Españoles gitanos

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Marcos Santiago Cortés

El tema catalán ha dado para más; como el compromiso ciudadano que tiene la etnia gitana con España. Yo lo sabía, pero no la mayoría; los gitanos somos un elemento de cohesión nacional. Incluso nuestra mente cosmopolita nos impide dividir a España en autonomías. Hoy es difícil reconocer esta visión centralista porque tenemos cierto complejo de parecer fascistas debido a un pasado franquista. Pero eso para nosotros es complejo imposible porque amamos la libertad individual desde antes de la Revolución Francesa (paradójicamente, este amor fue el origen de nuestros males). Eso de que los gitanos no tenemos patria, al menos en los flamencos españoles, es una falacia por cuanto formamos parte esencial de la construcción de la personalidad ibérica y especialmente de la andaluza. No me gustaría que este escrito se politizara porque su mensaje no va contra el independentismo catalán ni tampoco a favor de la unidad española. Simplemente es un serio tirón de orejas a los españoles no gitanos: en muchísimos estudios se concluye que las gitanas y gitanos significan el grupo social más rechazado. Y ello a pesar de que nuestra vecindad siempre fue pacífica desde antes de la unión de los Reinos Hispánicos. Se suele lanzar el mensaje embustero que somos nosotros los que no queremos integrarnos; ese falso argumento ha sido nuestra cruz. Todos conocemos a familias gitanas normalizadas. Pero es hora de gritar que esas familias no lo han logrado por las oportunidades sinceras dadas. La gente debe escuchar -aunque no le guste- que muchos gitanos han vencido la exclusión, exclusivamente gracias a su triple sobreesfuerzo en medio de la desconfianza, la incomprensión y el miedo. Así logramos dar pan a nuestros hijos con el comercio de bestias, de cuadros o textil puerta a puerta y ahora en mercadillos. Y todo teniendo en cuenta el tristísimo factor de que los no gitanos nos compraban -salvo maravillosas excepciones- no por ayudarnos, sino porque como nos veían analfabetos creían que nos timaban. No digo que no haya delincuentes gitanos, pero menos que no gitanos (y si no me creen pregunten a los profesionales que trabajan en juzgados que son los que saben). En fin, la implicación gitana en el tema del secesionismo catalán debe significar un hito para que todo el mundo sepa que nos merecemos -pero, de hecho- ser parte ciudadana de pleno derecho. El pueblo español no gitano no debe seguir viéndonos como extraños individuos sino al contrario, como sus hermanos más meritorios, porque aun naciendo y viviendo en un país en el que se nos ha sometido a innumerables adversidades nunca hemos renunciado a nuestra ferviente españolidad.

 

Marcos Santiago Cortés
Abogado