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Los amigos de ‘El Lebrijano’ le rinden homenaje en la gala homenaje ‘Un gitano universal’

Cartel del acto de homenaje que le han preparado sus amigos al cantaor ‘El Lebrijano’ / Cedida

El próximo viernes 8 de marzo, a las 21:00 horas, el Cartuja Center acogerá la Gala ‘Un gitano universal Homenaje a Juan Peña El Lebrijano’, cuando se cumplen tres años del fallecimiento de este grande del flamenco. Los fondos recaudados irán destinados a crear la Fundación Juan Peña ‘El Lebrijano, un Gitano Universal’, para la protección y proyección de su Legado.

Juan Peña Fernández ‘El Lebrijano’ ha sido una de las figuras más destacadas de la historia del flamenco, innovador y pionero en muchos aspectos. Comenzó muy joven con el cante y la guitarra, hasta que decidió ser cantaor en 1964. Con su obra ‘La palabra de Dios a un gitano’ llevó por primera vez el mundo sinfónico al flamenco y fue el primer cantaor que llevó el flamenco al Teatro Real de Madrid. A lo largo de su trayectoria, El Lebrijano ha trabajado con otros grandes, como David Peña ‘Dorantes’, Antonio Gades o Manolo Sanlucar y ha sido galardonado con el Premio Nacional de Cante en 1979, y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por el Ministerio de Cultura en 1997.

‘Un Gitano Universal ‘será un repaso por la discografía más relevante de El Lebrijano, con la participación de la Orquesta Andalusí. Cada artista invitado interpretará un tema de Juan Peña y el espectáculo contará con algunas sorpresas, como la dedicatoria de Dorantes, con una pieza compuesta esencialmente para la ocasión; o la participación de la bailaora Pastora Galván, bailando la Santa, de Gabriel García Márquez, quien ya destacó del artista que ‘cuando El Lebrijano canta se moja el agua’.

Asimismo, este recuerdo contará con la participación de muchos compañeros y amigos, como son, Pepe de Lucía, José de La Tomasa, El Pele, Inés Bacán, Diego Carrasco, Tomás Perrate, Esperanza Fernández, Macanita, Pedro El Granaíno, María Peña, José Valencia, Diana Navarro, Anabel Valencia, David de María, Nolasco y Fran Fernández. Así como, las guitarras de Paco Cepero, Pedro María Peña, Antonio Montoya y Antonio Malena.

Bajo el título ‘Un Gitano Universal’, y la Dirección Artística de Ana Belén Peña, hija de El Lebrijano, el espectáculo en su recuerdo será presentado por el crítico de Flamenco, Manuel Martín Martín y contará con la Dirección Musical de Juan Reina.

Prohibido leer en la tribuna del Congreso de los Diputados

El Congreso de los Diputados (EFE/J. J. Guillén)
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Lo que les voy a contar forma parte de mis recuerdos más señalados de la maravillosa etapa que me tocó vivir como diputado constituyente tras las primeras elecciones democráticas celebradas en España en el año 1977. Para mí, como para la mayoría de quienes integrábamos el Pleno del Congreso, todo era nuevo. Tan solo quienes habían sido procuradores en las Cortes franquistas se movían por el palacio como Mateo por su casa. Éramos conscientes de que la Providencia, las circunstancias, la suerte o el destino nos había reservado un humilde, pero no por ello menos importante, papel en la historia de nuestro país. Y yo lo había interiorizado. Tratar de cerca a quienes hasta pocos días antes solo los veía en la pantalla de la televisión en blanco y negro, en la única cadena existente, TVE, me parecía un sueño.

Aun así, el clima humano que se respiraba entre todos nosotros era muy esperanzador. Impactaba ver a Santiago Carrillo, jefe supremo de los comunistas españoles, por citar a quien posiblemente encarnaba la imagen más antagónica del régimen franquista, conversando o tomándose un café, con toda naturalidad, con Fraga Iribarne, quien hasta la llegada de Adolfo Suarez a la presidencia del Gobierno había sido ministro de la Gobernación, a las órdenes de Arias Navarro, es decir, máxima autoridad de la policía y la Guardia Civil. Fraga tuvo que lidiar con gravísimos desórdenes públicos, cinco muertos por la policía en Vitoria o la tragedia de Montejurra, donde la extrema derecha provocó el terror y la muerte, lo que le llevó a pronunciar la conocida frase ‘la calle es mía’.

Pues, a pesar de todo se palpaba la esperanza de que seriamos capaces de sentar las bases sobre las que construir en nuestro país un clima de convivencia donde cada uno pudiera defender sus ideas con el uso mágico y poderoso de la palabra.

¿Cuál fue la primera Ley de la democracia?

Fácilmente deducible: la que había de establecer el reglamento de la Cámara. El reglamento era, y sigue siendo, como el manual de instrucciones que nos permite montar un mueble, sacar partido al aparato de electrónica que acabamos de comprar, o conocer cómo solucionar cualquier avería de nuestro coche. Sin reglamento el Congreso de los Diputados no podría funcionar. Votar el reglamento y contribuir a su redacción para mí era una misión apasionante.

Hasta que llegó el día de su discusión y votación en el Pleno. Fue el 13 de octubre de 1977. La Comisión creada para redactar el texto había terminado su trabajo. Los 143 artículos más las disposiciones finales y las transitorias obligaron a los redactores a hacer un trabajo laborioso, aunque, justo es reconocerlo, tenían un buen patrón del que copiar: el reglamento del Congreso de los Diputados establecido por la Segunda República Española en 1931 y modificado definitivamente el 29 de noviembre de 1934.

Primeros asesinatos de ETA en democracia

El pleno del 13 de octubre de 1977 fue muy sobrecogedor. Don Fernando Álvarez de Miranda, primer presidente de la Cámara Baja, dio comienzo a la sesión dándonos la triste noticia de que habían sido asesinados el presidente de la Diputación de Vizcaya y los dos guardias civiles de su escolta. Fueron las primeras víctimas de ETA de las que se nos dio conocimiento en democracia. Una ráfaga de aire dolorido recorrió el hemiciclo de punta a punta. El ambiente se podía cortar con un cuchillo. ¡No puede ser!, nos decíamos en nuestro interior. Ya vivimos en democracia, el franquismo ha sido apartado de nuestras instituciones. ¿Por qué, Señor, por qué han de seguir matando? ¡Que poco podíamos imaginar que la lista seguiría creciendo y creciendo hasta llegar a los 864 muertos en más de 7.000 atentados!

Pero para mí aún quedaba otra triste noticia por digerir. En ese mismo pleno se nos comunicó que había fallecido José Espinet Chancho, miembro de la candidatura de UCD por Barcelona. Muy buena persona con quien mantuve una cordial y respetuosa amistad. Espinet fue el primer diputado fallecido en democracia durante su mandato.

Ese día también recibió una puñalada mortal el verdadero parlamentarismo

Así lo pensé yo y conmigo la mitad de los diputados presentes en la Cámara. El artículo 57 del reglamento decía textualmente: ‘Los Diputados, en sus intervenciones, sólo podrán leer cifras, citas textuales o aquellos datos que, usualmente, no se confían a la memoria’. Es decir, que se pretendía que continuara vigente el mandato republicano que prohibía a los intervinientes martirizar a los parlamentarios leyendo largos discursos que algunas veces, créanme porque lo he vivido por experiencia, duermen a las ovejas.  Durante algún tiempo aguantábamos estoicamente ver subir a la tribuna a algún diputado portando un buen manojo de folios, momento en que se producía la desbandada y el hemiciclo quedaba casi vacío. Alguna de Sus Señorías tenía la virtud de provocar en los oyentes lo que en circunstancias habituales ocasiona haber bebido mucho líquido o padecer una hiperplasia prostática: salir corriendo al lavabo para hacer ‘pipí’.

La elocuencia es un don que se tiene o no se tiene. La oratoria, por el contrario, es un arte que tiene sus reglas y que hay que saber administrarlas. No todo el mundo puede ser un gran orador porque, entre otras cosas el arte de la oratoria se cultiva y se valora en el ejercicio de la libertad. Hay quien sostiene que el primer pueblo que pasó a ser un pueblo libre fueron los griegos porque ellos contaron con grandes oradores. Los políticos, por lo tanto, no tienen por qué ser grandes oradores. Sí deben ser, condición indispensable, personas elocuentes. El profesor peruano Grègor Díaz define la elocuencia como ‘una facultad, mediante la cual, valiéndose de la palabra, el hombre convence, persuade y deleita’. El parlamentarismo español ha dado grandes políticos, excelentes comunicadores que aún sin ser destacados oradores sí han sido sumamente elocuentes a la hora de exponer y defender sus ideas. Horacio decía ‘Cuando tengáis bien claro en la mente lo que queréis decir, las palabras vendrán espontáneas’.

Pero el 13 de octubre de 1977, don Heribert Barrera Costa, Secretario General de Esquerra Republicana de Cataluña y diputado como yo por Barcelona, le dio un rejón de muerte al parlamentarismo tradicional, decimonónico y republicano al defender una enmienda al artículo 57 del reglamento pidiendo la supresión del párrafo donde se establecía que los diputados no podían leer sus discursos. El resultado de la votación fue el siguiente: 153 votos favorables a la lectura de los discursos; 143 en contra; nueve abstenciones y un voto nulo. Es decir, la Cámara dividida exactamente por la mitad.

Aquel día pasaron a otra estancia de la historia el gran Pericles, sin duda el mejor orador de la historia, Aristóteles, maestro de la retórica, o Girolamo Savoranola que de vivir hoy pondría la Cámara en pie, como lo hacía en tiempos de Alejandro VI, con sus sermones en Florencia denunciando la ‘hoguera de vanidades’ de los políticos de entonces.

En España los líderes políticos son muy buenos parlamentarios

Parlamentarios que brillan con luz propia. Son personas elocuentes que tienen, sin duda alguna, algo que decir. Hago intencionadamente abstracción de los diputados de mi época donde abundaban, más que ahora, hombres y mujeres que eran verdaderos maestros de la palabra. Por citar algunos de los actuales quiero señalar a Pedro Sánchez que junto a Mariano Rajoy eran un poco ‘plastas’ cuando leían, pero que alcanzaban grandes dotes de elocuencia en las réplicas a sus adversarios. Es decir, cuando no tenían que leer. Pablo Casado, presidente del PP, y Albert Rivera, líder carismático de Ciudadanos, son dos diamantes en bruto a los que habría que someter a algún programa de reestructuración de sus grandes facultades. En Esquerra Republicana destaca Joan Tardá. Tampoco lee o lee muy poco. Sabe administrar muy bien las pausas y la entonación de la voz. En esto tal vez sea el mejor de todos. Y en Podemos ¿qué puedo decir? Tanto Pablo Iglesias como Irene Montero son dos volcanes de palabras que hace muy difícil, a veces, asimilar tantos mensajes como quieren transmitir.

Siempre he pensado que el día que el reglamento autorizó a los diputados la lectura de sus discursos se violaron algunos dogmas del mercado, de la libre competencia, de la productividad y hasta de la eficacia. Y si no, ¿para qué sirven las fotocopiadoras? Deposite cada interviniente una copia de su discurso en el casillero que cada uno tiene y éste ya se lo leerá en el momento oportuno. O que lo envíen por correo electrónico, o por WhatsApp o por cualquiera de los infinitos medios que la moderna tecnología pone al alcance de cualquiera.

¡Ah! Y un consejo para los que leen. Practiquen la lectura en su casa y háganlo ante un espejo. No permanezcan todo el tiempo con la mirada clavada en el papel. Es muy desagradable. Y cuando hagan una pausa acuérdense del lugar donde han interrumpido la lectura. De lo contrario pueden sufrir un accidente como el que le sucedió a un diputado cuando daba lectura a un complicado discurso presupuestario. Se perdió en un párrafo y nervioso se quedó atascado con una palabra sin terminar en su boca. Todos le mirábamos angustiados temiéndonos que le faltara el aire para respirar. Lo que provocó que el diputado asturiano Marcelo Palacios, médico de profesión que se sentaba a mi lado, (Almería y Asturias, por razones del alfabeto éramos vecinos de escaño) dijera alarmado y con voz potente:

-¡Por favor, que le extirpen la palabra al compañero!

Unión Romaní firma acuerdos con el SPA y la AP-APAL para mejorar el tratamiento informativo de la comunidad gitana

Unión Romaní ha firmado un convenio con el Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA) y otro con la Asociación de Periodistas-Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL) para mejorar el tratamiento informativo del pueblo gitano en los medios de comunicación andaluces y evitar la difusión de estereotipos.

En concreto, el acuerdo consiste en la difusión de una serie de recomendaciones a los periodistas para que las tengan en cuenta a la hora de abordar noticias sobre la comunidad romà (gitana) y ha sido rubricado por Juan de Dios Ramírez Heredia, presidente de Unión Romaní, Francisco Terrón Ibáñez, secretario general del SPA y José María Granados de Torres, presidente de AP-APAL Almería.

Entre ellas, destacan no mencionar el grupo étnico de los protagonistas, especialmente en informaciones que se desarrollan en contextos negativos, y evitar las simplificaciones o generalizaciones, ente otras. En total, ascienden a 17 las recomendaciones, seis generales y once de carácter particular.

Asimismo, Unión Romaní se pone a disposición de estas dos organizaciones para cualquier duda que pueda surgir a los profesionales en el ejercicio de su actividad, relacionada con el pueblo gitano.

Esta acción se enmarca dentro del Programa de Sensibilización y Erradicación de Conductas Antigitanas, financiado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía.

Talleres de alimentación saludable e higiene bucodental en San Juan de Aznalfarache para personas en riesgo de exclusión ¡Inscríbete!

El Centro de Salud Nuestra Señora de la Paz de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) y la delegación del Instituto Romanò para Asuntos Sociales y Culturales en Andalucía, van a poner en marcha dos talleres dirigidos a hombres y mujeres que se encuentren en situación de vulnerabilidad o en riesgo de exclusión social.

El primero de ellos, titulado “La cesta de la compra”, tratará sobre alimentación y hábitos de vida saludables y será impartido por Juana Illanes Valenzuela, enfermera de la Unidad de Gestión Clínica, en la biblioteca municipal Mateo Alemán de la localidad (segunda planta). Está prevista su celebración el jueves 28 de marzo en horario de 11:00 a 13:00.

Mientras, el segundo, abordará cuestiones sobre higiene bucodental de la mano del odontólogo Rafael Montes. El lugar está aún por concretar, pero la fecha programada para su realización es el jueves 16 de mayo en el mismo horario que el anterior.

Las inscripciones están abiertas. Los interesados pueden dirigirse al centro de salud para apuntarse o bien contactar con Unión Romaní en el teléfono 955 490 571 o los correos ura.social2@gmail.com o uraorientacionlaboral@gmail.com.

El Museo Provincial de Huelva ofrece una muestra fotográfica de Pierre Gonnord sobre gitanos del Alentejo portugués hasta el 31 de marzo

Latitudes lleva de nuevo a Pierre Gonnord al Museo de Huelva. En el marco del Festival Internacional de Fotografía se expone Terra, una serie sobre gitanos del Alentejo portugués, que se encuentra en la misma sala, que acogió en la primera edición de la muestra fotográfica otra serie del fotógrafo francés sobre gitanos rumanos. Al igual que entonces, los visitantes quedaron ayer asombrados por el realismo de sus retratos.

El Museo de Huelva fue el escenario de la inauguración oficial de Latitudes, que celebra su décimo aniversario. Las instalaciones museísticas albergan, hasta el 31 de marzo, tres exposiciones de la muestra. Junto a la de Pierre Gonnord está Polar Heir, de Han Sungpil, en la que el fotógrafo coreano muestra sencillos paisajes, y la colectiva Women & Women.

El director del Festival Internacional de Fotografía, José Luis Ruiz, quiso en esta jornada inaugural rendirle un homenaje a la mujer y eligió para el acto la Sala Siglo XXI, donde se encuentra la muestra colectiva Women & Women, en la que participan Isabel Muñoz, Beatriz Moreno, Soledad Córdoba, Ouka Leele y Gabriela Grech con fotografías que tienen como protagonista a la mujer.

El acto contó con la presencia de la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Huelva, Elena Tobar; la vicerrectora de Extensión Universitaria y Relaciones Institucionales de la Universidad de Huelva, Joaquina Castillo; el director de la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía, Agustín Galán y el secretario general de Latitudes 21, Martín Rodríguez Gamero.

También asistió el director general de la Fundación Atlantic Copper, Antonio de la Vega; el director de la Fundación Caja Rural del Sur, Emilio Ponce, e Inmaculada Vicente, de la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio Histórico.

Durante su intervención, Ruiz hizo un recorrido por los diez años de Latitudes, una década en la que se ha traído a Huelva “lo mejor de lo mejor en fotografía”.

Recordó la primera edición, “fue una sorpresa” para todos aquellos que visitaron las salas en las que se expusieron las imágenes, “y cuando el público vio las obras de Pierre Gonnord quedó extasiado”, de ahí que el trabajo del fotógrafo francés no podía faltar en el décimo aniversario del festival.

Tanto la primera serie como Terra gira en torno al pueblo gitano, “la etnia gitana tiene un atractivo especial para los fotógrafos”, apuntó el director del Festival Internacional de Fotografía, que señaló que su trabajo es “admirable”. Destacó “la perfección” de sus retratos y cómo capta la expresión del retratado. “Es como ver un Caravaggio”.

Ruiz agradeció el apoyo de los patrocinadores, colaboradores y benefactores, entre los que se encuentra Huelva Información, así como de galerías españolas y europeas que “han propiciado obras que dan calidad al festival”.

Comentó que durante esta década se han podido ver en Huelva fotografías de más de 230 fotógrafos españoles y extranjeros, en más de ochenta exposiciones. Explicó que esta muestra fotográfica surgió en la tertulia de un grupo de amigos, que pensaron que “había que hacer algo para darle más valor a la cultura en la ciudad”.

Recalcó que “la fotografía es algo universal” y que Latitudes “nació con ánimo de serun ámbito cultural interdisciplinar”, de hecho ha incluido ciclos de cine, música, literatura y conferencias.

Aparte, se abordó el aniversario del nacimiento de Miguel Hernández y el cincuentenario de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y se concedieron Premios a la Excelencia Cultural a los directores de cine y teatro Carlos Saura y José Luis Gómez y a la actriz Nuria Espert. “Que esto no se pierda, que pasen las personas y el festival se mantenga”.

Silvia Agüero y Nicolas Jiménez lanzan un crowdfunding para publicar un libro que ayude a desmontar mitos sobre el Pueblo Gitano

La portada del libro que Agüero y Jiménez quieren publicar con ayuda de los mecenas / Cedida

‘Resistencias gitanas’ es un ensayo bibliográfico que pretende desmontar los mitos y estereotipos que se han construido en torno a la cultura gitana. La historia del Pueblo Gitano está llena de resistencia y lucha, ya que ha sido castigado en muchas ocasiones a lo largo de la historia, como en la Gran Redada del s. XVIII en la que 12.000 personas gitanas fueron encarceladas, o en el genocidio antigitano de la Alemania nazi. Para ello, Silvia Agüero y Nicolas Jiménez, autores del libro, han iniciado una campaña de crowdfunding en la web libros.com. Los mecenas pueden ayudar a editar el libro con diferentes recompensas.

El Pueblo Gitano es socialmente vulnerable: a día de hoy aún encuentra puertas cerradas en su vida dentro de la sociedad occidental. El relato histórico ha proyectado una imagen que no es la suya. Como consecuencia, el Pueblo Gitano vive bajo el estigma de una imagen negativa, presentándolos como culpables de su propia victimización.

A través de las historias personales de mujeres y hombres gitanos, Nicolás Jiménez y Silvia Agüero llevarán a cabo una revisión crítica de la historia de esta comunidad dando visibilidad a referentes del Pueblo Gitano cuyas aportaciones al acervo cultural son de relevancia universal. En Resistencias gitanas entenderemos que el primer paso para el cambio y la recuperación de la memoria histórica de los pueblos oprimidos es la puesta en valor de sus referentes y sus gentes. Todo desde la reivindicación de aquellas miradas y formas de vida que han sido tradicionalmente ocultadas y negadas.

Los autores

Silvia Agüero creció en una familia paya de ideología antigitana en el barrio de Vallecas, Madrid. Siempre supo que era hija de una persona gitana porque su familia paya no dejó de recriminárselo. Silvia pronto tomó conciencia de lo que suponía pertenecer al Pueblo Gitano, lo que la llevó a crear una asociación intercultural dirigida por personas gitanas, con el fin de promover la conciencia en un barrio gueto. Terminó los estudios obligatorios en un curso especial para adultos y hoy en día es autodidacta, contando con experiencia en la radio comunitaria Radio Vallecas. Con este bagaje, empezó a escribir artículos y actualmente forma parte del equipo de Pikara Magazine desde hace un año. Sus artículos están teniendo tal impacto que empieza a ser requerida por medios de comunicación generalista.

Nicolás Jiménez creció en el ambiente asociativo gitano español. Creció en el gueto de El pozo del tío Raimundo de Madrid. Tuvo una escolarización tardía, a los 11 años, que no le impidió culminar con éxito su licenciatura en Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense. Ha sido profesor-lector de la asignatura «Gitanos de España. Historia y cultura» de la Universidad de Alcalá y es miembro de la Red de trabajo euroasiático de académicos gitanos. Ha trabajado para diferentes asociaciones y federaciones gitanas españolas, participando en diversos foros nacionales e internacionales. También ha publicado algunos artículos académicos en relación con la historia, cultura y lengua gitana.

Por qué apoyar el libro

La cultura gitana, o Rromipen, está presente en Europa, al menos, desde el s. XV. En España, el documento más antiguo que se conoce en referencia a la presencia gitana es un salvoconducto dado a Juan del Egipto Menor, fechado en Zaragoza en 1425. Es decir, su comunidad forma parte de nuestra historia más reciente y está presente en la sociedad española como uno de los pueblos más carismáticos, pero que también conforma una población en riesgo de exclusión social.

Por supuesto, son conocidas las aportaciones gitanas a la música como con el flamenco o la rumba catalana, pero no son sus únicas contribuciones. Por ejemplo, el romanó, el idioma gitano, ha aportado al español más de 200 gitanismos, palabras que conforman nuestra vida cotidiana como «chaval» o «mangante». También, en el mundo del espectáculo, ha dado grandes artistas en el circo como la familia Bouglione en Francia o la familia Orfei en Italia. En el ámbito cultural también hay personas gitanas presentes en el mundo del toreo como Cagancho o Joselito el Gallo, y grandes escritores, pintores y músicos se han inspirado en la cultura de este pueblo para crear sus obras maestras.

Todo este acervo histórico se manifiesta en Resistencias gitanas, poniendo en valor una cultura que no nos es para nada ajena. Este libro pretende gitanizar el mundo para contribuir a hacer de él un lugar donde las diversidades sean acogidas y valoradas, y donde todas las personas podamos sentirnos incluidas en nuestra diversidad y singularidad.

La Eurocámara denuncia una discriminación sistemática a gitanos y pide objetivos vinculantes para su integración

Los eurodiputados escuchando la intervención del presidente del parlamento Antonio Tajani / EFE

El pleno de la Eurocámara ha denunciado la discriminación sistemática a la que tienen que hacer frente los gitanos en la Unión Europea y ha reclamado la introducción de objetivos ‘claros y vinculantes’ para garantizar su integración en los estados miembro una vez expire en 2020 el actual marco europeo que guía las estrategias nacionales.

Los eurodiputados han denunciado la violencia, la explotación y la estigmatización histórica e institucional que sufre la comunidad gitana, cuyos derechos fundamentales se siguen violando ‘sistemáticamente’ en la UE, en una resolución no vinculante aprobada por mayoría a mano alzada. En el texto, recuerdan que la segregación en las escuelas, la falta de acceso a la vivienda, al empleo y servicios médicos constituyen los principales problemas de la comunidad romaní en el conjunto de la UE y advierten del aumento del número de jóvenes gitanos que no tienen trabajo ni estudian.

En este contexto, la Eurocámara pide medidas más firmes para combatir el antigitanismo, una de las formas más arraigadas de racismo en Europa y la introducción de objetivos ‘claros y vinculantes’ y sujetos a plazos para garantizar la integración de los gitanos en los países de la UE cuando expire el marco europeo sobre las estrategias de integración nacionales en 2020. También reclaman mecanismos para evaluar dicha integración e implicar más a representantes de la comunidad gitana y ONG en el diseño de las políticas para integrarles.

Los eurodiputados reclaman destinar fondos públicos ‘sustanciales’ para facilitar la integración de los gitanos y aprovechar los fondos estructurales de la UE para mejorar sus condiciones de vida, al tiempo que exigen que los estados miembros investiguen el mal uso que se haya hecho de las ayudas y tomen medidas legales contra los responsables.

En el texto, también reclaman proteger los derechos de los menores gitanos y mejorar la representación de la comunidad en las instituciones públicas y organismos políticos y los medios de comunicación.

Unión Romaní lanza una campaña en internet y redes sociales para combatir los prejuicios hacia los gitanos

Marielo Vargas, concejala de Políticas Sociales en el Ayuntamiento de Camas (Sevilla)

La delegación de Unión Romaní en Andalucía, organización no gubernamental de carácter no lucrativo dedicada a la defensa de la comunidad gitana, ha puesto en marcha una campaña en Internet y redes sociales para mejorar la imagen social de esta minoría étnica y luchar contra los estereotipos y prejuicios aún muy arraigados en la población andaluza y española.

Bajo el título ‘Soy gitano… y’, esta iniciativa, enmarcada dentro del proyecto ‘Sensibilización y erradicación de las conductas antigitanas’ financiado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, busca combatir la asociación que muchas personas hacen todavía entre gitanos y delincuencia, tráfico de drogas, conflictividad, suciedad, analfabetismo, holgazanería, irresponsabilidad, etc. Para ello, se ha utilizado la imagen de varios miembros de la comunidad romà (gitana), a través de los que se pretende mostrar la diversidad de este pueblo y transmitir una visión real y no discriminatoria del mismo. De este modo, entre los protagonistas de la campaña se incluye a gitanos con puestos de responsabilidad, formación universitaria, o simplemente trabajadores que desarrollan su labor como uno más en la sociedad.

Antonio Junquera, Licenciado en Derecho y en Ciencias del Trabajo

Marielo Vargas, concejala de Políticas Sociales en el Ayuntamiento de Camas (Sevilla); Antonio Junquera, Licenciado en Derecho y en Ciencias del Trabajo o Johana Cotán, monitora de comedor escolar y auxiliar de enfermería, son algunos de los gitanos que han querido participar en esta campaña de concienciación, que se va a difundir por Twitter, Facebook, Whatsapp, blogs, listas de difusión, y publicaciones de Unión Romaní, así como en su web oficial.

Johana Cotán, monitora de comedor escolar y auxiliar de enfermería

La acción persigue en definitiva fines divulgativos ya que, generalmente, la discriminación a la comunidad romà, y también a otras minorías, tiene su origen en el desconocimiento de lo ajeno y el desprecio por oposición a las costumbres establecidas por la mayoría. Se calcula que Andalucía viven unos 350.000 gitanos, la mitad de todos los que residen en el territorio español.

Unión Romaní lanza una campaña en Internet y redes sociales contra la discriminación hacia los gitanos

La delegación de Unión Romaní en Andalucía, organización no gubernamental de carácter no lucrativo dedicada a la defensa de la comunidad gitana, ha puesto en marcha una campaña en Internet y redes sociales para mejorar la imagen social de esta minoría étnica y luchar contra los estereotipos y prejuicios aún muy arraigados en la población andaluza y española.

Bajo el título “Soy gitano… y”, esta iniciativa, enmarcada dentro del proyecto “Sensibilización y erradicación de las conductas antigitanas” financiado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, busca combatir la asociación que muchas personas hacen todavía entre gitanos y delincuencia, tráfico de drogas, conflictividad, suciedad, analfabetismo, holgazanería, irresponsabilidad, etc. Para ello, se ha utilizado la imagen de varios miembros de la comunidad romà (gitana), a través de los que se pretende mostrar la diversidad de este pueblo y transmitir una visión real y no discriminatoria del mismo. De este modo, entre los protagonistas de la campaña se incluye a gitanos con puestos de responsabilidad, formación universitaria, o simplemente trabajadores que desarrollan su labor como uno más en la sociedad.

Marielo Vargas, concejala de Políticas Sociales en el Ayuntamiento de Camas (Sevilla); Antonio Junquera, Licenciado en Derecho y en Ciencias del Trabajo o Johana Cotán, monitora de comedor escolar y auxiliar de enfermería, son algunos de los gitanos que han querido participar en esta campaña de concienciación, que se va a difundir por Twitter, Facebook, Whatsapp, blogs, listas de difusión, y publicaciones de Unión Romaní, así como en su web oficial.

La acción persigue en definitiva fines divulgativos ya que, generalmente, la discriminación a la comunidad romà, y también a otras minorías, tiene su origen en el desconocimiento de lo ajeno y el desprecio por oposición a las costumbres establecidas por la mayoría.

Se calcula que Andalucía viven unos 350.000 gitanos, la mitad de todos los que residen en el territorio español.

En defensa de los mendigos

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

Me imagino cuál puede ser la primera reacción de alguno de los amables lectores que con tan buena consideración leen mis comentarios.

―Está usted equivocado, Juan de Dios. En España no hay personas cuya falta de recursos nos les deje otra salida que la de salir a las calles a pedir. Los que mendigan en nuestras ciudades lo hacen porque pertenecen a mafias, la mayoría de ellas extranjeras, que los traen a España y les obligan a mendigar. En España solo mendigan los vagos, porque aquí hay trabajo para todo el mundo. ¿por qué, si no, abundan los extranjeros en las labores del campo almeriense donde se producen los mejores productos agrarios hortofrutícolas; o las mujeres temporeras marroquíes que en Huelva cuidan y recolectan las mejores fresas que se producen en el continente? ¿No ve usted que los obreros de la construcción son en un altísimo porcentaje extranjeros?…

Y así podríamos continuar desgranando un rosario de recriminaciones cuya réplica ocuparía un espacio muchísimo mayor del que ofrece un sencillo comentario periodístico como éste. No obstante, quisiera romper una lanza en la justificación de quienes, por las razones que sea, se ven abocados a extender su mano pidiéndonos unas monedas.

¡Claro que los pobres existen!

Son una realidad y con ellos convivimos todos los días. Negar su existencia sería caer en el absurdo. Incluso los creyentes deben darle otra dimensión a esa realidad si se tiene en cuenta la afirmación de Jesucristo recogida por los evangelistas Mateo, Lucas y Juan: ‘A los pobres siempre los tendrán con ustedes’. Pero, sin necesidad de recurrir a la fe, los avances de la moderna sociología nos ofrecen datos concluyentes que pueden sorprender. A mí mismo, que convivo y conozco muy bien un segmento de la sociedad donde la pobreza, la marginación y el racismo son más sangrantes, me sorprende leer que en España 10 millones doscientas mil personas tienen una renta que les sitúan por debajo del umbral de la pobreza, lo que nos coloca en el tercer país europeo en desigualdad, por detrás de Rumanía y Bulgaria y empatado con Lituania. Cuesta trabajo de creer, ¿verdad? Pues son datos publicados por Oxfam Intermón a finales del mes pasado.

Me une una entrañable amistad con Carlos Susías que es el presidente de EAPN España, organización que celebró hace unos meses el 15 aniversario de su fundación, y sé muy bien hasta qué punto están comprometidos con que la voz de las personas más empobrecidas llegue a toda la sociedad. Acaban de publicar ‘El Estado de la Pobreza. España 2017. VII Informe anual sobre el riesgo de pobreza y exclusión’ lo que los lleva a afirmar que el Informe ofrece unas cifras tristes y demoledoras. ‘Si alguna vez tuvimos la ilusión de ser una sociedad de ‘clase media’, donde la mayoría vivía con cierta holgura, podemos olvidarnos porque la radiografía que arroja el informe está muy alejada de ello. Sólo en España 12,9 millones personas (27,9% de la población) se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social’.

Pobre de solemnidad

Seguro que usted, si no es provocadoramente joven, ha oído alguna vez esa definición. Ser ‘pobre de solemnidad’ era una triste categoría que se popularizó a mediados del siglo XIX para distinguir a quienes por ser tan extraordinariamente pobres eran acreedores de los beneficios procesales de la pobreza. Fue en su origen un término de Derecho que aparece por primera vez en el Catastro del Marqués de la Ensenada ―terrible gobernante perseguidor de los gitanos a quienes quiso exterminar durante su mandato a las órdenes de Fernando VI― que se elaboró en 1756. Ser ‘pobre de solemnidad’ era un título otorgado por las autoridades, lo que te acreditaba como ser más pobre que un simple pobre.

Yo recuerdo que el título de ‘pobre de solemnidad’ lo tenía mi pobre madre en su etapa de viuda en forma de ‘Carné de Beneficencia’. Con ese carné podíamos conseguir de algunos alimentos y medicinas gratis, así como ser visitados por don Francisco, el médico municipal de Puerto Real.

Como se accede a la categoría de ser más que pobre, pobrísimo

El Instituto Nacional de Estadística es el que más sabe de estas cosas. Es ahí donde el concepto de riesgo de pobreza o exclusión social se elabora mediante la incorporación de unos indicadores ―que no expongo por no dar la lata con conceptos enrevesados― para definir al grupo de personas (ERPE) que están en riesgo de pobreza o exclusión social. Pues bien, el indicador ERPE dice que aproximadamente el 6,4% de la población española, ―más de 2,9 millones de personas―, viven en la pobreza severa (hogares cuyo total de ingresos por unidad de consumo es inferior a 342 euros al mes). Y el 2,1% de nuestros conciudadanos (1.025.736 personas) sufre los tres factores del indicador ERPE: miseria absoluta pues estos no llegan a los 342 euros al mes por lo que malviven en la peor situación económica y social posible.

La evolución de la mendicidad en España

Quienes nacimos unos años después de la Guerra Civil española, en aquellos años de plomo, venganzas y lágrimas amargas provocadas por los ajustes de cuentas de los vencedores, padecimos los años durísimos de escasez por la que atraviesan todos los países tras una guerra fratricida en la que desaparecen no solo las personas sino también los bienes y las fábricas que los producen. Mi infancia, como la de tantos otros jóvenes, estuvo marcada por la pobreza extrema, lo que no me impide reconocer que haber ejercido la mendicidad, llamando a las puertas de familias conocidas o de la sacristía de la parroquia, era la única salida que nos quedaba para no morir de hambre. Fueron los años de las Cartillas de Racionamiento.

El 14 de mayo de 1939, inmediatamente después de haber ganado Franco la guerra, se instituyó en toda España la Cartilla de Racionamiento familiar que regulaba la entrega limitada de los productos alimenticios y otros bienes de primera necesidad. Ese documento del que yo conservo un lejano recuerdo duró hasta el principio de los años cincuenta. Fue entonces cuando los americanos nos ayudaron trayéndonos el Plan Marshall cargado de leche en polvo, queso americano amarillo y mantequilla.

Lo cierto es que durante una etapa del franquismo ya consolidado la presencia de mendigos en nuestras calles no era en absoluto alarmante y ni siquiera numerosa. Los extranjeros que visitaban España eran turistas que venían con dinero en busca de nuestro sol, nuestras playas y nuestro flamenco. Sin embargo, en las postrimerías de la dictadura, cuando España se había abierto de forma plena al exterior, la economía española sufrió las consecuencias de las crisis internacionales de 1971, 1973 y 1979 a causa de la caída del ‘patrón oro’ en los EE. UU, la crisis del petróleo y la revolución iraní. Esto hizo que una ola de mendigos, nacionales y extranjeros, circularan por casi todo el territorio nacional.

Los gitanos pedigüeños

Durante los años en que fui representante del Gobierno español en el Observatorio contra el Racismo en Bruselas, una amiga mía, miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido, se complacía en decirme que yo tenía la suerte de pertenecer a una ‘minoría visible’. Algún día explicaré por qué me lo decía. La consecuencia de esa visibilidad traía como consecuencia que a quienes se veía pedir por las calles de Madrid era casi exclusivamente a los gitanos. Y no era verdad. Un día, Cruz Roja Española hizo un estudio sobre la identidad de los mendigos madrileños y resultó que gitanos eran solo el 17 por ciento. El 83% restante eran personas no gitanas (gadchés), pero, sin embargos solo se nos veía a nosotros. No sé en qué proporción hoy son miembros de nuestra comunidad los que practican la mendicidad en España. Supongo que más que en ninguna otra época, aunque quienes integran mayoritariamente esos grupos son gitanos centroeuropeos. Ellos son, sin ningún género de dudas, una minoría visible.

Me ocurrió el otro día en el metro de Barcelona

Lo cuento porque yo fui el primer sorprendido. A nadie se le oculta saber el momento tan duro que estamos viviendo en Cataluña. Todos, los nacionalistas y los que no lo somos. El concepto identitario de las personas se ha convertido en un problema. Por eso me sorprendió oír a alguien, en un vagón abarrotado de personas, decir a voz en grito:

     ―Buenas tardes, señores. Vengo a pedirles una ayuda para comprar comida. Esta noche no tenemos ni siquiera un pedazo de pan para cenar.

Guardó unos segundos de silencio, como para tomar aliento, y en un tono más alto que se hacía audible en todo el vagón, dijo:

     ―Señores, soy gitano, de Cádiz, y he venido a Barcelona a ganarme la vida. Tengo una hija pequeña. Ayúdenme, por favor.

Imaginen mi estupor. Nunca había oído decir a nadie, como título para lograr unas monedas, que se es gitano o gitana. Al contrario. Esa es una condición que más bien conviene ocultar. Hice un esfuerzo por verle, temiendo que se bajara en la siguiente estación. Pero no. Él continuó avanzando hasta llegar a mi altura donde volvió a lanzar su proclama: ‘¡Señores, soy gitano de Cádiz…’

Lo saludé. Le di un poco de dinero y una tarjeta con mi nombre y un número de teléfono. Le dije que me llamara, cosa que no ha hecho.

Luego me quedé pensando: ¿Y si este hombre realmente no es gitano? Desde luego su fisonomía y sus rasgos no eran los propios de una ‘minoría visible’. Con lo cual, inmerso en un mar de confusiones, llegué a mi casa sin poder evitar un pensamiento inquietante:

‘¡Lo que nos faltaba…!’

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