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Mulleres colleiteiras: el círculo de la economía social

En el año 2017, Mulleres Colleiteiras recogió 43.994 kilos de aceite vegetal usado. Este año llegarán a los 130.000 / Público

Veinticuatro meses antes, entre veinte y treinta mujeres gitanas, colectivo mayoritario en esta Cooperativa, iniciaban la recogida de aceite vegetal usado en el barrio coruñés de Monte Alto, con el apoyo de la ONG Arquitectura sin Fronteras, de las entidades del barrio, de su Asociación de Vecinos y de muchas personas que se implicaron directa o indirectamente en aquel proyecto piloto. Hoy, Mulleres Colleiteiras está reconocida. Recibió el accésit del Premio Nacional Juntas por el Clima (2019) y la Palma de Oro de la Plataforma LaTeuaTerra (2018). Su crecimiento es prueba del funcionamiento ejemplar de las economías social y circular que rigen esta empresa, que comenzó con 20 puntos de recolección y que hoy cuenta con 65, que se ampliarán este año a 85, distribuidos por toda A Coruña, Oleiros, Arteixo y Ferrolterra.

En el año 2017, Mulleres Colleiteiras recogió 43.994 kilos de aceite vegetal usado. Este año llegarán a los 130.000. Esta es su historia. «Vivo la experiencia de saber lo que es trabajar, es una oportunidad», cuenta Montserrat, gitana de apenas veinte años, cuando se le pregunta por este trabajo. Sonia, su compañera, de la misma edad y también gitana, responde así: «Es una experiencia nueva. Nunca había trabajado. Nos estamos independizando. Para nosotras es más difícil».

La conciliación es lo primero. La llevamos a cabo individualmente, adaptándonos a la situación de cada trabajadora, a su problemática. Sonia y Montserrat viven en el poblado gitano y desean independizarse», explica Susana Pena Liaño, gerente de la Cooperativa.

Puedes seguir leyendo este artículo en gallego aquí: https://luzes.gal/12/04/2020/en-aberto/mulleres-colleiteiras-o-circulo-da-economia-social/

Las mujeres romaníes son las raíces que alimentan a nuestras comunidades con cuidado y amor

Saludos a todos mis primos, espero que se encuentre bien.

Hoy es 8 de abril. El 8 de abril más extraño que hemos experimentado, pero también uno que nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre lo que realmente importa. Este año no nos distraeremos con las celebraciones o al tomar fotos. Este año, comprendemos el significado completo del saludo «Salud y libertad».

También comprendemos cómo los romaníes siempre han vivido y resistido ante cualquier dificultad, por grande que sea. La resistencia de los romaníes a la exclusión, nuestra resistencia a la negación de nuestra identidad, nuestra resistencia a la asimilación, a la dominación, a la instrumentalización que nos haría parecer la fuente de todos los males y nos hace encarnar todos los temores de las mentes racistas en rumores difundidos por los medios de comunicación y las redes sociales.

La resistencia romaní que aprendemos de nuestras madres y padres, nuestros tíos y tías, nuestras abuelas y abuelos, y que enseñamos a nuestros hijos e hijas.

La resistencia romaní que nace de un sentido de comunidad, de unión, que nace de la fuerza y ​​la sabiduría compartidas. La resistencia de los gitanos radica en saber cómo ver y leer situaciones para estar un paso por delante de las cosas, poder confrontarlas con la comunidad en mente: pensar en todos, no solo en uno mismo.

Ejemplar en nuestra resistencia es la fuerza de las mujeres romaníes. Una vez más, en la pandemia que estamos experimentando ahora, las mujeres romaníes demuestran su sabiduría y capacidad de organización. Antes de que cualquier ayuntamiento, cualquier gobierno, cualquier institución pública o privada, antes de que alguien pudiera reaccionar, las mujeres romaníes ya estaban hablando entre ellas, averiguando quién podría estar en una esquina cerrada, cuáles podrían ser sus dificultades, quién necesitaría medicamentos o alimentos, o artículos de limpieza o materiales higiénicos o cualquier otra cosa. Las mujeres romaníes organizaron y continúan organizando esta información de primera mano para compartirla con las instituciones pertinentes y exigir que brinden una respuesta adecuada.

Mujeres romaníes que, en el confinamiento de sus hogares, cuidan y mantienen la vida todos los días, a cada hora: organizan, limpian, cocinan, escuchan, aconsejan y ayudan a los ancianos, los niños y sus pares, mitigando y resolviendo las tensiones producidas por esta situación agonizante, todo en casas de menos de 70 metros cuadrados habitadas por familias de al menos cinco miembros. Mujeres romaníes que encuentran el momento en que no hay tiempo para llamar a las que están solas, preocupadas o enfermas. Mujeres romaníes que son una luz en la oscuridad, paz y armonía en medio del caos. Por lo tanto, siempre ha sido y será siempre así.

Mujeres gitanas, raíces de la comunidad, raíces de las redes que nos apoyan, raíces de amor y cuidado por nuestra gente. Raíces de amor y cuidado por la vida, la salud y la libertad y la demanda de los derechos que siempre nos han sido negados, que todavía nos son negados.

Mujeres romaníes que recogen la corriente de la sabiduría de nuestra gente y la transmiten a nuestros hijos, de generación en generación, a través de su comida, su canción, su baile, sus palabras y sus acciones.

¡Larga vida a las valientes mujeres romaníes!

Opre Roma

Las policías y la Guardia Civil deben proteger nuestro buen nombre

Dos guardia civiles de servicio / Cedida

Mi querido amigo y ministro: No se inquiete al empezar a leer esta carta. Si no fuera porque estoy confinado en mi casa de Barcelona, encerrado como un tigre en su jaula, y vigilado constantemente por mis hijos y por Paloma, mi mujer, que tan solo me permiten bajar a la calle para que mi perrito gitano, Lucky, recogido de una inmensa perrera, haga pipí, trataría de verle personalmente y entregarle en mano esta carta.

Y digo que no se inquiete porque no es mi intención criticar el inmenso trabajo que está desarrollando en estos días de nubarrones negros en que el bicho malo que nos invade está causando tanto daño y tanto dolor a todos los españoles. Y de forma muy especial a nosotros, los gitanos y gitanas de este gran país que es España, que además de padecer la furia del maldito virus que se ensaña en aquellos barrios donde vive la gente más humilde, hemos de soportar los brotes racistas de quienes echan sobre nosotros la culpa de su propagación.

Pero como intencionadamente he querido que esta carta tenga carácter abierto, ―cosa que inmediatamente aclararé― tal vez deba dar una explicación de por qué me dirijo a usted con tanta familiaridad. Es muy sencillo: porque sé de muy buena fuente que siempre ha tenido una natural predisposición a echarnos una mano en nuestra lucha por lograr que los derechos que durante siglos nos han sido negados, ahora, en democracia, nos sean reconocidos. Y además porque las veces que he coincidido con usted han sido de una extrema cordialidad. Especialmente la última. Verá:

Ni García Lorca hubiera imaginado aquella estampa

Días antes de que tomara posesión de su nuevo mandato como Ministro del Interior, el día 13 del pasado mes de enero, recibí una comunicación de su secretaría transmitiéndome su deseo de que asistiera al acto que se celebraría en el salón de actos del ministerio. Como es natural ajusté mi agenda de aquel día para estar junto a usted en un acto lleno de simbología y de esperanza. Debo confesarle que el Ministerio del Interior no es el que más he frecuentado a lo largo de mi vida parlamentaria, a pesar de que quien estuvo al frente de esa importantísima cartera fuera, en los primeros años de la democracia, mi buen amigo y compañero, José Barrionuevo, almeriense por más señas, tierra entrañable que he representado en el Congreso de los Diputados durante dos legislaturas.

Pero terminó el acto y quienes estábamos en el salón nos levantamos para darle la mano y desearle un buen mandato. Lógicamente se produjo un ligero revuelo entre quienes querían pasar primero para saludarle. Usted no lo sabe, pero yo se lo cuento ahora. Cuando me presenté en el salón, alguien de su oficina de protocolo me dijo que le acompañara para indicarme donde me debía sentar, y mire por donde que el lugar señalado era junto a la fila donde estaban sentados creo que siete generales de la Guardia Civil. Ni García Lorca hubiera imaginado esa estampa.

Luego, cuando me retiré de usted, alguien que me conocía, no pudo por menos de decirme:

      ―Caray, Juan de Dios, ¿qué has estado hablando con el ministro tanto rato? Tú no te habrás dado cuenta, pero yo puedo decirte que a los que iban detrás de ti, los generales de la Guardia Civil, no han estado ni un segundo más de lo que permite un saludo de cortesía.

Para eso también sirven los amigos

Me voy a permitir la libertad de pedirle un señalado favor: Diga usted a la policía y a la Guardia Civil que cuando redacten sus atestados, como consecuencia de alguna detención o acción policial en cualquier acto de investigación, no digan ni escriban la palabra gitano o gitana como presuntos implicados en el hecho. Esa referencia, señor ministro, nos causa un daño irreparable y acrecienta los instintos criminales de los racistas que nos acusan de ser la encarnación de todos los males.

Las circunstancias que estamos viviendo por causa de esta pandemia horrorosa está haciendo que los medios de comunicación, ciertamente no todos, se ocupen de nosotros al señalarnos como destinatarios de las iras y los ataques de quienes, amparándose en la impunidad de las Redes Sociales, nos señalan como culpables de los males que acosan a toda la ciudadanía. Combatir este comportamiento de los medios de comunicación es tarea ardua que exige mucha dedicación y cuyos resultados no serán fruto que se pueda recoger de un día para otro. Pero no es lo mismo con la tarea informativa de las fuerzas de seguridad del Estado. La policía, Guardia Civil, las policías autonómicas y las urbanas son fuerzas disciplinadas que actúan siempre a las órdenes de sus superiores.

Esto es lo que le pido, señor ministro. El año pasado, cuando hacía nada que usted había accedido al cargo, le recordé que siendo Ministro del Interior Rodolfo Martín Villa, en el gobierno del primer presidente constitucional Adolfo Suárez, me abordó en un Pleno del Congreso y me dijo:

      ―Quiero hacerle un regalo para que lo conserve usted entre sus recuerdos de esta etapa. Aquí tiene el original de la orden que acabo de enviar a todas las Comisarías de Policía de España y a todas las Comandancias de la Guardia Civil del país. En esta orden digo que a partir de ahora no se utilice la palabra “gitano o gitana” cuando se redacte alguna diligencia relacionada con la comunidad gitana. Y que cuando sea absolutamente imprescindible la identificación de alguna persona tampoco se diga “gitano” sino que se proceda a su descripción en términos parecidos a “de color moreno” o “de pelo ensortijado”, etc.

Hoy una orden así es más necesaria que nunca

 Es verdad que muchas veces son los propios periodistas los que, ignorando lo que establecen los códigos deontológicos de la profesión en las democracias consolidadas, usan y abusan del origen étnico o de la procedencia territorial de aquellos a quienes retratan en sus crónicas. Olvidan, o lo hacen intencionadamente, que los profesionales de los medios deben evitar hacer referencia a la raza, al origen o a la cultura de las personas “en contextos peyorativos”. Así consta literalmente en el Código Deontológico Internacional de la profesión periodística.

Sin embargo, señor ministro, si eso lo pedimos a los periodistas porque sin su colaboración todos nuestros esfuerzos serían inútiles, a usted le reclamamos que actúe con la autoridad que posee y con los instrumentos jurídicos que le proporcionan las leyes. Especialmente la Instrucción 16/2014 de la Secretaría de Estado de Seguridad, por la que se aprueba el «Protocolo de Actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para los delitos de odio y conductas que vulneran las normas legales sobre discriminación». En el punto 4.3 de la citada Instrucción se da orden a las fuerzas policiales que “velarán por los derechos constitucionales al honor, intimidad e imagen de los detenidos, con respeto al derecho fundamental a la libertad de información”.

Cada vez que las fuerzas de seguridad del Estado hacen referencia a la “etnia gitana” lo hacen para poner de manifiesto la “pertenencia de un individuo a un grupo o a una comunidad que comparte una lengua, identidad simbólica, ideología, cultura y en algunos casos ciertos rasgos físicos visibles, que los diferencian del resto de grupos o comunidades”.

Señor ministro, querido y respetado amigo, utilice usted la citada Instrucción de la Secretaria de Estado de Seguridad para corregir los prejuicios que todavía existen en una parte de la sociedad española contra nosotros. Lo tiene fácil. El texto de la Instrucción dice textualmente que “los prejuicios son tendencias evaluativas dirigidas hacia los grupos sociales y sus miembros. Generalmente, los prejuicios hacia grupos étnicos y nacionales se caracterizan por ser valoraciones negativas”.

Lo celebraremos y los Cuerpos de Seguridad del Estado también. Porque la policía de hoy, como la Guardia Civil de la democracia no tienen nada que ver con aquellos hombres, de los que nos hablaban nuestros abuelos, que nos perseguían y daban patadas a las ollas humeantes en que las gitanas preparaban la comida de la familia en nuestro deambular por los caminos de España.

Y si todavía quedara alguno, heredero de aquel instinto antigitano, que se fastidie. Porque la Ley también nos protege a nosotros como al resto de los españoles.

Ricardo Hernández, Gaz Kaló: “El racismo se transmite igual de rápido que el Covid-19”

Ricardo Hernández coordinador de Gaz Kaló en Navarra

Desde la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra, Gaz Kaló, su coordinador Ricardo Hernández, cuenta en Onda Cero que “hay una población que está bien en la sociedad que tiene sus trabajos, que puede asumir esta crisis”, pero lamenta que “hay otro sector de la población que lo tienen más complicado con la falta de ingresos, de mercadillos y venta ambulante”, y segura que esas familias “lo están pasando muy mal”.

Situaciones extremas que siempre acaban desatando movimientos o auges de discriminaciones y racismos, apoyados además en las redes sociales. “Se transmite la discriminación y el racismo igualmente que el Covid-19”, explica el coordinador de Gaz Kaló. Y lamenta que parece que “a la sociedad le gusta señalar a los sectores más vulnerables, encontrar un chivo expiatorio, una cabeza de turco”.

Asimismo, critica el papel que en ocasiones toman las redes sociales, que pueden ser “un caldo de cultivo, personas que bajo seudónimos dicen barbaridades se inventan bulos y mentiras”.

Leer más: https://www.ondacero.es/emisoras/navarra/pamplona/audios-podcast/mas-de-uno/ricardo- hernandez-gaz-kalo-el-racismo-se-transmite-igual-de-rapido-que-el-covid-19_202004095e8ecf35a8aed2000121e10d.html

CaixaBank y Fundación La Caixa donan 24.500 euros a Secretariado Gitano para apoyo a familias vulnerables de Castilla y León

CaixaBank y Fundación La Caixa han donado 24.500 euros a Fundación Secretariado Gitano para apoyar a las familias vulnerables de Castilla y León que pueden sufrir una «brecha digital» para abordar las tareas escolares durante el confinamiento forzado por el coronavirus.

En esta nueva iniciativa, CaixaBank donará 24.500 euros a la Fundación Secretariado Gitano para apoyar a las familias gitanas que más lo necesiten.

La Fundación Secretariado Gitano señala que la tasa de pobreza infantil gitana asciende al 89 por ciento, con un 51 por ciento de ellos en pobreza extrema, por ello creen «urgente» poder paliar la brecha que se agrava en esta situación de confinamiento ya que apuntan que el 79 por ciento de los hogares gitanos no tienen ordenador ni acceso a internet, «lo que repercute directamente en adquisición de conocimientos, habilidades y competencias digitales, agudizando la desigualdad en su proceso educativo».

Leer más: https://www.20minutos.es/noticia/4230427/0/caixabank-y-fundacion-la-caixa-donan-24-500-euros-a-secretariado-gitano-para-apoyo-a-familias-vulnerables-de-cyl/

“Putos gitanos de mierda. Me cago en Dios. Estoy de una mala hostia que dan ganas de salir y darles fuego”

Ayuntamiento de Karrantza, en Bizkaia / AYUNTAMIENTO DE KARRANTZA

Una familia gitana de Karrantza denuncia insultos y amenazas como «gitano de mierda nos estás pegando el coronavirus. Te vamos a hacer la vida imposible. Te vamos a quemar”.

«Por suerte, mi familia no tiene coronavirus, pero este tipo de acoso es una ofensa tanto para los gitanos como para aquellas personas que están enfermas y lo están pasando mal. Nosotros respetamos el confinamiento, no salimos de casa, o si no, que vengan y lo vean. Somos vecinos de Karrantza como otro cualquiera. No es justo».

Ante lo ocurrido, Elvira, miembro de una de las familias afectadas, se dispuso a interponer una denuncia a la comisaria de la Ertzaintza de Balmaseda, donde también asegura que encontró una serie de dificultades para proceder a la denuncia, como el hecho de hacerle esperar varias horas y después no querer atenderla, para luego hacerla volver siete horas más tarde, a una comisaría que se encuentra a 45 minutos de viaje desde su casa. 

La familia gitana se puso en contacto telefónico con el alcalde de Karrantza, el cual, se negó a denunciarlo públicamente, alegando que, “puesto que no se conoce la identidad del agresor, no se puede hacer nada».

Hemos leído la noticia en “eldiario.es” y si pulsa en el siguiente reproductor podrá oír la voz del demonio racista blasfemando contra Dios y contra nosotros.

Leer más: https://www.eldiario.es/norte/AUDIO-denuncia-Bizkaia-Gitano-coronavirus_0_1017349045.html

Estamos horrorizados. ¡Cuánto odio, cuanta ceguera, cuanto racismo asesino hay en las palabras de este demonio que ofende a Dios y quiere quemarnos vivos en nuestras casas con nuestros padres e hijos! Y que nadie diga que es producto de un momento de ofuscación. Sus palabras no se improvisan. Sus amenazas están bien formuladas. Y su decisión de hacernos daño es a todas luces evidente.

Vamos a tratar de identificarlo y vamos a llevarlo ante la Justicia. Pero ahora también queremos llamar la atención del mal comportamiento, a nuestro juicio, del alcalde de Karrantza, Raul Palacio Portillo, que se ha negado a hacer una pública condena de las amenazas formuladas contra los gitanos de su pueblo, amparándose en decir que “como no se conoce al agresor, no se puede hacer nada”.

Sí se puede, señor alcalde. Y usted lo sabe bien como gran activista que fue contra todos lo que quisieron colocar un parque eólico en la Sierra de Ordunte. Y usted ganó la batalla y con ella la alcaldía de su pueblo. ¿Tan difícil le es ahora redactar un comunicado diciéndole a sus vecinos que dejen en paz a los gitanos de Karrantza?

Pero nuestra indignación es mayor contra los miembros de la policía autonómica de la comisaría de Balmaseda que no atendió con la debida diligencia a Elvira. Ella misma ha declarado que “ha sido víctima del racismo institucional por parte de la Ertzaintza, por aplazar la recepción de la denuncia en un claro intento de obstaculizarla». En consecuencia, esta valiente y decidida gitana está tramitando la denuncia correspondiente directamente a los Juzgados, porque por cómo le han tratado no quiere acudir más a la Ertzaintza

Desde la Unión Romaní vamos a hacer todo lo posible para ayudar a la Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi, Amuge Elkartea, y a SOS RacismoBizkaiko SOS Arrazakeria. Queremos que sepan que cuentan con nuestra gratitud y el apoyo solidario tanto de nuestros amigos como del resto de los gitanos y las gitanas de España. Por eso, nuestros humildes servicios jurídicos los hemos puesto a su disposición.

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya
Abogado. Presidente de Unión Romaní

Denuncia del Consejo contra la Discriminación Racial por causa del covid-19

El Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica ha denunciado los insultos y ataques racistas y xenófobos que están padeciendo las comunidades asiática y gitana durante el estado de alarma por la crisis del coronavirus.

Este organismo, dependiente del Ministerio de Igualdad, ha expresado su preocupación ante los casos documentados de discriminación y rechazo de estos colectivos.

El Consejo ha lamentado que tanto medios de comunicación como representantes públicos hayan aludido al origen étnico, racial o nacional de las personas infectadas o fallecidas por coronavirus.

También ha documentado insultos y ataques en la vía pública y gran difusión de discursos de odio en redes sociales, ha explicado el Consejo en un comunicado.

Las situaciones de discriminación se pueden denunciar en el Servicio de Asistencia y Orientación a Víctimas de Discriminación Racial o Étnica en el teléfono gratuito 900203041 o en el correo electrónico info@asistenciavictimasdiscriminacion.org. EFE

Leer más: https://www.lavanguardia.com/vida/20200415/48540130344/consejo-contra-discriminacion-racial-denuncia-xenofobia-en-crisis-de-covid-19.html

La Diputación de Castellón subvenciona con 30.000 euros un proyecto de integración social del colectivo gitano

Miembros de la entidad en una charla de hace unos mesos sobre el papel de la mujer gitana en las políticas europeas / C.P.

La Asociación Punjab recibirá en 2020 una subvención de 30.000 euros de la Diputación provincial para hacer frente a los gastos de personal y a la adquisición de bienes corrientes y servicios vinculados al proyecto Iniciativas de integración, destinado a favor del colectivo gitano que impulsa esta entidad.

Esta es una iniciativa que contempla la puesta en marcha de un magacín digital y de un programa de prevención del consumo de drogas en el ámbito familiar y escolar dirigidos a la comunidad gitana de la provincia de Castellón. Estos recursos contribuirán a la realización de un estudio de diseño corporativo, la adquisición del dominio de la página web, la mejora del acceso a las nuevas tecnologías y la consecución de imágenes históricas de la comunidad gitana, han señalado fuentes de la Diputación.

La vicepresidenta de la Diputación y responsable del Área de Bienestar Social, Patricia Puerta, considera que esta «es una colaboración necesaria destinada a favorecer la integración del colectivo gitano y a realizar labores de prevención en materia de drogadicción». Puerta añade que las administraciones públicas «tenemos que arrimar el hombro para seguir profundizando en la implementación de políticas sociales y educativas saludables que favorezcan la igualdad de oportunidades y el futuro acceso al mercado laboral con garantías de éxito».

El Ejército de Eslovaquía aísla tres poblaciones gitanas

El primer ministro de Eslovaquia, Igor Matovic protegiéndose con una mascarilla / Jaroslav Novák

Tres poblaciones de la minoría gitana en el este de Eslovaquia han sido puestas hoy en cuarentena supervisada por la policía y el Ejército, una medida que afecta a más de cuatro mil personas y que ha sido criticada por ONG, informa el diario Právda.

Mientras que eslovacos retornados del extranjero pasan la cuarentena en centros hospitalarios, a los gitanos se les obligaba a pasarla en gimnasios o en otras instalaciones municipales poco adecuadas.

Las medidas impuestas han sido también criticadas por el apoderado del Gobierno para la minoría romaní, Ábel Ravasz. «Las soluciones que el gabinete de crisis adoptó las consideramos inhumanas y no las puedo respaldar», dijo Ravasz al diario Právda.

La comunidad gitana en Eslovaquia está formada por unas 440.000 personas, lo que equivale al 8 % de la población, y existen poblados chabolistas donde no hay acceso al agua potable, lo que impide luchar de forma adecuada contra el coronavirus.

Si hubiera nacido mujer y además gitana…

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El 8 de abril se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Pueblo Gitano (International Roma Day). Con esta fecha se pretende recordar el histórico Congreso Mundial roma/gitano celebrado en Londres el 8 de abril de 1971 en el que se instituyó la bandera y el himno gitano. Sin embargo, fue más tarde, durante el desarrollo del 4º Congreso Internacional Gitano, realizado en Polonia en 1990, cuando se decidió establecer este día como fecha internacional del pueblo gitano.

Si hubiera nacido mujer y además gitana, estaría viviendo esta grave crisis sanitaria de una manera muy diferente a como la vivo en mi condición de paya. Seguramente, la situación de especial vulnerabilidad que sufrimos ante la prevención y lucha contra el enemigo invisible del covid-19 se agravaría por ser víctima de la discriminación interseccional. Ahora bien, debería quedar claro que ésta no implica una mera suma aritmética de diferentes tipos de discriminaciones sino un tipo de discriminación específica en la que confluyen varios tipos de discriminación provocados por razón del género y la etnia. La discriminación múltiple o simultánea que sufren las mujeres gitanas tiene por tanto una dimensión distinta que las transforma en sujetos especialmente vulnerables dentro del cuerpo social.

Aunque fue la jurista norteamericana Kimberlé Crenshaw quien introdujo desde los estudios jurídicos y el feminismo negro el concepto de interseccionalidad en las Ciencias Sociales en 1989, se rastrea esta idea de la interseccionalidad con anterioridad en las denuncias de mujeres afroamericanas, chicanas y mujeres apodadas como las “otras”, las “inapropiables”, las “subalternas”, etc. Si hubiera nacido mujer y además gitana, viviría presa de esa angosta intersección que se origina de la interacción de distintos sistemas de dominación u opresión que vulneran elementales derechos humanos.

Creo que es fácil de entender que cualquier población sensiblemente vulnerable se puede ver desproporcionalmente afectada por el covid-19, como de hecho está ocurriendo. La pandemia no conoce del juego de las mayorías y las minorías, no conoce de clases sociales, no conoce de relaciones de poder y por ello no distorsiona sino que retrata en una imagen monumental y gigantesca las desigualdades sociales en el ámbito de los bienes y servicios, salud, educación y empleo. Sobra decir que son estas esferas en las que las mujeres gitanas de una forma llamativa han padecido y padecen una discriminación histórica.

Si hubiera nacido mujer y además gitana, aun cumpliendo de manera estricta el confinamiento tendría mucha más probabilidad que otros sujetos de contraer el virus porque posiblemente tendría una salud más frágil, una condición física peor, quizás padecería diabetes, hipertensión, obesidad o asma, simplemente por la mera pertenencia a esta minoría social. No estoy queriendo decir con ello que por ser mujer y además gitana tendría una predisposición genética a sufrir estas enfermedades, que me harían más vulnerable ante el virus, pero sí que por un condicionamiento histórico estaría en clara desventaja dentro del cuerpo social, simplemente, por haber tenido históricamente el pueblo gitano menos acceso a los servicios de salud. Son por ello tanto la precaria salud como el alto grado de vulnerabilidad en la situación actual europea, los materiales con los que se construye el espejo de las desigualdades e injusticias sociales que ha sufrido el pueblo gitano como minoría durante siglos.

Si hubiera nacido mujer y además gitana, seguramente, no gozaría de seguro privado de salud, tendría menos ahorros para hacer frente a la crisis y además menos ingresos para afrontar económicamente estos días de confinamiento, quizás porque me dedicaría a la venta ambulante, como sabemos, prohibida por el estado de alarma. Por si esto fuera poco, la gente se alejaría de mí en los supermercados al pensar que estoy contagiada y sería escrupulosamente vigilada por los guardias de seguridad ante la prejuiciosa presunción de que querría sustraer algo sin previo pago; por supuesto, esto en el caso de que nadie me hubiera impedido entrar en el comercio tras la acusación infame e infundada de estar contagiada.

Con razón se dice que en la base de la discriminación interseccional suelen estar el uso de estereotipos de género sobre las mujeres que pertenecen a grupos históricamente discriminados, convirtiéndose aquéllos en la causa pero también en la consecuencia de la discriminación. Es por ello que urge tanto detectar los prejuicios irracionales y contaminados socialmente como erradicarlos a través de la educación, la familia y, sobre todo, a través de los medios de comunicación. Todos sabemos que en situaciones de crisis, como la que ahora vivimos, las redes sociales se saturan con mensajes falsos que lejos de mejorar, lo que hacen es empeorar todavía más la percepción existente de ciertos grupos sociales. No sorprende por ello que hayan corrido como la pólvora en estos días los mensajes antigitanos en forma de audios difamantes, insultantes y estigmatizantes. Bulos y rumores que han afectado, de nuevo, al modo en que son percibidas las mujeres gitanas. Creo que deberíamos tratar entre todos de evitar que la pandemia se revele no sólo en forma de covid-19 sino también en forma de antigitanismo.

Si los recursos son limitados, resulta fundamental conocer quiénes son los grupos de mayor riesgo dentro de la sociedad, que se están viendo especialmente afectados por la pandemia, en aras de que los poderes públicos no los ignoren cuando tomen las decisiones sobre su reparto. Pensemos que lo que Rawls denominaba “la arbitrariedad de la fortuna” no puede condicionar la posibilidad de que los individuos tengan o no acceso a los bienes primarios. Quizás deberíamos tomar en serio las palabras de Donna Kate Rushin cuando en su poema “de la puente” decía que “la puente que tengo que ser es la puente a mi propio poder. Tengo que traducir mis propios temores. Mediar mis propias debilidades. Tengo que ser la puente a ningún lado más que a mi verdadero ser. Y después seré útil”.

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