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Unión Romaní despide sus jornadas de 2020 con un nuevo ciclo sobre educación y comunidad gitana

Cartel de las últimas jornadas de este 2020 / U.R.

La búsqueda de herramientas y mecanismos que den respuesta a la problemática existente en las aulas multiétnicas para alcanzar el éxito escolar, es uno de los grandes objetivos de las jornadas virtuales que Unión Romaní celebrará los próximos 24, 25 y 26 noviembre bajo el título ‘Realidad Educativa de la Comunidad Gitana en Exclusión’.

Están dirigidas tanto a profesionales como a estudiantes universitarios de disciplinas relacionadas con el ámbito socioeducativo, u otros, que intervengan con el grupo poblacional gitano, preferentemente de Valencia y provincia.

La formación constará de nueve conferencias en directo durante tres tardes consecutivas, a través de la aplicación Cisco Webex Meetings e impartidas por investigadores, educadores y personas con amplia experiencia en la materia, tanto gitanos como no gitanos.

Rafael Buhigas, investigador del Departamento de Historia Moderna e Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, dará la ponencia inaugural, que abordará aspectos fundamentales de la historia y la cultura ‘romaní’. Tras él le llegará el turno a Alicia Ferrádez, Doctora en Antropología Social y profesora de esta especialidad en la Universidad de Alicante, que hablará de las claves para comprender el fracaso escolar de la población gitana y cómo combatirlo, para posteriormente dar paso a Henar Rubio, directora del Colegio de Educación Infantil y Primaria Antonio Allúe Morer de Valladolid, quien explicará la realidad de un colegio con mayoría gitana en tiempos de pandemia.

Al día siguiente intervendrán José Eugenio Abajo, profesor, investigador y miembro de Enseñantes con Gitanos; Fernando Macías, Doctor en Educación y Sociedad, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona y miembro del equipo técnico del Plan Integral del Pueblo Gitano de la Generalitat de Catalunya; y Elena Giménez, profesora de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universitat de València. Tratarán cuestiones relacionadas con el éxito escolar y la exclusión social y educativa.

Por último, Francisco Domínguez, Doctor en Educación, asesor de Formación Permanente del Profesorado y profesor asociado en la Facultad de Educación de la UCLM; Jordi Bosch y Aarón Meján, director y educador respectivamente del Colegio Santiago Apóstol Cabanyal (Valencia); y Vanessa Jiménez, Presidenta de la asociación gitana Dosta (Málaga), cerrarán las jornadas con el abordaje del método de Comunidades de Aprendizaje y la importancia de la educación en la mujer ‘romaní’. Posteriormente los asistentes deberán realizar un test de evaluación en el aula virtual de la entidad.

Con estas jornadas Unión Romaní da por finalizadas sus formaciones sobre la Realidad Educativa de la Comunidad Gitana en Exclusión en este 2020, tras llevar a cabo una primera edición en marzo en Albacete, de forma presencial, y una segunda virtual en julio junto a Universidad de Málaga. Esta vez, se celebran en colaboración con la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universitat de València y con la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

El plazo de inscripción está abierto hasta el 20 de noviembre a las 9:00 horas (AM). Los interesados pueden apuntarse aquí: https://www.unionromaniformacion.org/educacion-virtual-valencia/

Este ciclo tiene su origen en la certeza de que los procesos de cambio que vive la sociedad actual requieren de una continua y reflexiva adecuación del sistema educativo a las emergentes demandas de aprendizaje. En este sentido, profesionales de este ámbito se ven ante el reto, cada vez mayor, de atender las diferencias individuales con respecto a los ritmos y estilos de aprendizaje, sin olvidar los aspectos culturales, étnicos, religiosos, etc.

Concretamente, en el caso de la comunidad gitana, se debe prestar atención a cuestiones como el absentismo (en algunas zonas, hasta un 80% del alumnado gitano abandona la escuela antes de finalizar los estudios obligatorios), o la discriminación por razón de etnia y género a la que se enfrentan las niñas y mujeres gitanas, entre otras.

En ello, el profesorado es una pieza clave para la mejora del futuro de este alumnado, pues a través de una educación adaptada y de calidad se favorecen el desarrollo personal, la equidad de género y la erradicación de la pobreza.

Tres minutos de historia: El origen del pueblo gitano en Colombia

En UNIMINUTO Radio recordamos a través del Día Mundial del Idioma Romaní, la historia del este pueblo originario y su trayectoria en el mundo.

Colombia es un país rico en cultura y tradiciones, pero el grupo étnico Rom, que por siglos ha habitado en el país, no es reconocido a nivel histórico a pesar de su contribución en la conformación de la República. Por eso, en UNIMINUTO Radio recordamos a través del Día Mundial del Idioma Romaní, la historia del este pueblo originario y su trayectoria en el mundo.

Pulsen en el siguiente enlace: les gustará.

https://www.uniminutoradio.com.co/3-minutos-de-historia-el-origen-del-pueblo-gitano/

Por Ingrid Lorena AVILA ARANGUREN

Día mundial de la lengua rromaní “Amari tchib”

Marcel Courthiade, profesor del INALCO. Universidad de la Sorbona. París
Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

La celebración que el día 5 de noviembre hacemos todos los gitanos y gitanas del mundo tiene una especial relevancia para nosotros, un pueblo disperso por todo el universo, que no tiene ningún Estado común propio que reivindicar pero que, sin embargo, reclama para sí el derecho a ser reconocido y respetado como una inmensa nación de hombres y mujeres que tienen por techo el azul del cielo y por suelo el verde de los campos y praderas de la Tierra. Así quedó simbolizado en los colores de la bandera gitana oficialmente establecida en el Congreso de Londres de 1971.

Los datos que ofrezco seguidamente deben aceptarse con la debida cautela, aunque mi larga experiencia y el conocimiento que tengo de la realidad gitana en todo el mundo avalan su contenido. Habitamos el planeta unos 14 millones de rromaníes. (Permítanme utilizar ese sustantivo españolizado para no andar con la monserga de “vascos y vascas”, “españoles y españolas”, “gitanos y gitanas”, andaluces y andaluzas”) Rromaníes comprende a los dos géneros: gitanos y gitanas, lo que simplifica el lenguaje como, por otra parte, está recogido en las reglas gramaticales del idioma. Por ejemplo, “amigo” en rromanés se dice “amal” y su plural se forma añadiéndole la vocal “e”, es decir, “amalé”, amigos. Y si queremos decir “queridos amigos y amigas” basta con decir “kamlé amalé” sin necesidad de ser reiterativos.

Pues bien, a groso modo se puede asegurar que de los 14 millones de rromaníes que forman nuestro Pueblo, 10 millones tienen el rromanó como lengua madre. Es decir, se levantan y se acuestan hablando en rromanés. Es el idioma de la comunidad y de la familia. Los hijos hablan con sus padres en rromanés y enamoran a su chica (si es gitana) en rromanés y lo más importante, piensan y razonan en rromanés.

El idioma es la principal seña de identidad de un pueblo

No voy a caer en la tentación de posicionarme aquí según las teorías del antropólogo Benjamín Lee Whorf que en 1940 publicó un artículo corrosivo sobre la influencia de la lengua materna en la capacidad de pensar. Estoy más de acuerdo con lo que afirma Guy Deutscher, investigador de la universidad de Manchester, que reconoce que una lengua no impide que sus hablantes piensen y actúen de forma diversa, pero un idioma “sí condiciona la forma en la que se ve el mundo”.

Decía que 10 millones de rromaníes tienen el rromanó como lengua madre, pero, al mismo tiempo todos saben y utilizan en su vida pública cotidiana el idioma del país en que viven. Es decir, que el 90 por ciento de los rromaníes son bilingües.

¿Qué pasa con los cuatro millones de rromaníes restantes? Dos millones hablan y entienden perfectamente el rromanó. Lo han aprendido, bien de sus padres, o de sus abuelos o de sus amigos. Lo utilizan cuando quieren mantener una conversación con otros gitanos o cuando quieren poner de manifiesto su condición de “rromá”, gitanos. (“rromá” es el plural del sustantivo “rrom”, gitano).

Y quedan otros dos millones de rromaníes. Son los que vivimos en España (750.000), en Portugal, sur de Francia e Inglaterra. Los gitanos que viven en estos países han perdido el rromanó, aunque hablan una especie de “idioma” al que en España todo el mundo llama “caló”, y que no es más que un pogadolecto del rromanó. El pionero en dar la batalla en defensa de nuestra lengua desde el ámbito académico es Nicolás Jiménez González. Un purista que ha sabido ensamblar el conocimiento personal que tiene del rromanó universal con el habla gitana que tanto él como yo hemos aprendido en el seno de nuestras familias.

¿Qué es el “caló”?

Es precisamente Nicolás Jiménez quien mejor ha definido nuestra peculiar manera de “hablar en gitano”. El caló no es exactamente un dialecto del rromanó, sino que es un pogadolecto. Este neologismo ha tenido que ser ideado por lingüistas romaníes para definir una categoría de fenómenos lingüísticos que se dan en múltiples lugares del mundo y en muy variados contextos históricos y sociológicos. 

Un pogadolecto consiste en un habla cuya estructura gramatical está tomada de una lengua A, en la cual se inserta un léxico procedente de una lengua B. (En la terminología lingüística este tipo de fenómenos se denominan «hablan mixtas»). El caló en España tiene una estructura gramatical propia del español sobre la que se ha insertado el vocabulario rromaní, con algunos préstamos de otras lenguas. Nicolás Jiménez es el autor de un magnífico manual, titulado “¿Sar sam?”, para el aprendizaje del rromanó estándar, editado por el Instituto de Cultura Gitana.

Debo añadir también el reconocimiento de los esfuerzos realizados por Calos Muñoz Nieto, otro gitano madrileño, que sigue impartiendo cursos y jornadas de divulgación del rromanó allí donde se le llama. Carlos Muñoz ha sabido interpretar el pensamiento de la nueva juventud gitana cuando ha escrito que “Los gitanos y gitanas de hoy en día nos vemos en el deber moral de reivindicar el derecho a la diferencia lingüística y a exigir medios suficientes para la reimplantación de nuestra lengua al igual que se ha hecho con otros idiomas en todo el estado. Queremos convivir con todas las culturas que nos rodean dentro del respeto y la armonía necesarios, sin tener que olvidar por ello la propia identidad.

KON BISTAREL LESQUI TCHIB, BISTAREL PES. (Quien se olvida de su lengua, se olvida de sí mismo.)

Cuando en abril de 1971, hace 50 años, tuve la gran suerte de participar en Londres en el primer congreso mundial del Pueblo Gitano, recibí tantos impactos vitales que aquel acontecimiento supuso para mí una transformación absoluta del conocimiento que yo mismo tenía del pueblo gitano. Y debo manifestar que mi primera sorpresa fue ver como la mayoría de los participantes, procedentes de una veintena de países de todo el mundo, se entendían perfectamente en una lengua que yo suponía que era una forma avanzada del caló.

Mesa presidencial del Congreso de Londres. 1971. Slobodan Berbeski es el segundo por la izquierda con la mano en la frente.

Pero no, hablaban en rromanó. Hombres y mujeres cuyas familias habían vivido separados y perseguidos durante siglos. Pero habían conservado las costumbres y tradiciones comunes siendo su principal tesoro la vieja lengua con la que salieron de la lejana India nuestros más remotos antepasados.

Hice un gran esfuerzo para enterarme y participar en los debates que duraron varios días, al tiempo que grababa en un pequeño casete todo lo que allí se decía. Y mire usted por donde, descubrí que muchísimas de las palabras que había grabado no me eran desconocidas y que la mayoría de los verbos “castellanizados” del caló tenían sus raíces en los verbos del rromanó. Todos los participantes fuimos conscientes de la necesidad de trabajar intensamente para garantizar la supervivencia del idioma y de darnos unas reglas muy sencillas que contribuyeran a la estandarización de la lengua. Y ese fue uno de los principales acuerdos tomado por unanimidad por los asistentes.

La consecuencia fue casi inmediata. Marcel Courhiade, un gitano albanés  afincado en Francia, se convirtió en el referente más autorizado para los rromaníes que queríamos recuperar o perfeccionar el rromanó. Esto le llevó a ser la figura más relevante del Instituto Nacional de Lenguas y Culturas Orientales de la Universidad La Sorbona de París. Me precio de tener con él la más entrañable amistad. De la misma forma que hoy contamos en España con Seo Cizmich, “Embajador Honorífico de la Lengua Rromaní” y el mejor divulgador, desde sus orígenes, de la “Rromaní Tchib”.

Seo Cizmich, embajador honorífico de la lengua romaní

Quiero también rendir homenaje al presidente del Congreso de Londres de 1971 que fue un gitano serbio llamado Slobodan Berbeski, poeta y reconocido político en la época del mariscal Tito. Él fue diputado en la antigua Yugoslavia y cuando tomaba la palabra lo hacía en rromanés porque él representaba a la minoría rromaní de su país compuesta a la sazón por algo más de un millón de personas. George Sarau, uno de los grandes estudiosos del rromanés, desde su tierra natal, Rumanía, dijo que “En Slobodan Berbeski la lengua gitana lleva toda la historia del pueblo rromanó”.

En 1971 Franco aún estaba vivo y, en consecuencia, aún faltaban algunos años para que yo fuera diputado. Slobodan Berbeski lo fue mucho antes que yo, por eso, al estrechar su mano en Londres tuve la premonición de que algún día muchos gitanos y gitanas llegaríamos a alcanzar el grado de representación que él tenía para continuar con el testimonio de su lucha por la justicia.

Luchar por la lengua es luchar por la identidad

Ayer se entregaron los Segundos Kerdiphen Romani Čhibako, los Premios a la Lengua Romaní, otorgados por Savez Roma u RH «KALI SARA» de Croacia y el Ajuntament de Barcelona a través de Seo Cizmich, Embajador Honorífico de la Lengua Romaní.

A causa de la crisis sanitaria, la entrega de premios, que tiene como objetivo conmemorar el Día Internacional de la Romaní čhib (Día Mundial de la Lengua Romaní, que se celebra cada año el 5 de noviembre), tuvo que hacerse en un acto virtual dirigido por Cathy Claret, compositora y artista internacional y fue retransmitido a través de las redes sociales de Romanò Kher Barcelona.

Este año los galardonados fueron Carlos Muñoz, Rafael Perona, Nicolás Jiménez y la Asociación Lachó Bají Calí. En la primera edición se reconoció la labor de Ignasi-Xavier Adiego Lajara, catedrático de Lingüística Indoeuropea de la Universitat de Barcelona (UB) y de Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya, presidente de Unión Romaní. El galardón asociativo se entregó a la Fundación Privada Pere Closa y el reconocimiento institucional al Programa de Pueblo Gitano y de la Innovación Social de la Dirección General de Acción Cívica y Comunitaria del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalitat de Cataluña.

El acto empezó con una lectura en romanó de un poema de Esan Drudak, interpretado por Vanessa Jovanovic y con el parlamento de Seo Cizmich, quien destacó la importancia y la necesidad de preservar la lengua romanò. Cizmich agradeció a todas aquellas personas y entidades que trabajan en esta dirección y mantienen la lengua gitana viva.

Por su parte, Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya, presidente de la Unión Romaní y galardonado en la primera edición de los premios, aseguró que la lengua romanó “es el mayor tesoro de nuestro pueblo y nuestra principal seña de identidad. Un vehículo que nos hace pertenecer a una familia universal”.

Ramírez-Heredia, además, dio algunos datos: de los 14 millones de gitanos del mundo, se calcula que diez usan el romanò como lengua vehicular. De los cuatro restantes, dos lo conocen a la perfección, pero no es su lengua madre y los otros dos no lo conocen: ni lo entienden ni lo hablan. Ramírez-Heredia pidió compromiso y esfuerzo, tanto a mayores como a jóvenes. A los de más edad, les pidió que transmitiesen sus conocimientos y a los más jóvenes les instó a que preguntasen, a que hiciesen un esfuerzo por aprender la lengua. También recordó que desde la Unión Romaní se organizan cursos de lengua romanò para todo aquél que lo quiera aprender.

El acto estuvo amenizado con las actuaciones de Monika Lakatos y Costi “El Chato”, que presentó su espectáculo “Hambre”, así como unas palabras de Ramón Vílchez, responsable del Programa de Pueblo Gitano e Innovación Social, del Departamento de Empleo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat de Catalunya, quien se comprometió -como gobierno catalán- a seguir luchando para que la lengua romanó se mantenga entre los gitanos y gitanas de Catalunya.

Muy emotivas fueron las intervenciones de Rafael Perona, presidente del Centro Cultural Gitano de la Mina y de Juana Fernández y Mercedes Gómez, de Lachi Bajio Calí, la Asociación Gitana de Mujeres de L’Hospitalet.

“Es uno de los mayores premios que se me han otorgado a lo largo de mi vida y mi trayectoria”, dijo Rafael Perona, y que “a pesar de que hay otros gitanos que se lo merecen más que yo”, se sintió agradecido por el reconocimiento. “Este es el camino que se debe seguir para continuar luchando”, concluyó. Por su parte, Juana y Mercedes, agradecieron en nombre de la comunidad gitana de L’Hospitalet la otorgación del premio. Carlos Muñoz, otro de los premiados, no puedo asistir al acto online y su sobrina Alba agradeció el premio.

Una de las últimas intervenciones fue la de Nicolás Jiménez, sociólogo y máster en Investigación Educativa, aprendiz de Marcel Courthiade, quien instó a tomarse en serio la cuestión gitana e invertir dinero en el rescate de la lengua y las diferentes entidades que luchan por mantener viva la identidad gitana.

Baro Istardiphen

El acto finalizó con el visionado de “Baro Isthardiphen” (La Gran Redada), un cortometraje dirigido por Seo Cizmich y con guion de este y de David Cortés, en el que aparecía la artista y activista Celia Montoya. El corto cuenta con la colaboración especial de Yago Leonard y el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y Plan Integral del Pueblo Gitano de Cataluña. “Baro Istardiphen” narra en pocas palabras el intento de genocidio más antiguo a escala nacional que conocemos, la Gran Redada, que tuvo lugar el 30 de julio de 1749   y que constituye uno de los episodios más oscuros de la historia de España.

A lo largo de la historia, el idioma y el patrimonio cultural de los gitanos se ha visto constantemente amenazado, expropiado y en peligro; por eso la comunidad gitana en España, pero también en otros países, trabaja con ahínco ya no solo para protegerlo, sino también para promocionarlo, de ahí que este tipo de iniciativas sean tan importantes.

Unión Romaní organiza un curso de limpieza especializado en Covid-19

Unión Romaní ha organizado para mediados de este mes de noviembre una acción formativa destinada a personas en situación de riesgo o exclusión social de la ciudad de Sevilla, cuyo objetivo es posibilitar su inserción en el mercado laboral.

Se trata de un curso de ‘Limpieza especializado en Covid-19’ que por la actual situación de pandemia se celebrará de forma online y en grupos reducidos.

La alta demanda de puestos de trabajo de este tipo debido a la crisis sanitaria que está viviendo el mundo entero y el perfil laboral que presentan muchos de los usuarios de nuestra entidad, motivó a los técnicos de Unión Romaní a organizar esta formación que se espera mejore notablemente sus opciones de conseguir un empleo.

La iniciativa se encuadra dentro del programa ‘Inclusión social y laboral de la comunidad gitana, nacional y comunitaria, en riesgo de exclusión’, y se desarrolla durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2020 en Sevilla. Cuenta con la financiación del Área de Bienestar Social, Empleo y Planes integrales de Transformación Social del Ayuntamiento hispalense, en concreto del Servicio de Administración de los Servicios Sociales, perteneciente a la Dirección General de Acción Social.

Dentro de este mismo proyecto ya se ha llevado a cabo otra formación, en este caso sobre control de accesos y atención al cliente, que ha beneficiado a 15 personas, 9 mujeres y 6 hombres, de edades comprendidas entre los 19 y los 59 años.

Además, se han realizado talleres pre-laborales sobre cómo gestionar el perfil en la web del SAE (Servicio Andaluz de Empleo), mejorar la autocandidatura en Infojobs, elaborar un currículum y buscar trabajo a través de Internet. Del mismo modo, se están impulsando acciones de orientación e intermediación laboral, acompañamientos online en gestión de ayudas y subsidios, e información y asesoramiento sobre distintos recursos formativos.

A ello se unen otras actividades en el ámbito de la prevención y la promoción de la salud como el fomento de una alimentación saludable, el manejo de la aplicación móvil de Salud Responde y medidas de higiene y autoprotección contra el coronavirus, entre otras.

El fin último del programa es favorecer el proceso de inclusión de la comunidad gitana, nacional y comunitaria, en riesgo de exclusión residente en la capital andaluza, mediante la promoción social, personal y laboral y desde un enfoque integral que aborde los diferentes ámbitos de la acción social.

Para ello, se busca facilitar el acceso equitativo a los recursos y servicios públicos y privados de los participantes, impulsar su promoción social en diferentes ámbitos y fomentar su inserción laboral y posibilidades de empleabilidad.

La exposición ‘Días de ira. Comunismo libertario, gitanos flamencos y realismo de vanguardia’ de Helios Gómez se inaugura en La Virreina

Helios Gómez (Sevilla, 1905 – Barcelona, 1956), sevillano, gitano y barcelonés, estaba inscrito en algunas de las redes de creación europea más interesantes de su tiempo. Su obra habita un nudo paradójico entre pares aparentemente antitéticos; es anacrónico y adelantado a su época a la vez: artista realista, populista y de vanguardia, activista político y gitanista militante, comunista libertario y flamenco de los que cantan y bailan.

Para empezar, se reivindica como gitano e intenta dotar esa identidad de un significado no solo cultural o étnico sino, sobre todo, político, lo que lo adelanta en décadas a muchas de las reflexiones críticas que llegan hoy desde el campo de los estudios poscoloniales, que en el ámbito gitano lo reconocen como referente.

Además, como artista popular, incluso populista, es más que pertinente su militancia formal vanguardista, formalización que él reivindicaba como realismo, un verdadero realismo capaz de expresar, visibilizar y trasmitir —desde lo subalterno pero con la misma complejidad que la ciencia, la filosofía o la literatura que le eran contemporáneas— los años que tan intensamente vivió, la sociedad que quería transformar, los grupos humanos con quienes luchaba por emanciparse.

Es en el laboratorio de la vanguardia donde Helios Gómez encuentra un espacio radical y libre para dar síntesis a elementos dispares, incluso a las heterodoxias con que le tocó convivir.

También su militancia anarquista toma una deriva interesante. Formado entre el socialismo masón de su padre y la tutoría de Felipe Alaiz en Sevilla, cuando dirigía allí Solidaridad Obrera, el periódico libertario que había sido clausurado en Barcelona, pasó después por un comunismo que él siempre presentó como libertario y, en medio de la guerra, a contracorriente, regresa a la filia anarquista para intentar continuar, tras la derrota de 1939, con fórmulas asociacionistas andalucistas —fundó la Casa de Andalucía en Barcelona— y gitanistas, trabajando también en un intento desesperado de dar forma política a cierta reconciliación nacional.

La importancia de su gráfica y el reconocimiento de sus trazos están fuera de toda duda y tiene una presencia abrumadora en muchos de los trabajos —libros, películas, ensayos, etc.— que siguen el conflicto de la Guerra Civil, aunque muchas veces no aparezca convenientemente citado. Pero a nosotros nos interesa mostrarlo en las redes que transitó, aliado con los artistas y movimientos en los que militó, subrayando la profunda convicción comunitarista de su trabajo.

Como resultado, quizás, no hay un artista que, desde la cultura gitana, además, encarne tan bien la visión del futuro y la revisión del pasado, imprimiendo esas energías anacronistas en las luchas políticas del tiempo que le tocó vivir.

La editorial ‘Presencia Gitana’ publica su último libro, titulado ‘Gitanos en Europa’ de Jean-Pierre Liégeois

Portada del libro / Cedida

Los Gitanos constituyen en Europa una Comunidad transnacional de base multiestatal que parece oscilar –a juzgar por los escasos datos que suelen aportar los gobiernos al respecto– entre nueve y trece millones de personas, estimaciones no avaladas por estudios estadísticos científicamente elaborados, actualizados y fiables. Mal conocidos y peor reconocidos, encerrados en los estereotipos negativos urdidos sobre ellos, tras siglos de asentamiento consolidado en la práctica totalidad de los países europeos, se les han aplicado, las más de las veces, políticas dirigidas a su desaparición física o cultural.

Gitanos en Europa se propone dar a conocer, para que se comprenda mejor, la riqueza de la cultura de los Romá y de su estilo de vida, la fuerza de su identidad y el trato que han padecido en el curso de una larga historia. Al hacer accesibles y comprensibles las coordenadas de su situación infinitamente compleja y conflictiva, esta obra interesará especialmente a enseñantes, formadores, trabajadores sociales y responsables políticos y administrativos. Para las organizaciones romaníes es también un instrumento de difusión de información que sienta los fundamentos de un programa para una acción adaptada y concertada.

La publicación de esta versión española constituye un doble homenaje al Consejo de Europa (del que España es miembro desde 1977), en el septuagésimo aniversario de su creación y el quincuagésimo de su permanente dedicación a la problemática que sufre la Comunidad gitana. El presente es también el año en el que celebramos el Milenio de la diáspora romaní desde la India al Mediterráneo y los seis siglos de su definitivo asentamiento en la Paneuropa.

Les dejamos aquí un folleto con el índice sobre este nuevo libro.

Acasă – My Home: un largometraje indispensable

En las afueras de Bucarest, en Rumanía, en el parque natural de Văcărești, un espacio natural situado en el lago Văcărești, que se nutre de las aguas del río Dâmbovița, una familia gitana con nueve hijos vive fuera del sistema, pero en perfecta armonía con el entorno que los rodea. Criados en la naturaleza entre peces, cañizos, aves y tierra, los niños apenas saben leer o escribir, pero parece que saben de la vida más de lo que se enseña en las escuelas.

El entorno, pensado para albergar una reserva natural protegida (es una de las zonas verdes más grandes de Bucarest) fue abandonado cuando cayó la dictadura comunista de Nicolai Ceaușescu, en 1989. Fue entonces cuando la naturaleza salvaje se empezó a apoderar del entorno y cuando la familia se instaló allí para llevar un modo de vida, cuanto menos, particular. Comparable a la biodiversidad de un delta, según los expertos, en el parque natural de Văcărești, se pueden encontrar casi un centenar de especies de aves, así como diferentes especies de plantas autóctonas. Es uno de los ecosistemas urbanos más ricos del mundo, ya que se ha mantenido inaccesible para los humanos durante mucho tiempo. En 2015, la zona fue declarada patrimonio de interés natural y el gobierno rumano empezó una intervención de conservación; eso sí, sin pensar en todos. Sin pensar, concretamente, en la familia de Gică Enache, que había vivido allí por más de 20 años.

La historia de la familia Enache es una historia de enfrentamiento con unas instituciones, como suele pasar, poco sensibles a modos de vida alternativos; es la historia de una familia crecida entre la naturaleza salvaje que tiene problemas para adaptarse a la vida de la gran ciudad. Una ciudad, por otra parte -Bucarest- que a vece resulta demasiado hostil.

Dirigido de manera excepcional por Radu Ciorniciuc, (este es el primer largometraje del director), y guionizado junto con su pareja, la guinonista Lina Vdovii, Acasă – My Home narra las peripecias de esta familia cuando se les notifica que tienen que ser desalojados. El documental se ha alzado, este año, con el galardón especial del Jurado a la mejor dirección de fotografía en el prestigioso festival de Sundance y también ha conseguido el Premio Especial de Jurado en el Festival de Cine de Tesalónica, en Grecia. El rodaje de la película se llevó a cabo en cuatro años; el tiempo que transcurrió entre que la zona fuese declarada de protección natural hasta que la familia Enache fue desalojada definitivamente de los terrenos.

La película es un grito contra la gentrificación, que siempre afecta – y es una constante en toda Europa- a los grupos más vulnerables (entre los que se suele encontrar la comunidad gitana). Acasă – My Home es una grieta que deja entrever que otros modos de vida, incluso en un entorno eminente urbano, son posibles. El racismo institucional, el miedo a unos servicios sociales a menudo poco comprensibles o los conflictos generacionales entre padres e hijos son algunos de los temas que atraviesan el film.

Los gitanos en Rumanía, ¿ciudadanos de segunda?

Tratados como ciudadanos de segunda, Radu Ciorniciuc nos trae a la gran pantalla una realidad hiriente: el estatus de la comunidad gitana en Rumanía, el país que alberga más gitanos en toda Europa. De hecho, se estima que de los 6 a 8 millones de gitanos que viven en el continente europeo, 2 viven en este país del este. Y es que, 30 años después de la caída de Ceaușescu, los gitanos de Rumanía continúan trabajando para vencer el racismo estructural que impregna todos los ámbitos de la sociedad rumana y continúan velando por la igualdad de oportunidades.

Si bien es cierto que las condiciones de la comunidad gitana han mejorado en los últimos años, aún son muchos los retos a los que tienen que hacer frente en este país. Según la segunda encuesta de la Unión Europa sobre las minorías y la discriminación en la población gitana, de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (con datos del 2016), Rumanía y Eslovaquia son los dos únicos países de la Unión Europea en los cuales la escolarización de niños gitanos se ha estancado en la última década. La prevalencia de la discriminación de los gitanos en la búsqueda de trabajo y el poco conocimiento que tienen sobre las organizaciones de apoyo o de igualdad, de campañas y legislación por sus derechos continúan siendo una realidad, tanto en Rumanía como el resto de Europa. Y, a pesar de todos los programas y estrategias de desarrollo comunitario con enfoque integral y participativo que se están llevando a cabo, la discriminación hacia los gitanos aún es preocupante, ya que aún hay mucho racismo tanto en el discurso público como en los medios de comunicación.

Ionut Codreanu es uno de los coordinadores de Active Watch, una organización nacida el 1994 que monitoriza los discursos de odio a los medios, ofrece formación a periodistas y lleva a cabo investigaciones relacionadas con el discurso en los medios: “Desde la caída del régimen hasta ahora ha habido cambios en la percepción de los gitanos en los medios: Hace 30 años podías leer en los periódicos llamamientos a linchar comunidades gitanas. Ahora esto sería impensable. A medida que nos acercábamos a los 2000, con la entrada de Rumanía a la Unión Eiropa, todo se suavizó. El estado empezó a vigilar los crímenes de odio y se implantaron políticas de inclusión para que la Europa viera que lo hacíamos bien. La actitud política cambió y los medios se hicieron más profesionales y aflojaron”, dice. Codreanu, sin embargo, reconoce que todavía queda mucho por hacer: “Todavía hay diarios que estigmatizan a la comunidad gitana, programas de televisión que se ríen, y una nueva narrativa peligrosa que se está extendiendo”.

Por eso los documentales como el de Radu Ciorniciuc son importantes, porque, de manera delicada y respetuosa tratan de enseñar otras realidades que, habitualmente cercanas, nos cuestan a menudo de ver. El trailer de Acasă – My Home se puede ver en la ventana inferior.

Dios mío, pero ¿qué está pasando aquí?

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya

La primea noticia me la dio mi sobrino Israel, hijo de mi hermana Lourdes, desde Jerez de la Frontera.

― Tito, se ha muerto el tío Parrita, un dios del flamenco.

Me quedé fuertemente impresionado y todavía no había recuperado el aliento cuando recibo un WhatsApp de Simón Montero, el presidente de la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña, para decirme que “acaba de morir Parrita”. Y no habían pasado ni dos minutos cundo recibo una llamada de Manuel Heredia, mi gran amigo y hermano, cofundador de la Unión Romaní, para darme la noticia de como se había producido el desenlace. A partir de ahí el teléfono no paró de sonar. Todos, con una unanimidad muy extraña en los días que corren, han querido manifestarme su cariño y su admiración por este gitano bueno, dulce en su trato y humilde desde sus orígenes canasteros, que se ha ganado, después de mucho trabajar, un lugar de reconocido prestigio entre los grandes.

Comprenderán que este no es el momento de valorar su aportación al flamenco. Eso ya lo han hecho muchos comentaristas. Hoy quiero poner de manifiesto que Vicente Castro Jiménez, Parrita, fue un fiel seguidor de su estirpe flamenca, genuinamente gitana, que siguió las huellas de su hermano mayor “El Peti”, ganador del prestigioso Festival del Cante de las Minas. Parrita sabía que los gitanos le queríamos y que siempre podíamos contar con él. Nunca se negó a participar en cualquier espectáculo que persiguiera un fin promocional de nuestra causa. Todo lo demás era secundario en su vida artística. Por eso pudo decir cantando en “Las cositas del querer” que

                                                               Digan lo que digan
                                                               soy igual de gitano
                                                               ay lere lere ay lere lere
                                                               Cuando me parieron ya salí cantando.

Hoy he acompañado a su mujer y a sus hijos que son chicos muy jóvenes. Vestidos de negro, de arriba abajo, como acostumbramos a hacer los gitanos cuando perdemos a nuestros padres. Yo mismo recuerdo que cuando murió mi madre ―yo tenía la sazón, como ellos, 20 años― vestí de negro riguroso, camisa, pantalón, chaqueta, corbata o pañuelo durante más de cinco años en que empecé a “aliviar el luto”.

Lamentablemente la situación sanitaria que vivimos en España, y especialmente en Cataluña, no ha permitido que centenares de gitanos, tal vez miles, pudiésemos acompañarle hasta su última morada.

Yo me quedo con el recuerdo de su amistad y el de la última vez que estuvimos juntos en la entrega de premios de la FAGIC junto a la fuente luminosa de Montjuic en Barcelona. Porque su vida artística fue como la fuente, llena de colores variados y de música solemne a la que le hace el compás el sonido cantarino del agua.

Y se nos fue “La Susi”

Otra gitana emblemática. Humilde y recatada en sus gestos pero que encerraba una dimensión enorme como gran artista para el mundo flamenco. Hoy mismo, cuando pienso en ella, no sé que es lo que me gustaba más: si su cante o su baile. Porque La Susi tenía un atractivo especial para engancharnos a todos. Con su cante, especialmente cuando lo hacía por bulerías, lograba que nuestros “cinco sentíos” estuvieran pendientes de su voz, pero cuando ponía “punto y aparte” al cante y los guitarristas y los palmeros sacaban chispas de fuego al compás más furioso e irrefrenable que es la bulería gitana, la Susi daba un salto y tocaba las nubes del cielo con sus manos.

Sin lugar a duda el flamenco, la expresión musical y artística más emblemática de España y enseña con la que se nos identifica en todo el mundo, está altísimamente representado por una pléyade de mujeres que conforman una imagen diferente y en absoluto inferior a la que representan los hombres.

 Susana Amador Santiago, La Susi, puede inscribir su nombre entre los de Pastora Imperio “Niña de los Peines”; Antonia Gilabert Vargas “La Perla de Cádiz”, prima de mi madre; Merced “La Serneta”, considerada la madre del cante por “soleá”, que nació en Jerez en 1840; Francisca Méndez Garrido, “La Paquera de Jerez”, mi tía carnal, posiblemente la cantaora más bravía que ha dado este arte; Fernanda Jiménez Peña, “Fernanda de Utrera”, nació en 1923 y fue nieta de Fernando Peña Soto, “Pinini”, gitano carnicero nacido en Lebrija en 1863, que ha sido el cabeza de una amplísima dinastía flamenca durante el siglo XX.

Igualmente, La Susi podría presumir de formar parte de una saga flamenca muy importante. Nació en Alicante en el seno de una familia llena de artistas y siendo una niña se fue a Madrid con su hermano guitarrista, mi amigo Joaquín Amador, quien se casó con Manuela Carrasco, la diosa del baile gitano. Pero de las bailaoras hablaremos otro día.

Y también nos dejó Dolores Abril, la inseparable pareja de Juanito Valderrama

Fue famosa cuando se unió a Juanito Valderrama. Ninguno de los dos eran gitanos, pero ¿qué más da? Ambos se sentían flamencos y Valderrama consiguió ser un artista de primerísima línea, reconocido y respetado por toda la afición, incluidos los artistas gitanos. Dolores nació en Hellín (Albacete) en 1935 y murió el otro día con 85 años. Valderrama, que era 20 años mayor que ella, nos dejó en 2004.

A ambos los conocí y los traté personalmente. Por alguna carpeta traspapelada hay una fotografía en la que aparezco sentado entre ellos dos en una peña flamenca de Cornellá. ¡Dios mío, qué tiempos aquellos!

Descansen en paz los tres y no se corten en obsequiar a los ángeles del Paraíso con una fiesta como la que nunca habrían imaginado.

Defendiendo la identidad: llegan los II Kerdiphen Romani Čhibako, los Premios a la Lengua Romaní

Cartel de la entrega de premios virtual de este año / Cedida

A lo largo de la historia, el idioma y el patrimonio cultural de los gitanos se ha visto constantemente amenazado, expropiado y en peligro; por eso la comunidad gitana en España, pero también en otros países, trabaja con ahínco ya no solo para protegerlo, sino también para promocionarlo.

Esta es la filosofía que hay detrás de Kerdiphen Romani Čhibako, los Premios a la Lengua Romaní, que este año celebran su segundo aniversario, que tienen como objetivo conmemorar la lengua romaní – uno de los instrumentos identitarios más potentes de la comunidad gitana- y que se otorgarán el próximo 5 de noviembre, Día Mundial de la Lengua Romaní.

Los premios son otorgados por Savez Roma u RH «KALI SARA» de Croacia y el Ajuntament de Barcelona a través de Seo Cizmich, Embajador Honorífico de la Lengua Romaní.

Este año los galardonados han sido Carlos Muñoz, Rafael Perona, Nicolás Jiménez y la Asociación Lachó Bají Calí. En la primera edición se reconoció la labor de Ignasi-Xavier Adiego Lajara, catedrático de Lingüística Indoeuropea de la Universitat de Barcelona (UB) y de Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya, presidente de Unión Romaní. El galardón asociativo se entregó a la Fundación Privada Pere Closa y el reconocimiento institucional al Programa de Pueblo Gitano y de la Innovación Social de la Dirección General de Acción Cívica y Comunitaria del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalitat de Cataluña.

Los galardones que se entregan este año a los 4 premiados / Cedida

La actual situación de crisis sanitaria hace que este año no se pueda celebrar la entrega de premios como es debido, por lo que se realizará con un acto online que será retransmitido por Youtube y a través de las redes sociales de Romano kher.

El acto virtual contará con el discurso inaugural de Seo Cizmich, Embajador Honorífico de la Lengua Romaní, así como con las intervenciones de Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya (Unión Romaní), Ramón Vílchez (Departament de Benestar i Familia de la Generalitat de Catalunya) y Daniel Granados (director de Cultura Viva del Ayuntamiento de Barcelona ICUB).

Durante el acto se proyectará el cortometraje Baró Istardiphen, en el que se explican los hechos de la Gran Redada del 30 de julio de 1749 y se finalizará con a interpretación musical de Costi “el chato”.

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