tarea.”

En 1936 mi abuelo no hubiera podido ser secretario de la Hermandad porque ni él ni nadie de mi familia sabía leer ni escribir.

14 million gypsies are celebrating worldwide

Mat
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

It was April 1971. General Franco was still alive. It would be another five years before he left this world and his body was taken to the Valle de los Caídos. I was fifty years younger than I am today and had arrived in Barcelona from my native Andalusia not long before. I was young, very young, full of anger and strength to try and find ways of putting an end to the state of marginalisation and abandonment in which the majority of Spanish gypsies lived.  And I took advantage of the invitation from Caritas Diocesana de Barcelona in order to settle into the Ciudad Condal and from here start what would what would soon be the embryo of the powerful gypsy movement that we have in our country today.

The Church or the Falange

For many years, especially during the final years of Francoism, there were only two institutions which enjoyed a certain freedom to say things that the ruling Regime would not like. Denouncing injustices, demanding a more prominent role for workers in decision making, highlighting the extreme poverty in which thousands of Spanish people were still living would earn those who led this struggle a prison sentence.  I knew this well because they had warned me on occasion. For this reason, as can be easily understood, I preferred to seek refuge under the protection under the umbrella of the Church and this is how some committed gypsies began to shed the load that had for centuries weighed upon us, condemning us to the most painful marginalisation: poverty and illiteracy.

How the London Congress Was Conceived

This explained why one day I received an invitation from the self-proclaimed International Gypsy Committee, based in Paris and led by brothers Vanko and Léulea Rouda. A few months before I was visited by Donald Kenrick, an Englishman who appeared one day in Barcelona with his daughter, a young girl who at that time would have been 12 or 13 years old.  Both presented the typical preconceived image that we had of English people. Golden blond hair, friendly, ceremonial in their ways, and decked out in clothes that showed an unkempt elegance. He told me that he was preparing an international meeting of gypsy leaders from all over the world which gypsies from the Soviet Union would attend for the first time. I admit that this announcement excited me because it felt that this would be the opportunity to know first-hand what life was like for gypsies in the rest of the world.  Donald Kenrick was an exceptional linguist who could translate more than fifty languages and spoke some thirty fluently, including Catalan.  In addition to him two influential public figures contributed to this project becoming a reality with much success: they were Dr Thomas Acton, a professor at the University of Oxford and an expert in gypsy language and culture, and Grattan Puxon, an English activist who held the post of Secretary General of the Congress.

UNESCO was left to seize the organisation of the Congress

Vanko Rouda was determined to hold a major Congress at the UNESCO Palace in Paris, in which the world’s most important gypsies in Romani intelligentsia would participate.  It was his intention that the Council of Europe would take the first step towards the institutional acknowledgement of gypsy people.  But the talks dragged on which led Grattan Puxon to convince the members of the Gypsy Council of Great Britain, founded in 1966, to go to London where the much talked-about International Congress was to be held.  Somebody described Puxon’s initiative as a ‘coup d’état’. And it was, but its consequences were advantageous and very positive. In doing so he surprised members of the International Gypsy Committee in Paris by organising a large cultural festival on Easter Monday in 1971 at Hampstead Heath, which is one of the most beautiful and semi-wild parks on the outskirts of London, occupying more than 320 hectares.  This aroused media interest in those who had made known the importance of this global gathering which would later take place in Chelsfield.

The presence of the ‘gadchés’ had to be banned from the Congress

The organisers were very clear that if any non-gypsy researchers, historians, sociologists or members of humanitarian or charitable organisations were to take part in the Congress they would unquestionably prejudice its results and would inhibit those gypsies present from speaking with complete freedom about their present life and, above all, the future that they wanted for our people.  And they were successful, to the extent that the food served to us during the days of the Congress was prepared by a gypsy cook from a London hotel who took some of his holiday leave to attend the Congress and make some food for us.  But we could not disregard those persons who were interested in accompanying us or simply wanted to know of our intentions first-hand.  To this end, Thomas Acton was commissioned to organise an academic conference at the University of Oxford before the formal opening of the Congress.  Thus, those of us who took part in the discussions at Chelsfield were free from any outside influence to interpret how gypsies have genuinely lived out our past history and how we intended to approach our future. 

Besides Dr Acton, who was our best speaker at the Congress,  this academic meeting was attended on our part by the great gypsy writer and brilliant storyteller Mateo Maximoff, one of whose novels Le Prix de La Liberté had been translated into more than fifteen languages, participated in this academic meeting, as well as Jan Kochanowski, our most highly regarded linguist and expert in the dialect variants of Baltic, Ukrainian and Russian gypsies. Ian Hancock, one of our most illustrious representatives, professor at the University of Texas and a great linguist who was our representative at the United Nations under the presidency of Bill Clinton also attended the conference at the University of Oxford.

April 8th, the best showcase of our presence in the world

It was at the 1990 International Romani Union Congress, in Warsaw, when we decided that April 8th was the most noted date for establishing an International Romani Day. On that date in 1971, a new era in the thousand-year history of the gypsy people began.  And today, almost 30 years after making this agreement and 48 years since the holding of the Congress in London we are able to ensure that the International Romani Day is on the agenda of all of the world’s democratic governments.  And our country, a pioneer in so many new things relating to gypsies and Spanish gypsies, once again leads the countries of the European Union. The Spanish government, for its part, in the Council of Ministers of 6th April 1998 approved the acknowledgment of April 8th as International Romani Day.  On this day the rivers of Spain, as well as many others in France, the United Kingdom, Italy, Germany, the Americas and even in Russia flowed carrying flower petals on their surface. A symbol of beauty and colour that has crossed frontiers without asking anybody for permission because the waters have no owner and borders are an invention that one day should play a role other than that of the repression of freedom.

The 1971 Congress in London has now passed into history.  But if should it occupy a prominent place in the consciences of all civilised humans for any reason it should be for establishing a flag which has only two colours. A blue stripe above which symbolises the only roof that protects all of we gypsies in the world, and a green stripe at the bottom to show that beyond the harsh eyes of exclusionary nationalisms, we are citizens of the world.  A simple faith, fraternal and beautiful that all citizens, gypsy or not, should make their own.

This English translation has been possible thanks to the PerMondo project: Free translation of website and documents for non-profit organisations. A project managed by Mondo Agit. Translator: Andrew Agrafojo.

You can read our last year comment by clicking on the following link: https://unionromani.org/en/2018/04/09/today-is-our-day/

14 million gypsies are celebrating worldwide

Mateo Maximoff y Grattan Puxon in London on april 1971 / Eva Davidová
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

It was April 1971. General Franco was still alive. It would be another five years before he left this world and his body was taken to the Valle de los Caídos. I was fifty years younger than I am today and had arrived in Barcelona from my native Andalusia not long before. I was young, very young, full of anger and strength to try and find ways of putting an end to the state of marginalisation and abandonment in which the majority of Spanish gypsies lived.  And I took advantage of the invitation from Caritas Diocesana de Barcelona in order to settle into the Ciudad Condal and from here start what would what would soon be the embryo of the powerful gypsy movement that we have in our country today.

The Church or the Falange

For many years, especially during the final years of Francoism, there were only two institutions which enjoyed a certain freedom to say things that the ruling Regime would not like. Denouncing injustices, demanding a more prominent role for workers in decision making, highlighting the extreme poverty in which thousands of Spanish people were still living would earn those who led this struggle a prison sentence.  I knew this well because they had warned me on occasion. For this reason, as can be easily understood, I preferred to seek refuge under the protection under the umbrella of the Church and this is how some committed gypsies began to shed the load that had for centuries weighed upon us, condemning us to the most painful marginalisation: poverty and illiteracy.

How the London Congress Was Conceived

This explained why one day I received an invitation from the self-proclaimed International Gypsy Committee, based in Paris and led by brothers Vanko and Léulea Rouda. A few months before I was visited by Donald Kenrick, an Englishman who appeared one day in Barcelona with his daughter, a young girl who at that time would have been 12 or 13 years old.  Both presented the typical preconceived image that we had of English people. Golden blond hair, friendly, ceremonial in their ways, and decked out in clothes that showed an unkempt elegance. He told me that he was preparing an international meeting of gypsy leaders from all over the world which gypsies from the Soviet Union would attend for the first time. I admit that this announcement excited me because it felt that this would be the opportunity to know first-hand what life was like for gypsies in the rest of the world.  Donald Kenrick was an exceptional linguist who could translate more than fifty languages and spoke some thirty fluently, including Catalan.  In addition to him two influential public figures contributed to this project becoming a reality with much success: they were Dr Thomas Acton, a professor at the University of Oxford and an expert in gypsy language and culture, and Grattan Puxon, an English activist who held the post of Secretary General of the Congress.

UNESCO was left to seize the organisation of the Congress

Vanko Rouda was determined to hold a major Congress at the UNESCO Palace in Paris, in which the world’s most important gypsies in Romani intelligentsia would participate.  It was his intention that the Council of Europe would take the first step towards the institutional acknowledgement of gypsy people.  But the talks dragged on which led Grattan Puxon to convince the members of the Gypsy Council of Great Britain, founded in 1966, to go to London where the much talked-about International Congress was to be held.  Somebody described Puxon’s initiative as a ‘coup d’état’. And it was, but its consequences were advantageous and very positive. In doing so he surprised members of the International Gypsy Committee in Paris by organising a large cultural festival on Easter Monday in 1971 at Hampstead Heath, which is one of the most beautiful and semi-wild parks on the outskirts of London, occupying more than 320 hectares.  This aroused media interest in those who had made known the importance of this global gathering which would later take place in Chelsfield.

The presence of the ‘gadchés’ had to be banned from the Congress

The organisers were very clear that if any non-gypsy researchers, historians, sociologists or members of humanitarian or charitable organisations were to take part in the Congress they would unquestionably prejudice its results and would inhibit those gypsies present from speaking with complete freedom about their present life and, above all, the future that they wanted for our people.  And they were successful, to the extent that the food served to us during the days of the Congress was prepared by a gypsy cook from a London hotel who took some of his holiday leave to attend the Congress and make some food for us.  But we could not disregard those persons who were interested in accompanying us or simply wanted to know of our intentions first-hand.  To this end, Thomas Acton was commissioned to organise an academic conference at the University of Oxford before the formal opening of the Congress.  Thus, those of us who took part in the discussions at Chelsfield were free from any outside influence to interpret how gypsies have genuinely lived out our past history and how we intended to approach our future. 

Besides Dr Acton, who was our best speaker at the Congress,  this academic meeting was attended on our part by the great gypsy writer and brilliant storyteller Mateo Maximoff, one of whose novels Le Prix de La Liberté had been translated into more than fifteen languages, participated in this academic meeting, as well as Jan Kochanowski, our most highly regarded linguist and expert in the dialect variants of Baltic, Ukrainian and Russian gypsies. Ian Hancock, one of our most illustrious representatives, professor at the University of Texas and a great linguist who was our representative at the United Nations under the presidency of Bill Clinton also attended the conference at the University of Oxford.

April 8th, the best showcase of our presence in the world

It was at the 1990 International Romani Union Congress, in Warsaw, when we decided that April 8th was the most noted date for establishing an International Romani Day. On that date in 1971, a new era in the thousand-year history of the gypsy people began.  And today, almost 30 years after making this agreement and 48 years since the holding of the Congress in London we are able to ensure that the International Romani Day is on the agenda of all of the world’s democratic governments.  And our country, a pioneer in so many new things relating to gypsies and Spanish gypsies, once again leads the countries of the European Union. The Spanish government, for its part, in the Council of Ministers of 6th April 1998 approved the acknowledgment of April 8th as International Romani Day.  On this day the rivers of Spain, as well as many others in France, the United Kingdom, Italy, Germany, the Americas and even in Russia flowed carrying flower petals on their surface. A symbol of beauty and colour that has crossed frontiers without asking anybody for permission because the waters have no owner and borders are an invention that one day should play a role other than that of the repression of freedom.

The 1971 Congress in London has now passed into history.  But if should it occupy a prominent place in the consciences of all civilised humans for any reason it should be for establishing a flag which has only two colours. A blue stripe above which symbolises the only roof that protects all of we gypsies in the world, and a green stripe at the bottom to show that beyond the harsh eyes of exclusionary nationalisms, we are citizens of the world.  A simple faith, fraternal and beautiful that all citizens, gypsy or not, should make their own.

This English translation has been possible thanks to the PerMondo project: Free translation of website and documents for non-profit organisations. A project managed by Mondo Agit. Translator: Andrew Agrafojo.

You can read our last year comment by clicking on the following link: https://unionromani.org/en/2018/04/09/today-is-our-day/

14 millones de gitanos estamos de fiesta en todo el mundo

Mateo Maximoff y Grattan Puxon en Londres en abril de 1971 / Eva Davidová
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Corría el mes de abril de 1971. El general Franco seguía vivo. Aún tenían que pasar casi cinco años para que abandonara este mundo y su cuerpo fuera llevado al Valle de los Caídos. Yo tenía 50 años menos de los que tengo ahora y hacía poco tiempo que había llegado a Barcelona desde mi Andalucía natal. Era joven, muy joven, lleno de rabia y de fuerza para tratar de encontrar medios que pusieran fin al estado de marginación y abandono en que vivían la mayoría de los gitanos españoles. Y aproveché la invitación que me habían hecho desde Cáritas Diocesana de Barcelona para que me instalara en la Ciudad Condal y que desde aquí iniciara lo que en poco tiempo sería el embrión del pujante movimiento gitano que hoy tenemos en nuestro país.

 La Iglesia o la Falange

Durante muchos años, especialmente en las postrimerías del franquismo, solo había dos instituciones que gozaban de una cierta libertad para decir cosas que al Régimen gobernante pudieran no gustarle. Denunciar injusticias, reivindicar el protagonismo de los trabajadores en la toma de decisiones, poner de manifiesto la extrema pobreza en la que aún vivían miles de españoles podía costarle la cárcel a quienes lideraban esa lucha. Yo lo sabía bien porque ya me habían advertido en alguna ocasión. Por esa razón, como es fácilmente entendible, preferí ampararme bajo el paraguas de la Iglesia y así fue como algunos gitanos comprometidos empezamos a remover la losa que desde hacía tantos siglos pesaba sobre nosotros condenándonos a la marginación más dolorosa: la de la pobreza y el analfabetismo.

Como se gestó el Congreso de Londres

Esto justificó el que un día recibiera una invitación de un autodenominado Comité Internacional Gitano, residenciado en París, y dirigido por los hermanos Vanko y Léulea Rouda. Unos meses antes me visitó Donald Kenrick, un ciudadano inglés que un día apareció por Barcelona acompañado de su hija, una jovencita que a la sazón debería tener unos 12 o 13 años. Ambos ofrecían la típica imagen que tenemos preconcebida de los ciudadanos ingleses. Rubios como el oro, amables y ceremoniosos en las formas, y ataviados con ropa que mostraban una descuidada elegancia. Me anunció que se estaba preparando un encuentro internacional de líderes gitanos de países de todo el mundo donde por primera vez asistirían gitanos procedentes de la Unión Soviética. Confieso que este anuncio me ilusionó porque intuía que así tendría la oportunidad de conocer de primera mano como era la vida de los gitanos en el resto del mundo. Donald Kenrick era un lingüista excepcional que podía traducir más de 50 idiomas y que hablaba con soltura una treintena de ellos, incluido el catalán. Junto a él dos personalidades decisivas contribuyeron con gran eficacia a que aquel proyecto se convirtiera en una realidad: Fueron el Dr. Thomas Acton, catedrático en la universidad de Oxford y experto en lengua y cultura gitana, así como Grattan Puxon un activista inglés que ocupó la Secretaría General del Congreso.

La UNESCO se dejó arrebatar la organización del Congreso

Vanko Rouda estaba empeñado en celebrar en el Palacio de la UNESCO de París un gran Congreso en el que debían participar los gitanos más significados de la intelectualidad romaní del mundo. Él pretendía que el Consejo de Europa diera el primer paso para el reconocimiento institucional del pueblo gitano. Pero las negociaciones se eternizaban lo que propició que Grattan Puxon convenciera a los miembros del Consejo Gitano del Reino Unido, fundado en 1966, para que fuera en Londres donde se celebrara el soñado Congreso Internacional. Alguien calificó la iniciativa de Puxon como un ‘golpe de Estado’. Y lo fue, pero sus consecuencias fueron providenciales y altamente positivas. Para ello sorprendió a los integrantes del Comité Internacional Gitano de Paris organizando un gran festival cultural el lunes de Pascua de 1971 en Hampstead Heath que es uno de los parques naturales de las afueras de Londres más hermosos y semisalvajes. Tiene más de 320 hectáreas. Esto concitó el interés de los medios de comunicación a los que se hizo saber la importancia del encuentro mundial que tendría lugar posteriormente en Chelsfield.

Había que impedir la presencia de los ‘gadchés’ en el Congreso

Los organizadores tenían muy claro que, si los investigadores, historiadores, antropólogos, sociólogos o miembros de las organizaciones humanitarias o caritativas que no fueran gitanos participaban en el Congreso, condicionarían absolutamente sus resultados y supondrían un freno para que los gitanos presentes hablaran con absoluta libertad de su presente y sobre todo, del futuro que querían para nuestro pueblo. Y lo consiguieron. A tal extremo que hasta la comida que nos sirvieron durante los días del Congreso fue hecha por un cocinero gitano de un hotel londinense que cogió unos días de sus vacaciones para asistir al congreso y hacernos la comida.

Pero no podíamos desatender a las personas que habían mostrado interés en acompañarnos o que simplemente querían conocer de primera mano lo que pretendíamos. Y para ello se le encargó a Thomas Acton que organizara una conferencia académica en la Universidad de Oxford, antes de la apertura formal del Congreso. De esta forma quienes participábamos en las discusiones de Chelsfield estábamos libres de sufrir cualquier influencia extraña para interpretar la genuina manera con que los gitanos habíamos vivido nuestra historia pasada y como pretendíamos enfocar nuestro futuro.

A este encuentro académico acudieron por nuestra parte, además del Dr. Acton, que fue nuestro mejor relator del Congreso, el gran escritor gitano Mateo Maximoff, brillante narrador, una de cuyas novelas ‘Le Prix de la liberté’ ha sido traducida a más de 15 idiomas, así como Jan Kochanowski, nuestro más acreditado lingüista experto en las variantes dialectales de los gitanos bálticos, ucranianos y rusos. Ian Hancock, uno de nuestros más ilustres representantes, profesor en la Universidad de Texas, gran lingüista y nuestro representante en las Naciones Unidas bajo el mandato de Bill Clinton también acudió a la conferencia de la Universidad de Oxford.

El 8 de abril, el mejor escaparate de nuestra presencia en el mundo

Fue en el Congreso de la Unión Romaní Internacional celebrado en Varsovia en el año 1990 cuando decidimos que el 8 de abril era la fecha más señalada para establecer un Día Internacional del Pueblo Gitano. En esa fecha de 1971 se inició la nueva era de la milenaria historia del pueblo gitano. Y hoy, trascurridos casi 30 años de haber tomado ese acuerdo y 48 de la celebración del Congreso de Londres podemos asegurar que el Día Internacional del Pueblo Gitano es una fecha que está en la agenda de todos los gobiernos democráticos del mundo. Y nuestro país, pionero en tantas cosas novedosas referidas a los gitanos y gitanas españoles, una vez más se ha colocado a la cabeza del resto de los países de la Unión Europea. El Gobierno de España, por su parte, en el Consejo de Ministros del día seis de abril de 2018 aprobó el reconocimiento del 8 de abril como Día del Pueblo Gitano.

En ese día los ríos de España, como muchos otros en Francia, en el Reino Unido, en Italia, en Alemania, en las dos Américas y hasta en Rusia han discurrido portando en su superficie pétalos de flores. Símbolo de belleza y colorido que han atravesado fronteras sin pedirle permiso a nadie porque las aguas no tienen dueño y las fronteras son un invento que alguna vez deberían tener una función diferente a la de represión de la libertad.

El Congreso de Londres de 1971 ya ha pasado a la historia. Pero si por algo debiera ocupar un lugar destacado en las conciencias de todos los seres humanos civilizados es por haber instituido una bandera que tiene solo dos colores. Una franja azul arriba simbolizando el único techo que nos ampara a todos los gitanos del mundo, y otra franja verde abajo para poner de manifiesto que por encima de las miradas torvas de los nacionalismos excluyentes, somos ciudadanos del mundo.

Una fe sencilla, fraterna y hermosa que todos los ciudadanos, gitanos y no gitanos, deberían hacer suya.

Puede leer nuestro comentario del año pasado pulsando en el siguiente enlace: https://unionromani.org/2018/04/09/hoy-es-nuestro-dia/

Garrido destaca la contribución del pueblo gitano al ‘patrimonio común’

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, conmemorando el Día Internacional del Pueblo Gitano / EFE

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, ha mostrado este lunes su apoyo al pueblo gitano, de quien ha destacado su ‘cultura milenaria’, que contribuye a enriquecer el ‘patrimonio común’ desde múltiples ámbitos como el lingüístico, el identitario o el cultural.

‘La Comunidad de Madrid estará siempre junto a vosotros’, ha asegurado el presidente regional durante su intervención en el acto celebrado en la Real Casa de Correos, sede del gobierno regional, con motivo de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano.

Garrido ha subrayado que los madrileños ‘nos sentimos orgullosos de vivir en una región abierta y plural’, en la que tiene cabida ‘el pueblo gitano’. Para el presidente regional fechas como hoy ‘contribuyen a estrechar aún más si cabe los lazos con el pueblo gitano’, y ha ensalzado los avances en materia de integración y de conocimiento mutuo ‘como no se había hecho en los seis siglos precedentes’.

Aún así, ha dicho Garrido, ‘aún subsisten algunos estereotipos ancestrales que siguen relegando a los gitanos, una de las minorías más antiguas, numerosas y a la vez más desconocidas de España’. El acto ha culminado con el himno internacional gitano y su bandera colgada en el balcón principal de Real Casa de Correos, que se iluminará esta noche con los colores de la enseña.

Entrega de la bandera de los gitanos a Adelina Jiménez para rendirle homenaje por ser la primera maestra gitana española

Entrega de la bandera del Pueblo Gitano a Adelina Jiménez / Sociedad

Con motivo de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, el candidato al Congreso de los Diputados por Huesca, Mario Garcés, y el candidato por Huelva, Juan José Cortés, visitaban en la Residencia Torrefuentes de Monzón para rendir un homenaje a Adelina Jiménez, la primera gitana española en obtener el título de maestra nacional. Iban acompañados del candidato a la alcaldía de Monzón, Isaac Claver, y miembros de su lista.

Los candidatos entregaban a Adelina la bandera del pueblo gitano con los colores azul y verde, que representan el cielo y la tierra que es su casa, además de una placa de recuerdo de la visita.

Jiménez mostraba su admiración por Cortés del que decía era un gitano bueno y señalaba que era importante que entrara en el Congreso. Antes los candidatos, atendían a los medios, donde Garcés recordaba que en su etapa como Secretario de Estado de Asuntos Sociales promovió la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y se preocupó para que la mujer gitana tuviera un papel relevante.

Por su parte, Cortés reseñaba que venía de hablar en Jaca de la prisión permanente revisable y hablaba de Adelina como un ejemplo para su comunidad. Antes de llegar a Monzón, hacían parada en Barbastro para visitar la estatua de “El Pelé”, el primer gitano beatificado.

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