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El Parlamento andaluz da su apoyo a una ley que reconozca la relevancia de la cultura y el pueblo gitanos en el flamenco

Momento en que se leía la declaración institucional y los parlamentarios aplaudían de pie / Cedida

El Parlamento de Andalucía ha aprobado este jueves una declaración institucional en la que muestra su apoyo a la elaboración de una ley en la que se reconozca, proteja y difunda la relevancia de la cultura y el pueblo gitano en la génesis y el desarrollo del flamenco.

Se trata de una declaración impulsada por los cinco grupos políticos en la que el Parlamento muestra su apoyo también a promover el acceso, la participación y representación de gitanos en las instituciones públicas andaluzas que gestionan el flamenco en sus distintas dimensiones.

Asimismo, el Parlamento andaluz respalda que se garantice la publicidad y transparencia de las comisiones y de los jurados que evalúen y decidan, atendiendo a criterios claros y consensuados de protección y promoción del patrimonio oral e inmaterial flamenco.

Muestra también su apoyo a los compromisos contraídos con la Unesco respecto a la inclusión de la asignatura «Flamenco» en el sistema educativo andaluz y, siguiendo los cauces legalmente establecidos para ello, a fomentar la colaboración en la elaboración de los textos académicos y buscar fórmulas viables y efectivas para promover la participación de artistas gitanos en las horas docentes.

En la declaración institucional se destaca que el «innegable protagonismo» del pueblo gitano en el nacimiento y la conformación actual del flamenco justifica que se adopten por el Gobierno andaluz medidas que tengan como objeto el reconocimiento, la difusión y la protección del pueblo gitano como uno de los principales creadores, depositarios y transmisores del flamenco en Andalucía.

El Pueblo Gitano ha sido protagonista en el Parlamento de Andalucía. La Cámara Autonómica, con el consenso unánime de todos los grupos políticos, ha hecho pública una Declaración Institucional en reconocimiento de la Cultura y del Pueblo Gitano como uno de los creadores, depositarios y transmisores del flamenco.  La autoría del texto aprobado corresponde a Bernó Strategies, grupo de investigación que ha impulsado la iniciativa y para el que esta declaración supone un gran paso en su proyecto de reivindicación del flamenco gitano, en el que cuenta con el apoyo de Open Society Roma Initiatives. El acto se ha rubricado con un prolongado y emocionante aplauso por parte de los parlamentarios al Pueblo Gitano.

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Guías del camino

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Si un gran escritor vivió para contar su vida sin pudor, supongo que yo podré contarla más por no ser una celebridad. Hace 22 años, recién casado, con la carrera terminada y cuando ya había mandado la tira de cartas al director de este diario para que se fijaran en mi para ser columnista, iba a Baena a comprar ropa para venderla en el mercadillo. Y así, siendo constante y formalete, conseguí llegar a un pedazo de trato con el dueño de la fábrica GarciCruz, pedazo de ser al que no he vuelto a ver pero que llevamos en el corazón: ‘Marquitos, solo te vendo a ti, pero con la condición que diariamente me pagas lo que vayas vendiendo -aunque tengas que venir todos los días- y vas reponiendo y así no te comes el género ni el dinero’.

A este buen hombre llamado Miguel, aquel verano, mi mujer y yo le vendimos toda aquella nave cargadita de ropa. ¡Qué buenos tiempos para el mercadillo! Un día de agosto (porque aquel agosto nuestras vacaciones fueron ese precioso trato), después del mercadillo, cansados y a cuarenta y tantos grados, tiramos para Baena. Viajábamos en un furgón con más km que el coronavirus, lleno de porrazos y sin climatizador. Así con el calor, sin camisa y las ventanillas abiertas para que entrara ese aire que aun siendo caliente consuela, a los flamencos se nos ponen malas hechuras y parecemos choros totales. Bueno, en una curva invado el carril contrario para pillarla más recta porque no venía nadie de contrario y entonces irrumpen los civiles que me piden la documentación mía y de la furgoneta. Como somos tan despistados, no llevo nada. No podemos demostrar quienes somos; solo mi esposa que orgullosa enseña su apellido ‘Heredia’ no precisamente holandés. Pero le digo que somos honrados trabajadores del mercadillo, que vamos a por género, que estamos reventados y para que se fie más, le digo que en breve seré abogado, periodista y escritor porque tengo en mente una novela.

Cuando digo esto el más mayor sonríe con divina mirada y dice: ‘anda tira… abogado, periodista, escritor con menos papeles que una liebre’. Un buen hombre y sobre todo un buen profesional porque para los policías inteligentes, no hay papeles más fiables que una mirada sincera. Hace unos días estaba en el bar de al lado del juzgado, algo depre por los gritos que pegaron los familiares de un detenido al que no pude librar de la prisión preventiva y cuando fui a pagar, el café estaba pagado. Pregunté al camarero, que señaló a un anciano que llevaba un pilla corbatas de la Benemérita y que, con mi última novela en la mano, sonreía y me miraba con la misma dulzura y si me apuran juventud, que aquel Guardia Civil que como un ángel de la guarda se implicó en que pudiera seguir mi camino.

Desde Cataluña, ¡Viva Andalucía!

Manifestación del 4 de diciembre de 1977 donde los andaluces pedían tener un Estatuto de Autonomia / Cedida

Nací hace infinidad de años en un precioso pueblo marinero fundado por los Reyes Católicos en 1483 a orilla del Océano Atlántico, marcando uno de los quicios de entrada a la Bahía de Cádiz. Y de este hecho fundacional le viene el nombre de Puerto Real. Toda mi infancia y mi primera juventud la viví correteando por sus calles o pasando las horas muertas en las estribaciones de su pequeño muelle, mientras el sol se mantenía allí arriba a punto de zambullirse en la línea horizontal del mar donde parece que se acaba el planeta.

Recién cumplidos los 22 años cogí el petate y me vine a Barcelona donde esperaba encontrar los medios necesarios para poner en marcha un proyecto ilusionante que nos empujara a los gitanos españoles a ser dueños de nuestro destino y administradores de nuestra libertad. Y debo reconocer que las expectativas fueron cumpliéndose y al poco tiempo, a pesar de que al franquismo todavía le quedaban largos años de vida, empezaron a crearse en casi toda España, al calor de las Cáritas de entonces, los primeros Secretariados Gitanos que fueron el fermento del pujante asociacionismo que hoy marca el devenir reivindicativo de la comunidad gitana española.

Pero no es de esto de lo que me quiero ocupar hoy, día en que los andaluces, de dentro y de fuera de nuestras fronteras regionales, celebramos nuestro día territorial. Hoy quisiera zarandear el árbol de mis recuerdos para revivir con ustedes lo que supuso la jornada de aquel mágico jueves del día 28 de febrero de 1980 en que se celebró el referéndum que dio paso a la elaboración del Estatuto de Autonomía que gracias al artículo 151 de la Constitución nos liberaba de la vía lenta del 143 para equipararnos al mismo nivel del que disfrutaban los llamados “territorios históricos” que habían tenido Estatutos durante el tiempo que duró la República.

El Centro Andaluz en Cataluña

Corría el año 1975. España entera sabía que Franco moriría pronto, lo que supuso un acicate para quienes, desde la clandestinidad, o desde la tolerancia vigilada, aspirábamos a conseguir una sociedad distinta donde la política nos permitiera ser hombres y mujeres libres capaces de luchar por conseguir una vida mejor. Y en ese contexto yo gozaba de un plus de popularidad gracias a un programa flamenco que dirigía y presentaba diariamente en Radio Nacional de España. Eso propició que un grupo de personas, amigas mías, decidiéramos crear un movimiento genuinamente andaluz que animara a nuestros paisanos residentes en Cataluña a luchar por el advenimiento de la democracia. Dejo que se Pedro J. Parra quien describa lo que unos cuantos soñadores pretendíamos conseguir: “En 1975 se funda en Barcelona una asociación con el nombre de Centro Andaluz en Cataluña. Es una asociación atípica porque además de propagar y extender la cultura andaluza, quiere luchar por las justas reivindicaciones de nuestro pueblo. Y se declara político y multipartidista, para aglutinar todas las tendencias. Por lo tanto, nace con una clara intencionalidad política.”

Hasta donde la memoria me alcanza quiero rendir homenaje a Antonio Romero, que ya se nos fue, a Juan José Guisado, industrial que puso el dinero para pagar el piso de la Via Layetana donde instalamos nuestra sede, a Pablo Martínez, inquieto luchador que fue el fundador de la pujante Casa de Cádiz, a Amparo Jiménez, vivo ejemplo de mujer luchadora y comprometida, a Gregorio Cano, el mejor poeta cordobés que ha cantado a su pueblo desde Cataluña, a Pedro Penalva, profesor de Derecho en la Universidad de Lérida y a Gonzalo Crespo, joven y brillante abogado que fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona y luego Director General de Migraciones de la Junta de Andalucía. Todos ellos me hicieron el honor de elegirme primer Secretario General del Centro Andaluz en Cataluña desde el que dimos testimonio de nuestra condición de andaluces en un momento crucial en el que todo el futuro inmediato estaba por escribir.

Cataluña, la novena provincia andaluza

Y podía serlo sin ningún tipo de complejo. En los años 70 había en Cataluña 1.300.000 andaluces. Y almerienses en Cataluña vivían más que habitantes tenía en aquellos años toda la provincia incluida la capital. ¡Quién me iba a decir en aquellos años de plomo que el destino me llevaría a ser diputado precisamente por Almería durante dos legislaturas completas!

Hay un estudio del historiador granadino Francisco de Borja García Duarte ―El ideal de Blas Infante en Cataluña ― que es de obligada lectura para tener un conocimiento documentado de la realidad histórica, política y cultural de la población andaluza residente en Cataluña. A él me remito para ofrecerles una pincelada histórica del indiscutible protagonismo que tuvo el Centro Andaluz en Cataluña en la movilización política de tan ingente población.

La capacidad de movilización de la burguesía catalana, inspiradora desde siempre de un nacionalismo titubeante que en los momentos difíciles no dudó en aliarse con sus adversarios, ha sido sustituida en gran parte por la ingente masa de inmigrantes que a veces desorientada, a veces engañada, ha tomado como propias reivindicaciones identitarias de las que nunca tuvieron conocimiento. Yo mismo debo confesar que en mi despertar al activismo político, desde el sentimiento consciente de mi pertenencia a una clase situada en el extremo más bajo del bienestar, pensé que los andaluces debíamos imitar a los catalanes que nos llamaban charnegos para que nunca ningún andaluz tuviera que salir de su tierra a ganarse la vida fuera de su casa y de su entorno natural.

Y con ese sentimiento y ese fuego interior de querer cambiar lo que me parecía tan injusto, volví a Andalucía desde la Cataluña que me había llevado al Congreso de los Diputados para ser participante en la redacción de la Constitución Española. Pero mi destino quiso que los entresijos de la política frustraran mi deseo de ser Diputado por Cádiz y que Alfonso Guerra me enviara a Almería. Almería fue la horma de mi zapato. En esa provincia extrema a la que hay que ir, porque por ella no se pasa, viví los ocho años más felices y comprometidos de mi vida política. Almería me permitió adentrarme en una realidad política y social que, yo diría, era desconocida hasta por las siete provincias que integran su realidad geográfica. Les repetí hasta la saciedad lo que yo había aprendido en Cataluña para zarandear sus conciencias y conseguir que se levantaran contra el sistema que nos había condenado a ocupar el último lugar en el ranking del progreso y el desarrollo de las restantes comunidades autónomas. Claro que para mí fue fácil porque tuve un maestro y un compañero excepcional, Joaquín Navarro Esteban, juez que ejerció su profesión en el País Vasco y que poseía una oratoria incendiaria que hacía levantarse a quienes le escuchaban. Pronuncié tantos mítines con él a lo largo y ancho de toda la provincia, que en alguna ocasión llegué a temer, cuando ya tenía a todo el público entregado, que culminara su proclama diciendo.

     ―Compañeros y compañeras, para acabar con este estado de injusticias que padecemos los andaluces, no me queda otro remedio que deciros: ¡a las armas, a las armas!

Evidentemente jamás dijo tal cosa y ni siquiera lo pensó, pero a mí me animaba para repetir una y otra vez lo que el profesor Francisco Murillo, de la Universidad de Granada, había escrito con gran acierto: “Si el andaluz rico emigra a Madrid y el andaluz pobre emigra a Cataluña, ¿Quién piensa en Andalucía?”

Manuel José García Caparrós que fue asesinado en estas manifestaciones convirtiéndose así en un símbolo de lucha / Cedida

La autonomía de Andalucía costó un muerto

La gente de mi generación lo sabe. El 4 de diciembre de 1977, cuando todavía no habían transcurrido ni seis meses desde las primeras elecciones democráticas, los andaluces que vivían en la región y los que lo hacíamos en Cataluña nos movilizamos para conseguir que también Andalucía tuviera un Estatuto de autonomía. Dos millones de andaluces nos echamos a la calle para gritar a pleno pulmón que queríamos ser protagonistas de nuestro propio destino. Y el muerto lo puso Málaga. Manuel José García Caparrós, un joven de 18 años, trabajador de una cervecera malagueña, recibió un tiro cuando portaba la bandera blanca y verde y se unía gozoso y esperanzado a la muchedumbre que despertaba de un letargo demasiado prolongado de marginación y pobreza.

Aquello fue el principio. Pero aún debían suceder muchos acontecimientos duros, peligrosos y esperanzadores en los que el Centro Andaluz en Cataluña jugó un importante papel hasta lograr el ansiado Estatuto. La semana que viene los contaré.

MANIFIESTO de FAKALI: Andalucía también es tierra gitana

El fascinante mundo de la construcción identitaria es sin lugar a dudas objeto de investigaciones, pues a través de ella se forjan unos lazos que difícilmente se pueden romper. Más aún en el caso de Andalucía, territorio abanderado en la proliferación de todo tipo de pueblos milenarios, y con ellos el consabido desarrollo lingüístico, social y cultural de nuestra tierra. Andalucía la andalusí, la romana, la tartésica, la sefardí, la fenicia… y la gitana. Sí, gitana.

La construcción de la identidad histórica y social de nuestra Andalucía es sin lugar a dudas una edificación forjada con el paso de los siglos. Tenemos la ciudad europea más antigua de cuantas se conocen y algunos de los vestigios de las primeras grandes civilizaciones repartidas por las ocho provincias hermanas, que manifiestan cómo efectivamente esta tierra descaradamente plural es rica cultural, lingüística y socialmente hablando. No es cosa baladí lo que referenciamos, como tampoco lo es el hecho de que en nuestras cuerdas vocales como andaluces y andaluzas tengamos un tesoro histórico: en nuestras gargantas permanece casi intacto el paso del tiempo andalusí, si bien de ellas nos salen los siglos romanos en forma de latín, además del griego y de nuestro pasado árabe. Pero además permanece semioculto el romanó a través del kaló. Y, por ende, está lo gitano presente. Sí, lo gitano también es andaluz.

Así se ha forjado nuestra Andalucía, con la convivencia, el respeto y la diversidad por bandera, a pesar de que las influencias del sistema en el que nos encontramos hacen que en ciertas ocasiones resurjan odios pasados que no deben volver a florecer. Quedémonos con las muchísimas influencias entre pueblos, pues los siglos de historia que llevamos a nuestras espaldas nos dicen que de esa forma la prosperidad es posible. Ahí está Lebrija, Utrera, Jerez o Morón de la Frontera, el Sacromonte… ¿Hubiese sido posible ese crisol cultural sin el respeto, la tolerancia y la simbiosis como forma de vida? Estamos seguras de que sin la convivencia, la solidaridad y el respeto mutuo no habría sido posible, puesto que con imposiciones culturales y con la opresión no sólo se condena a la exclusión, sino a la pérdida de la construcción identitaria tan rica que tienen estos y otros muchos lugares de nuestra tierra.

También perdemos parte de esa identidad cultural cuando en los manifiestos, los escritos y las declaraciones institucionales se invisibilizan ciertos pueblos, a pesar de que todavía continuamos contribuyendo a la histórica e influyente cultura andaluza. A veces con intención y otras sin ella, lo cierto es que corremos el riesgo de faltar a la verdad cuando se “olvida” una parte del legado gitano-andaluz o andaluz-gitano en libros, estudios o conferencias en lo académico. Se promueve así la invisibilización, que trae consigo la condena a la recurrencia tópica y al cliché cuando se nombra a lo gitano en otros planos, habitualmente peyorativos. Y lo que no está no existe. Y lo que no existe no forma parte de las referencias bibliográficas, volviendo a hacer de nuestra rueda un círculo de ideas falsas.

Quedémonos con la Andalucía de Blas Infante, de Lorca o de Machado. Con la Andalucía de Picasso o de Julio Romero de Torres. Para ellos lo gitano formaba parte indisoluble de esa construcción identitaria andaluza, pues en las fraguas y en los ‘tratantes de bestias o ganado’ también está Andalucía. También lo está cuando se degusta nuestra gastronomía, cuando bailan los seises, cuando se escucha una Soleá, una Seguiriya, una Bulería o una Toná. Está presente en los versos de Pepe Heredia y en los ecos de Camarón, de Fernanda, de Bernarda o de La Niña de los Peines. Está Andalucía también en esa Triana gitana cruzando el puente, tal y como lo está en las coplas del Carnaval e incluso en los Cristos gitanos que en unos días procesionarán por cada rincón de nuestra tierra.

Si lo gitano está indisolublemente arraigado en cada pueblo, que se oiga, se lea y se muestre. La historia nos dice que Andalucía es lo que es por su gente, por su presente y por su pasado. Construyamos un futuro juntos andaluces y gitanos o gitanos y andaluces, que es lo mismo.

Feliz Día de Andalucía.

Salud y Libertad.

Tres nuevos diputados gitanos en el Parlamento de Eslovaquia

Peter Pollák Jr, Jarmila Vaňová y Ján Herák son los nuevos diputados gitanos en el parlamento de Eslovaquia / Cedida

Tres candidatos romaníes se convirtieron en legisladores nacionales después de las elecciones que se celebraron el pasado sábado, a la legislatura nacional unicameral de Eslovaquia. Estos son Peter Pollák Jr, Jarmila Vaňová y Ján Herák y los tres forman parte del partido vencedor de las elecciones.

El partido opositor anticorrupción OLaNO, de centroderecha, ganó este sábado las elecciones legislativas en Eslovaquia, con el 24,87% de los votos, por delante de los populistas del gobierno saliente, según resultados oficiales parciales una vez escrutado el 87% de los colegios electorales.

El primer ministro saliente, Peter Pellegrini, reconoció la derrota de su partido Smer-SD (18,73%) frente al OLaNO de Igor Matovic. Con estos comicios, una parte del país deseaba poner fin a una era marcada por la corrupción y el asesinato de un periodista que había investigado este fenómeno endémico.

De este modo, el fundador y jefe de OLaNO (gente corriente y personalidades independientes), Igor Matovic, parece bien situado para que se le confíe la formación de un gobierno de coalición. Su consigna es la lucha contra la corrupción, que se ha convertido en una prioridad nacional.

«Hemos despertado al dragón dormido, a esos más de dos millones de personas que no quieren votar”, afirmó Matovic. Finalmente, el partido de extrema derecha LSNS (8,27%), favorable a Rusia y contrario a la Unión Europea y a la OTAN y popular entre una parte del electorado gracias a sus posiciones contra las élites, reforzará su presencia en el parlamento, donde tiene diez diputados.

La realidad educativa de la comunidad gitana en exclusión, a examen en la Facultad de Educación de Albacete

Cartel de las jornadas en Albacete / U.R.

La Facultad de Educación de Albacete acogerá los próximos días 10, 11 y 12 de marzo las jornadas ‘Realidad Educativa en la Comunidad Gitana en Exclusión’ que organiza Unión Romaní en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha y que están dirigidas a profesionales y estudiantes de los ámbitos educativo y social (docentes, educadores sociales, psicólogos, orientadores, sociólogos, trabajadores sociales, etc.).

El objetivo es complementar la formación de los actuales y futuros profesionales que desarrollan su labor con comunidad gitana y “gadyé” (no gitana) en situación de riesgo o exclusión social, en base a tres ejes fundamentales: cultura romaní, mediación e intervención educativa y habilidades sociales.

Unión Romaní, organización no gubernamental de carácter no lucrativo, viene realizando este ciclo formativo desde hace 19 años por toda la geografía española, en colaboración con distintas universidades y con la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. En este año 2020 está previsto que, tras su arranque en Albacete, que será la primera ciudad en recibirlas, las jornadas viajen posteriormente a Málaga y Cáceres.

Durante su desarrollo se pretende ofrecer a los profesionales mecanismos de intervención con los que atender la diversidad de alumnado matriculado en los centros educativos y a sus familias, creando para ello un espacio de análisis, debate y reflexión que favorezca el intercambio de ideas y experiencias.

Esta edición contará con la presencia de ponentes de la talla de José David Gutiérrez, profesor del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla; Ana Isabel Garrido; directora del CEIP-SES-AA La Paz de Albacete; Rosa García; directora del CEIP Miguel Hernández de La Roda; Francisco José Molina, maestro y miembro del Equipo Directivo del CEIP-SES-AEPA Entre Culturas de Hellín; José Raúl Dueñas, doctor en Enfermería y enfermero del centro de salud ‘San José’ de Linares (Jaén); Alicia Ferrández, antropóloga social y profesora de la Universidad de Alicante; Isabel María Gómez, profesora del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Educación de Albacete; María del Carmen Sánchez, profesora de Sociología de la misma facultad; y Antonio Torres, vicepresidente y director de programas de Unión Romaní.

Las sesiones abordarán temáticas relacionadas con aspectos sociológicos del Pueblo Gitano, disposiciones de pensamiento y toma de perspectiva para la educación intercultural, educación y población gitana de Europa del Este, absentismo y abandono escolar entre el alumnado gitano y programas de educación para la salud en la escuela como herramienta para suprimir las desigualdades. También habrá un coloquio sobre el modelo de comunidades de aprendizaje como experiencia inclusiva.

La inauguración tendrá lugar el martes 10 en la Sala de Grados de la Facultad de Educación a partir de las 16:15 horas, a cargo de la Decana Rosa María López, mientras que la clausura será el jueves a las 20:30 h.

El plazo de inscripción está abierto hasta el 5 de marzo y el número de plazas es limitado. Los interesados pueden apuntarse de forma gratuita a través del siguiente enlace: https://tinyurl.com/educacion-Albacete20

La formación del profesorado constituye una herramienta imprescindible para un sistema educativo que desarrolle al máximo las capacidades y competencias del alumnado, potenciando así su inclusión en la sociedad, motivo por el que la formación docente es el eje prioritario de intervención de este proyecto.

El Consejo Estatal del Pueblo Gitano celebra la inclusión de la historia y la cultura gitanas en las escuelas

Los participantes en la presentación oficial del "Protocolo orientativo para la inclusión de la historia y la cultura gitana en el currículo escolar y la práctica docente” / MEFP

Ante la presentación del «Protocolo orientativo para la inclusión de la historia y la cultura gitana en el currículo escolar y la práctica docente», por parte del Ministerio de Educación y Formación Profesional del Gobierno de España, el Consejo Estatal del Pueblo Gitano quiere expresar su satisfacción por la adopción de una iniciativa pionera que pone en valor el trabajo realizado por su Grupo de Educación durante los últimos años.

Este protocolo, que pretende orientar tanto al profesorado como a las administraciones educativas sobre cómo abordar la historia y la cultura gitanas en el currículo escolar y en la práctica docente, cumple con las expectativas de este Consejo, que como representante del movimiento asociativo romaní con la Administración General del Estado, viene demandando desde hace tiempo. El CEPG entiende que la incorporación de la materia gitana en los colegios contribuirá a combatir el antigitanismo y facilitará el conocimiento formal de la minoría étnica más importante del país, lo que repercutirá en el destierro de prejuicios y estereotipos sobre los que anida la discriminación.

Para ello, esta publicación incluye aspectos tan relevantes como una breve reseña histórica del pueblo gitano, información sobre antigitanismo y distintas recomendaciones sobre el uso de conceptos o contenidos fundamentales en la edición de materiales educativos. Este protocolo se erige en un marco introductorio previo para próximas publicaciones de materiales didácticos específicos en materia gitana, en cuya producción han tenido un rol protagonista tres mujeres gitanas universitarias: María del Carmen Filigrana García, Beatriz Fernández Peña y Olalla Heredia Olivera. Representantes del movimiento asociativo gitano y técnicas de FAKALI con una larga trayectoria como profesionales de la intervención socioeducativa.

¡Viva la radio!

Como siempre, ya lo saben mis amables lectores, suelo introducir en mis comentarios el testimonio de mis propias experiencias personales. Y esta vez no será menos. Por eso, permítanme decir que yo soy un hombre de radio. A la radio le debo buena parte lo que soy y de lo que he conseguido a lo largo ya de mi amplia y dilatada vida.

Una pincelada de historia

El día 13 de febrero se celebra el Día Mundial de la Radio como consecuencia de un acuerdo tomado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Fue en su periodo de sesiones del año 2013 cuando se hizo formalmente esa proclamación. Y déjenme decir con orgullo que, si algún protagonismo le corresponde a alguien como autor de esa iniciativa, ése es de España. Existe en nuestro país una prestigiosa organización llamada “Academia de las Artes y las Ciencias Radiofónicas de España” que fue creada en 1997 por un joven radiofonista llamado Jorge Álvarez. Fue en el seno del Consejo Ejecutivo de la UNESCO de donde partió la idea de que la Conferencia General proclamara el Día Mundial de la Radio en respuesta a una propuesta de España. Fue la Directora General de la UNESCO quien propuso la fecha del 13 de febrero, por ser el día en que se creó Radio Naciones Unidas, en 1946. Tres años más tarde fue el embajador permanente de España, Ion de la Riva, quien defendió la iniciativa en la Conferencia.

Periodista radiofónico sin título alguno

Yo empecé a trabajar en Radio Nacional de España siendo muy joven. No era periodista ni tenía título alguno. En realidad, nadie que trabajara en los medios de comunicación accedió a ellos acreditando una titulación adecuada. Ni siquiera existían las Facultades de Ciencias de la Información que fueron creadas por un Real Decreto de 13 de agosto de 1971, es decir, cuatro años antes de que muriera el general Franco. Las pioneras, y lo fueron durante mucho tiempo, se establecieron en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad Autónoma de Barcelona que fue en la que yo cursé mis siete años de vida universitaria: cinco de licenciatura y dos de doctorado. Pero esta es una historia que me apetece contar.

En 1971, como consecuencia de la publicación de mi primer libro, “Nosotros, los Gitanos”, José María Iñigo me invitó a participar en su famoso programa de televisión “Estudio abierto”. No se olvide que, en aquella época, y durante muchos años más, en España sólo hubo una cadena de televisión: TVE. Por lo tanto, aparecer en aquella pantalla mágica en blanco y negro suponía la garantía de ser vistos por más de 20 millones de personas.

Aquella entrevista causó impacto por lo que no fue extraño que al día siguiente me llamara por teléfono don Juan Manuel Soriano Ruiz, jefe de programas de Radio Nacional de España. Me dijo que tenía interés en hablar conmigo y que si podía pasar a verle por su despacho de Paseo de Gracia en Barcelona. Le dije que encantado sin saber que aquella misma tarde mi vida experimentaría el gran cambio que determinó el resto de mi actividad tanto personal como profesional.    

La entrevista se desarrolló en estos términos:

      ― Ayer le vi en TV en el programa de José María Iñigo y debo confesarle que me gustó. De tal manera que pensé: “Este muchacho podría tener cabida en nuestra cadena de emisoras”. Así que le pregunto ¿qué le parece la idea? ¿Quiere usted trabajar con nosotros?

      ―Pues, no sé qué decirle. Déjeme que me reponga de la sorpresa. En principio le digo que me parece una idea muy atractiva.

      ―Bien. Le propongo que realice usted un programa de media hora que lo emitiremos dos días a la semana. A ver, dígame de qué tema quiere usted ocuparse.

      ―Pues no lo sé. Sinceramente no sabría qué decirle.

      ―Vamos a ver, ¿usted no sabe nada de deportes, de modas, de arte, en fin, de tantas cosas como se pueden divulgar en un programa de radio?

      ―Pues no señor, aunque pensándolo bien tal vez podría hablar con mayor conocimiento de flamenco. Pertenezco a una familia gitana en la que hay muchos artistas y algunos de gran renombre popular.

      En ese momento a mí me pareció que al señor Soriano se le iluminó el rostro y me dijo con absoluta firmeza:

      ―Pues hágame usted un programa de flamenco. Lo emitiremos los martes y los viernes de ocho a ocho y media de la tarde. Tráigame usted el primer guion cuanto antes para ponerlo en la programación.

      ―Por favor, don Juan Manuel ―dije sinceramente alarmado― me pide usted algo completamente desconocido para mí. Yo no sé como se hace un guion de un programa de radio. Es más, no he visto ninguno en mi vida.

      En ese momento, aquel hombre bueno cuya memoria permanece en mi corazón y al que tanto debo, apretó el botón de un pulsador que tenía sobre su mesa y al instante entró su secretaria.

      ―Montse, ―se dirigió a una joven mujer de la que no tardé en comprobar que era su mano derecha― tráigale usted al señor Ramírez Heredia uno cualquiera de los guiones que estamos emitiendo para que vea su formato y lo adapte al que él debe realizar.

      Y Montse apareció a los pocos minutos con el guion radiofónico de un programa de pesca submarina que yo debía convertir en un programa flamenco.

Debo confesar, sin fingida humildad, que la emisión constituyó un gran éxito. En menos de seis meses pasó a emitirse tres días a la semana e inmediatamente se convirtió en un espacio diario que se mantuvo en las antenas de Radio Nacional la friolera de diez años continuados.

El poder mágico de la voz

Me resisto, en este Día Mundial de la Radio, a dejar de ofrecer una pincelada del quehacer profesional de dos hombres, dos auténticos pilares de la radiodifusión española: uno es Juan Manuel Soriano Ruiz, canario que nació en 1920 y murió en Barcelona hace ahora 25 años. Él era un periodista de la vieja escuela que se convirtió en el actor de doblaje más importante de la escena y las ondas españolas. Su voz todavía resuena en las personas de Clark Gable, Kirk Douglas y James Stewart, Si de Frank Sinatra se dice que fue la voz capaz de transformar el jazz, de Soriano se podría decir que era la voz capaz de conmover los más duros corazones.

Se cuenta, y yo doy fe de que es verdad, que cuando Juan Manuel Soriano, actor principal del programa de radio “Teatro invisible”, decía a la protagonista de la obra, con su voz de terciopelo de las Mil y una Noches, “¡Te quiero!, había desmayos de jovencitas en muchos hogares españoles ―y de otras mujeres que no lo eran tanto― seducidas por la voz inconfundible del que para ellas era el galán de sus sueños.

La otra voz inconfundible de la radio española es la de Luis del Olmo. Juntos hemos trabajado a las órdenes de Juan Manuel Soriano. Luis ya era el gran maestro que yo admiraba, conductor del programa estrella de la radiodifusión española titulado “Protagonistas, nosotros”.  Luís me encargó intervenir diariamente en su programa con un espacio minúsculo de cinco minutos, sí, cinco minutos. Mi misión consistía en subirme a una unidad móvil de Radio Nacional y entrevistar en la calle a los ciudadanos sobre los problemas del momento o lo que era actualidad en la vida pública y, ¡atención!, por aquella colaboración me pagaban mil pesetas diarias. Mil pesetas diarias, al principio de los años setenta, a mí, con veintipocos años, me parecían una fortuna.

Cuando el periodismo adquiere rango universitario

Mi vida en la radio ha sido muy variada y muy rica en contenidos. He dirigido e intervenido en programas de todo tipo ―menos en los deportivos de los que confieso mi total ineptitud―. Pero les contaré como se hacían las cosas en los últimos años del viejo Régimen.

Un día, siendo director de RTVE en Cataluña Jorge Arandes Masip ―me acabo de enterar ahora mismo, cuando estoy a punto de cerrar este comentario, que ha muerto hoy, Día Mundial de la Radio, a los 91 años― reunió en su despacho a los locutores de R.N. para decirnos lo siguiente:

      ―Todos ustedes saben que se han creado en España dos Facultades universitarias de Ciencias de la Información. Les recomiendo encarecidamente que se matriculen y cursen esos estudios. Y sepan que pasados unos pocos años, quien no esté en posesión de una licenciatura de esa Facultad, aunque sea doctor en ciencias exactas, quedará en esta casa para decir tan solo: “Son las cinco de la tarde en el reloj de nuestros estudios. Transmite Radio Nacional de España”

Contundente argumento que a mí me animó a matricularme en la Autónoma de Barcelona. Cosa de la que cada día me alegro más. Descanse en paz quien, durante algunos años fue mi director.

Los Premios Fundación Secretariado Gitano premian al Tío Valentín Suárez en la categoría “Tío Peret”

Cartel con todos los premiados de esta edición / FSG

Los Premios Fundación Secretariado Gitano 2019 se convocan con cinco categorías que persiguen poner de relieve la labor social, cultural o humana de personas, equipos de trabajo, entidades o instituciones del ámbito nacional o internacional relacionada con el avance en la inclusión social y bienestar de las personas gitanas, respondiendo a los valores y las líneas de trabajo que promueve la Fundación Secretariado Gitano.

Los galardonados en esta edición han sido la Vicepresidencia de la Generalitat Valenciana, el Hotel Fuerte El Rompido de Huelva, el activista Manuel Vila, el Festival 16kms de La Cañada, la periodista Minerva Oso y Tío Valentín Suárez.

Los Premios Fundación Secretariado Gitano reconocen el compromiso y esfuerzo de personas, empresas, instituciones, entidades o iniciativas que contribuyen significativamente a cambiar la vida de las personas gitanas más vulnerables y/o que desarrollan una destacada labor en la defensa y apoyo de la comunidad gitana, en su acceso a la ciudadanía, en la promoción de un trato más igualitario o en su reconocimiento social.

El jurado de los Premios FSG está formado por expertos de diferentes ámbitos políticos, sociales, culturales y empresariales y por un representante del Patronato de la Fundación Secretariado Gitano.

La Fundación Secretariado Gitano (FSG) es una entidad social intercultural que trabaja desde hace más de 35 años por la promoción y la igualdad de oportunidades de la población gitana en España y en el contexto europeo. Desarrolla programas y servicios para la defensa de los derechos de las personas gitanas principalmente en los ámbitos del empleo, la educación, la salud o la vivienda, y su trabajo se dirige también, a promover políticas más activas para la inclusión social de la población gitana, luchar contra la discriminación y garantizar la igualdad para todas las personas.

Muere Mateo Soler, miembro del Consejo Gitano, a los 77 años

Mateo Soler, en la izquierda de la imagen, acompañado de Manuel Heredia / CEDIDA

Este fin de semana ha fallecido Mateo Soler Bautista, conocido como ‘tío Matuel’, miembro del Consejo Gitano de Sabadell desde el anterior mandato y uno de los cofundadores de la asociación gitana de la ciudad, en 1983. En palabras de la regidora de ERC, Francisca Maya Heredia, fue un “referente del movimiento sociocultural gitano de la ciudad”. Vecino de Can Puiggener, ha muerto a los 77 años.

Su papel en la ciudad ha estado relevante por su rol activo en la mediación de conflictos y en la organización de acontecimientos culturales para visibilizar y defender la comunidad gitana.

La muerte de ‘tío Matuel’ ha generado una oleada de pésame en todo Sabadell. La alcaldesa, Marta Farrés, lo ha definido vía Twitter como un hombre “honorable, muy estimado y respetado”. También la regidora de Junts per Sabadell, Lourdes Ciuró, ha destacado que Mateo Soler “siempre ha sido un hombre de bien y de paz que ha trabajado por la convivencia y la hermandad” y ha trasladado su pésame a la familia y la comunidad gitana. También ha recibido apoyo por parte de ERC y Podemos.

Al velatorio han asistido representantes gitanos del resto de Cataluña, como el presidente de la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña, Simón Montero Jodorovich y el presidente de la Unión Romaní, Juan de Dios Ramírez Heredia. “Se han encargado de tapar el ataúd con la bandera gitana, símbolo de respeto y tradición”, ha destacado Manuel Heredia, presidente de la Asociación Gitana de Sabadell.

Durante todo un día, la comunidad gitana ha velado Soler a la Iglesia Evangélica de Filadelfia, a Can Puiggener, como tradicionalmente lo ha hecho este colectivo.

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